jueves, 28 de enero de 2016

CORRUPCIÓN EN MIAMI… O EN VALENCIA?

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El tema de la corrupción en nuestro país es realmente preocupante. No pasa un día en el que no conozcamos un nuevo caso que añadir a los cientos que se acumulan en juzgados y las prisiones, además de en la memoria de parte la ciudadanía, aunque ésta, que debe andar en el despiste y en la indolencia, parece no querer saber quiénes protagonizan el descarado robo que han venido haciendo sistemáticamente del dinero de todos, porque recordemos que los millones de euros de los defraudadores, las mordidas que se han procurado a lo largo de los años en los que han estado al frente de las instituciones, son nuestros, nos pertenecen, y con ellos se han podido y debido desarrollar cientos de proyectos que debían beneficiar directamente a quienes están más necesitados, y recuerden que son millones los que andan pidiendo ayuda para subsistir. Mientras los interesados en manchar de lodo a toda la clase política insisten sobre todo en los ERE de Andalucía, que tienen tela y que anuncian que aún tienen cuerda para rato en los juzgados, la realidad es que nuestra tierra es un mínimo ejemplo de lo que ocurre en Valencia, en donde parte de sus representantes políticos, especialmente los ligados al Partido Popular, están más untados que las tostadas.

Ahora, entre los veintitantos detenidos y puestos a disposición judicial nos encontramos con nada menos que un exalcalde y expresidente de la Diputación de Valencia, el señor Rus, que hasta ahora ha sido el único máximo representante de un ayuntamiento, concretamente el de Xátiva, que, entre sus vehículos, poseía un Ferrari. A lo largo de los años que estuvo al frente de las instituciones, todo indica que parte de su dedicación no fue otra que la de derivar dinero público y redirigirlo hacia paraísos fiscales para luego devolverlo limpio, es decir, pasar de negro a blanco como si nada. Visto lo visto, echar mano de los expedientes abiertos y cargos electos que tuvieron que dejar por las acusaciones judiciales y los escándalos que firmaron, asegurar que esa hermosa tierra ha estado en manos de auténticos saqueadores no es ninguna aseveración que no podamos justificar. Desde su máxima autoridad, el señor Camps, que aún está por contrastar su verdadera responsabilidad en los casos que tiene abiertos y que por ahora disfruta de absoluta libertad, hasta compañeros del alma como el presidente de la Diputación de Castellón, señor Fabra, y ahora el de Valencia, que se dice pronto, pero que en realidad se trata de los primeros espadas de un partido que ha dirigido el país a lo largo de muchos de los años de la democracia. A todo esto, por si le faltaba algo al asunto de la corrupción valenciana, la excaldesa de Valencia, la señora Barberá, anda estos días bajo de lupa de la Fiscalía.

Los casos de corrupción, repetimos, aparecen casi a diario y casi todos los partidos se ven reflejados en ella. Cierto que los populares llevan ventaja al resto y que casi con toda seguridad llegarán a la meta los primeros, pero debemos ser coherentes y reconocer que no faltan casos firmados por Convergencia o por PSOE, entre otros. Sobre los recién llegados, habrá que darles un margen de confianza y cargos de responsabilidad en los que se mueva dinero público para tener la certeza de si meten la mano donde no deben o se mantienen al margen. Sobre todo, por saber de su insistente denuncia sobre los corruptos cuando algún día les llegue, si es que es así, porque por el momento solo son conjeturas. El tiempo, que es un juez infalible, colocará a cada cual en el sitio que le corresponda.