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Demasiadas coincidencias entre la
semana santa del año pasado y la de éste como para que no hayamos caído en la
cuenta de creer que andamos gafados, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco
la de 2011 nos permitió disfrutar de lo que tanto nos apasiona. Destacar, no
obstante, la gran capacidad comprensiva de las mujeres y los hombres de las
hermandades y cofradías, que han vuelto a demostrar que las consecuencias de la
fuerza mayor exige la misma entrega aunque ésta les llegue vacía de frutos,
porque debemos recordar que el trabajo ha sido el mismo, si no más, y el
resultado no tan efectivo. Las hermandades que han podido desarrollar sus
respectivas estaciones de penitencia lo han hecho como siempre, que es lo mismo
que decir que mostrando y demostrando que la imaginación, el buen gusto y el
esfuerzo acaban dando resultados positivos. Esta es la gran suerte que nuestra
ciudad no siempre entiende y que tanto nos diferencia del resto de la oferta
provincial, contribuyendo de manera contundente a que sean muchas las personas
que cada año deciden que Andújar bien vale una visita en tiempos de pasión.
Pero no todo ha sido fácil. El trabajo desarrollado a lo largo del año, y del que nosotros hemos venido dando cumplida cuenta conforme se nos hacía partícipes de ello, desde las innovaciones de las hermandades a las recuperaciones de imágenes, supone la consolidación de las ilusiones de las cientos de personas que dedican su tiempo a una labor tan hermosa como silenciosa y poco agradecida por parte de quienes finalmente acaban siendo los grandes beneficiados. Ha sido así desde siempre y tampoco es cosa de que elijamos este momento como idóneo para reclamar a quien corresponda lo que evidentemente nuestras hermandades y cofradías se han ganado a pulso, aunque no nos negarán que es una situación recurrente y de justificada necesidad cuando tanta desidia se aprecia entre quienes deberían responder con generosidad a algunas de las necesidades de este colectivo, que, por cierto, no siempre son económicas.
Por nuestra parte, dar y recibir de quienes tanto hacen por nosotros nos parece una actitud positiva, repleta de generosidad y apoyada en personas de gran convicción católica y cristiana que en contados casos estorban o influyen en el devenir de la ciudad y sus moradores. Consecuentemente, cuando tanto esfuerzo es capaz de diluirse socialmente vestido de aparente intrascendencia, lo menos que se nos ocurre es agradecerlo desde nuestras convicciones más profundas y sinceras. Así, es bueno que sepan las mujeres y los hombres de nuestras cofradías y hermandades, excepcional cemento sobre el que se sustentan nuestras más arraigadas tradiciones de pueblo cristiano, que cuentan con la incondicional disposición de una ciudad expectante, agradecida y presta al esfuerzo para cuando sea necesario.
Andújar, ciudad cincelada en crisoles de solvencia cultural milenaria, no elude un acontecimiento de la envergadura que nos propone anualmente su agrupación de cofradías y hermandades. Ellas y ellos representan una clase de gente esperanzadora, repleta de valores, consecuentes con la sociedad con la que comparten sus vidas, apasionadas por lo que hacen y completas en los valores que se entienden imprescindibles para incorporarse sin complejos al mundo al que pertenecen. Y precisamente porque estos valores parecían perdidos y por la impagable disposición a rejuvenecer los sentimientos de la comunidad que desarrollan a diario, tenerlos como amigos es un lujo que desgraciadamente no solemos agradecer como merecen. De nuevo, desde Radio Andújar, gracias a todas y todos.