martes, 2 de abril de 2013

ABRIL DEL ALMA MÍA

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Justo ayer estrenábamos mes. Y no uno cualquiera, porque abril desde siempre ha tenido entre nosotros connotaciones romeras de gran trascendencia para el alma y el cuerpo de quienes viven con intensidad y pasión los acontecimientos que se desarrollan con la Virgen de la Cabeza y su romería como excusa. Por lo tanto, al tiempo que disfrutamos del mes de la primavera, también lo haremos con los actos que, formando parte del pórtico de romería, tendrán lugar a lo largo de estos días. Así, carteles, pregones, citas culturales, peregrinaciones y otros eventos nos servirán de plataforma excepcional para aliviar desencuentros y animar nuestra fe alrededor de la Virgen de la Cabeza, impulsora inconmensurable de nuestros deseos más íntimos y no menos de nuestras necesidades, escasos como estamos de las realizaciones y las ayudas del hombre. Y como la situación del país no es precisamente boyante y mucho menos la nuestra, también el encuentro de este año con María Santísima, por mucho que se empeñen en colorearlo y adornarlo de sofisticados mensajes, volverá a ser popularmente reivindicativo, el rosario de peticiones y demandas superará con creces cualquier otra cita y nos volveremos a encontrar sin respuesta a tanta necesidad.


Es ahora cuando de verdad se nota la presión social en la que nos desenvolvemos, cuando a lo lejos percibimos que no participamos de la misma manera de lo que es de todos sencillamente porque las diferencias económicas se encargan de clasificarnos como pudientes o no. Así las cosas, quizás sea el momento de aceptar que no siempre se justifica el gasto como billete imprescindible para la diversión y el disfrute, y sea entonces cuando de verdad vivamos con intensidad y apasionamiento lo que en otras citas haya supuesto solo cantos, palmas y jolgorio. El ser humano, en su complejidad absoluta, es capaz de responder con sorprendente firmeza a situaciones que no ha vivido antes y que, por las circunstancias que la vida le ha propuesto y la situación económica impuesto, es capaz de superar gracias a su fuerza interior.

Y de este tipo de gentes es de lo que más necesitados estamos, de personas capaces de  recomponerse ante la adversidad y plantarle cara a los malos tiempos basándose en sus convicciones. De otra forma no se entiende que entre nosotros se produzca anualmente, justo al llegar abril, la especie de mutación colectiva que tanto llama la atención en el exterior y que nos permite aparecer ante el mundo con nuestras obligaciones terminadas y convencidos de que nuestras posibilidades son infinitas. Ella, que tanto y tan bien nos conoce, es la responsable del milagro y la que nos infunde la paz que nos permite reconocernos incluso en situaciones de complejidad excesiva que por el momento nos daña en lo más íntimo.

La romería ya ha sido convocada y a partir de este momento es como si se desatara el nudo de la alegría que tanto esperábamos y seamos invitados formalmente a disipar malos pensamientos y olvidar que el mundo se ha complicado exageradamente y que nosotros, lo queramos o no, formamos parte de él, y precisamente de la parte más débil, porque es en nosotros sobre quienes de manera terrible ha caído la peor parte. Y por eso es fundamental que nos unamos a la fiesta, porque eludiremos las penas con la Virgen como excusa y eso no siempre lo sabremos agradecer como merece. Y justo ahora. En abril.