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Efectivamente, el Gobierno viene
avisando desde hace meses y, como era de esperar, no tardará en implantar un
nuevo control sobre los vehículos en forma de impuesto directo. El objetivo es
que éste deje de estar vinculado a los caballos fiscales de los vehículos, que
es como actualmente está en vigor, y pase al grado de contaminación que éstos
emiten. El Gobierno quiere modificar así durante este año el Impuesto sobre
Vehículos de Tracción Mecánica, conocido entre los usuarios como el sello o
impuesto de circulación, para vincularlo al apartado de impuestos
medioambientales, y con el objetivo de que el nuevo gravamen entre en vigor en
2014. Así lo entendemos o deducimos una
vez comprobado el texto que figura en el Plan Aire 2013-2016, que tiene por
objeto mejorar la calidad del aire que respiramos y que ya ha sido sometido al
preceptivo plazo para la participación pública por parte del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medioambiente. De esta forma, el impuesto de
circulación, que seguirá siendo de competencia municipal, dejará de estar vinculado
a los caballos fiscales de los vehículos y pasará a depender del grado de
contaminación de éstos medida por sus emisiones de CO2 a la atmósfera.
La reforma de este gravamen de larga trayectoria, que correrá a cargo de
Esta decisión del Gobierno puede ser
interpretada desde diferentes perspectivas, puesto que, ligada al interés
general de la ciudadanía sobre un mejor aire que respirar, sobre todo en
grandes ciudades, se entiende como prioritario. El problema es si también los
ayuntamientos con un escaso parque automovilístico deciden aumentar, recuerden
que solo lo pueden hacer en un máximo de un dos por ciento sobre los niveles
actuales, el pago final con el fin de recaudar más amparándose en la normativa
a implantar, que no crean ustedes que sería algo descabellado teniendo en
cuenta la pésima situación económica de la mayoría de los ayuntamientos de
nuestro país.
La realidad es que los vehículos en
las ciudades representan no solo un peligro para los peatones y el resto de
usuarios, sino que son unos intoxicadores natos, capaces de hacer el aire
irrespirable y de proporcionar a sus vecinos y vecinas las enfermedades propias
que se derivan de este tipo de contaminaciones. En esta ocasión también se ha
tenido en cuenta que el vehículo que más contamine pague más, que solo los
encontramos en los modelos con muchos años cumplidos y todo lo contrario que los
equipados con las nuevas tecnologías.