viernes, 16 de mayo de 2008

AYER VIVIMOS UNA JORNADA FESTIVA GRACIAS AL PATRÓN, SAN EUFRASIO



Esta semana la cerramos después de un día festivo que ha sido ampliamente compartido por la ciudadanía. La posibilidad que a los más afortunados les ha brindado la festividad local de san Eufrasio y de san Isidro les ha permitido disfrutar de unos días extras de vacaciones, que suponemos las habrán vivido con intensidad que merecen. Por otra parte, aunque es loable el empeño y el esfuerzo que desarrolla durante todo el año la hermandad del santo varón, al que nos referíamos ayer, con el fin de hacernos partícipes de la importancia histórica que han tenido para nuestra ciudad su patronazgo y sus enseñanzas, y así conseguir más apoyos para toda la programación preparada especialmente para estos días, es evidente que la gran fiesta de Andújar es la romería de la patrona y que sobre el resto de convocatorias religiosas y lúdicas pasa casi de puntillas. Sin embargo, como empeño y fuerza no le faltan a los integrantes de la hermandad, que han demostrado sobradamente a lo largo de los años su capacidad de trabajo para el realce y la veneración de san Eufrasio, lo lógico es que en poco tiempo consigan sus pretensiones, que pasan irremediablemente por la construcción de una parroquia en la que poder dignificar como merece al patrón de la ciudad y de la diócesis.

Es verdad que se dieron los primeros pasos, que se consiguieron los terrenos idóneos para la construcción del ansiado y necesario templo, y que el acto de la colocación de la primera piedra contó con el apoyo de la santa sede, que para eso envió al nuncio de su santidad a presidir el acto. Sin embargo, de si existe dinero específico para este menester, de si se desarrollan actualmente los trabajos que demanda semejante compromiso y de si hay posibilidades reales de conseguirlo, nadie sabe nada. No ha sido la primera vez que hemos escuchado que la intención es que la obra sea costeada por la ciudadanía, pero tampoco conocemos si de verdad será así, ya que hasta el momento nadie ha movido ficha. Sin embargo, el espacio físico en el que se construiría esta parroquia existe y es visible en la barriada Puerta de Madrid, aunque ha sido invadido en varias ocasiones y estamos convencidos de que de lo que se guardó bajo tierra el día de la ceremonia de la colocación de la primera piedra, ya no queda nada. Al principio, quizá cuando menos convienen las declaraciones pomposas y las promesas expresadas en público, parecía que las obras del futuro templo comenzarían en unos días. Hoy, el paso del tiempo confirma que todo fue una ceremonia, una puesta en escena que acabó casi al mismo tiempo que el acto como tal.

Alrededor de esta ansiada construcción, sin que nosotros sepamos las razones ni tengamos intención de averiguarlas, lo cierto es que desde siempre ha existido un silencio preocupante, un no querer opinar en público y menos con el dinero de por medio, concretamente sobre si es cierto o no que existía una importante partida económica prevista exclusivamente para este fin y de la que hoy nada se sabe. Desde luego, que el dinero era real y que su destino era ayudar a la creación de este templo al santo patrón, no parece que existan dudas; otra cosa es que al paso encontremos a alguien que sea capaz de hacerse cargo de éstas y nos informe fehacientemente de su destino en caso de que fuera real, detalle que agradecíamos y que sin duda incrementaría la proximidad de la ciudadanía a la dinámica y los objetivos de la hermandad.

Por el momento, la construcción del futuro templo que albergaría al patrón de la ciudad y de la diócesis está aparcada. No sabemos si intencionadamente o no, o sencillamente porque la situación lo requiere, pero la realidad es que la ciudadanía no recibe la información precisa y sólo escucha las quejas públicas de algunos de sus representantes más importantes o de más peso dentro de la hermandad justo cuando llega la celebración de su fiesta. De ahí que quizá debieran plantearse seriamente la necesidad de compartir con el resto de la ciudadanía la situación real de esta ambiciosa obra, y más si tenemos en cuenta que será ella la que deberá soportar el mayor peso económico, porque, recordemos, la idea de que sea construida la parroquia con el óbolo de los devotos y creyentes sigue adelante y, por otra parte, resulta imprescindible.