Digamos que ha comenzado el mes de diciembre con buen
pie. Parece como si se hubieran puesto de acuerdo todos los actores llamados a
intervenir y que, una vez engrasada la máquina adecuadamente, el resultado se
anuncia beneficioso para la convocatoria. El viernes, primer día del mes, a las
siete y media de la tarde, con sorpresa incluida, se encendió el alumbrado
navideño que a la caída de la tarde inunda de luz y color una buena parte de la
ciudad, aportando lo que se conoce como espíritu navideño. Antes, el jueves, se
puso en marcha el mercado de Navidad, que primera vez ha sido presentado en
sociedad y que, a falta de la opinión de los empresarios que han acudido a la
cita convocada por el Ayuntamiento, parece que ha conseguido al menos los
objetivos mínimos que se propusieron. A partir de este instante, el comercio de
la ciudad, que es el objetivo de los organismos y organizaciones implicadas en
su futuro, ha comenzado su gran campaña de ventas y que en muchos casos salva
la temporada de algunos de ellos. La programación prevista en las calles para
que se impliquen y la disfruten sobre todo los menores, confirma el interés que
muestran los responsables de esta área municipal, y a la que añadimos un
elemento que se ha hecho imprescindible en los últimos años, el trenecito. Con
un gran atractivo entre los más pequeños, recorre las calles más importantes de
la ciudad anunciando las fiestas al tiempo que muestra a los viajeros parte de
la gran oferta comercial de nuestras tiendas. Este apartado, vital para los
clientes, un año más se ha cubierto con estilo y con mercancía suficiente, a lo
que en esta ocasión los empresarios del sector han unido contención en los
precios, fundamental también para conseguir más penetración en el mercado y la
fidelización del comprador.
Este mes, además, nos convoca a muchos de nosotros a
las mesas de restaurantes y fogones con el compromiso de cumplir con la
tradición de compartir con familiares, amigos o compañeros de trabajo las
conocidas como comidas o cenas de Navidad. Normalmente, todos ellas nos
proporcionan grandes momentos, algunos incluso inolvidables, de los que luego
nos pasamos medio año hablando. Si hay que ponerle un pero a la mayoría de
ellas, sin duda que los excesos ganan por goleada. Comemos demasiado, bebemos
lo que no somos capaces de ingerir a lo largo del año y, lo más preocupante,
nos gusta acudir a ellas y volver a casa con nuestro coche. Las consecuencias
que suelen derivarse de este error sin duda que es la denuncia que te puede
caer o el accidente en el que te puedes ver envuelto. Y todo porque lo de usar
el taxi o que te lleve alguien al lugar de la cita no acabamos de entenderlo
como la mejor decisión a tomar. Por eso, si la mesa a la que somos convocados
está alejada del centro, ni lo dude, no ponga en marcha su coche. Naturalmente,
si se compromete a no beber, ¿por qué no?
Lo dicho, señores y señores, que nos han preparado una
serie de encuentros, eventos y celebraciones que debemos aprovechar si queremos
vivir estos días tan entrañables como merecen. Los que han hecho el esfuerzo
para que el conjunto quede a la altura deseada también han pensado en las
personas que vienen a visitarnos; unos, porque encontrarán lo que buscan para
regalar, equipar sus hogares o llenar los armarios; otros, porque regresan a
casa en busca de los suyos aprovechando las vacaciones navideñas. ¿Nuestro
deseo?, que encuentren una ciudad que ha sido preparada especialmente para
recibirlesy que les permita disfrutarla, para eso se han cuidado todos los
detalles, para su comodidad y disfrute. ¡Ahora, a vivirla!