Encaramado en el monte que los griegos denominaron Orospeda, encontrará el viajero la fortaleza de Segura de la Sierra, desafiando en su altivez todos los horizontes de las tierras de Jaén, situado en plena Sierra de Segura, con una superficie de 225 kilómetros cuadrados y unos 2500 habitantes.
Por su enclave, son numerosos los parajes de este municipio dignos de mención por su belleza y singularidad, empezando por el mismo pueblo. Nosotros vamos a empezar a recomendarles la subida al Yelmo, que es uno de los picos más altos del Parque, superando los 2000 metros de altitud. A mitad de camino nos encontraremos con dos aldeas pequeñitas: El Robledo y el Ojuelo. Numerosos amantes de la naturaleza conocen el camping del Robledo y lo visitan año tras año. Así, pueden disfrutar de la fuente que emana agua procedente de la sierra y de grandes pinos con los que protegerse del sol. En cuanto a la vegetación, podremos encontrarnos con bujes, helechos, madreselvas o clemétidas. Si continuamos ascendiendo por el Yelmo, vamos a descubrir un mirador. Merece la pena pararse allí, aunque sea solo un momentito, pues ante nosotros se muestra un escenario espectacular: el embalse del Tranco, el castillo y los baños árabes de Segura , Hornos, Cortijos Nuevos y, al fondo del valle, Orcera.
Una vez que nos hemos deleitado con lo que la naturaleza nos ofrece, podremos acercarnos hasta alguna de las aldeas de Segura de la Sierra, aunque necesitaremos tiempo para visitar sus 86 puntos de población. Citaremos, no obstante, alguno de ellos, como Moralejos, Trujala, Rihornos, Carrasco o Arroyo Frío, donde también podrán acercarse hasta varias cuevas.
Y vamos ya a adentrarnos en la localidad de Segura de la Sierra, donde enseguida nos daremos cuenta que fue centro principal musulmán de la comarca, como así nos lo dirán la majestuosa fortaleza con barbacana, los castillos y atalayas de su entorno, como la torre del Agua o la puerta Catena. Junto a ella, unos baños árabes organizados en salas para frigidarium, tepidarium y caldarium cubiertas con bóvedas de medio cañón. Antes de la mitad del siglo XIII, Segura fue reconquistada por los cristianos. En el castillo se construyó una torre del homenaje. Si seguimos con nuestro paseo nos vamos a encontrar con la fuente Imperial, construida frente a la iglesia y presidida por las armas y blasones de Carlos V. En cuanto a la iglesia, indicar que está dedicada a Nuestra Señora del Collado y que fue un antiguo templo románico arrasado por las tropas napoleónicas y reconstruido en 1815. En su interior admiraremos varias valiosas imágenes.
Continuaremos nuestro paseo hasta encontrarnos con la casa Consistorial y su bella portada plateresca. El caminante y la caminante en su visita habrán de pasar por la casa del Celemín, el arco de Cavalcavia, la iglesia de los jesuitas, la fuente mora del siglo XII o por la casa reconstruida de doña Mencía de Figueroa, quien casara con el comendador Rodrigo Manrique, cuyo hijo, Jorge Manrique, le escribiera tan sentidos versos a su muerte. De esta época son también el mesón de santo Domingo y el ayuntamiento.
Por otra parte, bueno será conocer su gastronomía, que nos deleitará con la sopa de gancheros, plato popular que tradicionalmente preparaban quienes conducían los troncos río abajo desde las orillas del Guadalimar hasta Sevilla. De la tradición pastoril nos ha llegado el cordero con ajillo pastor, la caldereta pastora, el cordero con ajo cabañil o el pisto gandul. Prueben también el ajo de matanza, elaborado con hígado de cerdo, especias, aceite de oliva, anís silvestre y picado de nueces fritas. Y más recomendaciones: la tortilla serrana, la sopa de conchas de pepino, el ajo de calabaza o el arroz con miel. No me negarán nuestros oyentes que todos estos platos nos ofrecen sugerentes ofertas culinarias.
Terminaremos nuestro repaso de esta semana asomándonos al ciclo festivo de Segura de la Sierra, el cual nos invita, en octubre, a las fiestas en honor a la virgen del Rosario, donde la patrona es llevada a hombros por las mujeres de la villa. Se encienden hogueras en enero, en la festividad de san Vicente. También se encienden lumbres para el día de santa Lucía, nochebuena, que es llamada aquí la noche del niño, san Antón, la Inmaculada y la Candelaria.Y después de este intenso paseo, solo nos queda pedirles que sigan acompañándonos el próximo viernes. Así lo esperamos. Hasta entonces, buena semana.