Hasta aquí hemos llegado. Por
este año hemos cubierto nuestras apariciones habituales antes del informativo
de las 13 horas. Ocurre todos los años y éste no iba a ser menos. Por lo tanto,
volveremos de nuevo después de Reyes a seguir compartiendo la actualidad con
ustedes desde la particular y objetiva mirada de la gente de Radio Andújar, que
puede o no coincidir con sus opiniones, pero que la basamos en lo que vemos,
conocemos y compartimos. Sabiendo que acertar en el tema y en su enjuiciamiento
es harto complicado, la propuesta que desde aquí hacemos siempre es la misma:
presentar la noticia para que sean ustedes, los oyentes o lectores, los que se
posicionen y la valoren de acuerdo y conforme la entiendan. Naturalmente,
después de tantos años haciendo rechinar la máquina de escribir y ahora el
ordenador, por el camino nos hemos encontrado de todo, aunque les podemos
asegurar que siempre hemos contado con la comprensión y el apoyo de una gran
mayoría, que, por otra parte, es la que nos hace acudir cada día al micrófono y
exponerles nuestra opinión. En cuanto a los que no acaban de aceptarnos, lo
entendemos y los respetamos en la misma medida que lo hacen ellos, aunque algunos
sabemos que son irreconciliables y que ni siquiera el intento serviría para
algo. Sin embargo, cuando un medio de comunicación no está atado a cadenas
nacionales ni depende de Administraciones exigentes y controladoras, ni tiene
interés alguno en ligarse a colectivo, partido político u organización
cualquiera, el trabajo es mucho más cómodo y llevadero, independientemente de
que se cumpla la máxima de que es sencillamente imposible caerle bien a todo el
mundo. Nuestra línea editorial, una vez la ciudad nos permitió utilizar su
nombre para recorrer el mundo presumiendo de gentes, de paisajes, de parque, de
fauna y flora, de gastronomía y de monumentalidad, ha sido siempre la misma:
defender a ultranza y contra viento y marea el futuro de sus habitantes,
trabajar por lo inmediato, denunciar las patrañas firmadas por quienes solo han
querido sacar provecho de su dedicación, de quienes han podido y no han querido…
Si por todo esto merecemos su crítica, bienvenida sea, que de todo se aprende.
Eso sí, por educación y compromiso, que se argumente, porque lo de opinar sin
dar la cara, entiéndanlo, es una actitud cobarde que solo valoran los que están
cerca y casi siempre porque el líder necesita de loas y beneplácitos para
seguir viviendo en su personal burbuja.
A todo esto, a la vuelta
recuperaremos los trabajos, compromisos o promesas que, iniciados o no, creamos
merecen nuestro apoyo o nuestra denuncia. Son muchos los frentes y más las
justificadas necesidades de la ciudad y sus habitantes como para que las
ignoremos o simplemente pasemos por ellas de puntillas. Como decíamos el pasado
martes, Jaén, su provincia, merece más y es hora de que entre todos apoyemos a
quienes luchan por conseguir un mejor porvenir para los que vienen detrás
empujando, evitando de esta forma la huida de licenciados y mano de obra
preparada hacia lugares más prósperos. La respuesta está en manos de la clase
política, la única que puede y debe influir en cambiar el rumbo de años que
vamos a la deriva y sin que vislumbremos algo de luz cerca. El tiempo de dar la
cara, de afrontar la situación cada uno desde el puesto que posee está obligado
a interpretar, ha llegado. Ahora, a no dejar que los protagonistas de este
nuevo relato vuelvan a dormitar en los sillones de sus respectivos parlamentos.