Imprimir
Desde hacía muchos años, si exceptuamos 2011,
cuando el número de fallecidos alcanzó la cifra de cuarenta, nunca estas cifras
fueron tan alentadoras en un período de tiempo muy concreto y con millones de
vehículos en nuestras carreteras. Un ejemplo: en los años sesenta, que fue
cuando se decidió controlar los movimientos de vehículos en esta semana, los
resultados estuvieron muy cerca de los noventa muertos. Y es que veintiséis
este año, siempre teniendo como referencia comparativa los ejercicios anteriores,
nos parece sinceramente un hito en la imparable cifra que se acumula a lo largo
del año, y más cuando veníamos asistiendo a un imparable y preocupante aumento de los números
relacionados con la accidentalidad en carretera. En la fiesta cristiana por
excelencia de este año, como ya hemos dicho, veintiséis personas se dejaron sus
vidas en la carretera, mientras setenta y ocho resultaron heridas de gravedad.
En principio, aunque debemos recordar que desde hace unos meses Tráfico
gestiona la accidentalidad basándose en plazos diferentes y que estas cifras
pueden cambiar justo cuando hayan transcurrido éstos, el descenso ha
representado nada menos que diecinueve víctimas menos con respecto al año
pasado. En cuanto al número de desplazamientos controlados, también ha
experimentado una significativa caída, ya que, aunque Tráfico en un principio había
anunciado trece millones de viajes de largo recorrido, con un importante
aumento sobre el año pasado, la cifra se ha visto reducida casi en un millón.
Con respecto a las causas, de nuevo las salidas de
vía han vuelto a ser protagonistas en los accidentes más comunes. En relación
con la clase de accidente, en el que participa de manera determinante el exceso
de velocidad, han muerto ocho personas. Detrás, las colisiones frontales, que
se han llevado la vida de seis personas; finalmente, las frontales y laterales, con de otras seis.
A estas cifras sumamos los dos fallecidos por el derrumbe que se produjo en un
puente en el término municipal de Fuencaliente, provincia de Ciudad Real.
Naturalmente, las carreteras también han participado en la accidentalidad
registrada, y han sido concretamente veintiuna las personas han muerto en un accidente en vías
secundarias, solo una en autopista y otras cuatro en autovías. Como podemos
ver, nuevamente las carreteras secundarias, una de las principales
preocupaciones de Tráfico durante la operación especial de Semana Santa, han
sido las que más han participado en el número de accidentes y sus consecuencias.
Sin embargo, seguimos comprobando que son escasos los usuarios que se adaptan a
la velocidad exigida y muchos más los que hacen todo lo contrario. Finalmente,
el grupo de edad con mayor número de víctimas mortales ha sido el comprendido
entre los 25 y los 34 años, con siete fallecidos, uno más que en 2012. De
hecho, es el único grupo que ha experimentado un incremento.
Por supuesto, el uso que se habitualmente se hace,
por parte de los usuarios, de los elementos de seguridad que montan sus
vehículos, es otra de las máximas que Tráfico mantiene en activo
permanentemente. Las razones son obvias, ya que, por ejemplo, en la semana que
analizamos se ha comprobado que el único fallecido conduciendo un ciclomotor no
tenía el casco puesto. Además, dos usuarios que conducían automóviles no tenían
abrochado el cinturón de seguridad. Si sabemos que ambos elementos, casco y
cinturón, son determinantes a la hora de valorar las consecuencias de un
accidente, estamos obligados a deducir que las tres muertes pudieron evitarse.
Resumiendo, que se ha conseguido entre todos que las cifras de accidentalidad
durante la pasada semana santa hayan resultado alentadoras. Y si alguien merece
nuestro aplauso, sin duda éste es para los conductores.