Nos enfrentamos, cara a cara, con unos días que para
muchos de nosotros representan un oasis en el camino, una oportunidad
extraordinaria para el descanso, para reunir fuerzas ante las fiestas que se
nos vienen encima en un par de semanas… En definitiva, que cada cual se
encargará de darle forma a sus proyectos si tenemos en cuenta que el jueves,
que es el que se encuentra entre el miércoles, día de la Constitución, y el
viernes, que es lo es de la Inmaculada, serán más los que se queden en casa
disfrutando de su ocio o realizando sus proyectos, para lo que solo es
necesario tiempo libre para dedicarle. Se lo tomen ustedes como mejor les
parezca, la realidad es que estos días de puente miles, millones de personas,
los aprovecharán para desplazarse en busca de la familia con la que no podrán
reunirse los días clásicos de Navidad, como es el caso de las noches del 24 y
la del 31. Solo por eso conviene prepararse para el desplazamiento, sobre todo
si nuestro destino se encuentra por encima de la comunidad de Madrid, que es
donde nos encontraremos con un tiempo atmosférico que no nos va a facilitar el
camino. De hecho, la semana pasada hemos tenido pruebas suficientes de lo que
les decimos, con cientos de carreteras cortadas, puertos en los que eran
necesarias las cadenas y con accidentes de todo tipo. Por lo tanto,
aprovechando la oportunidad que tenemos de compartir con todos ustedes, lo
mejor que se nos ocurre es ocuparlo con algunas informaciones relacionadas con
lo que volvemos a repetir, será un desplazamiento masivo de personas y vehículos
por todo el territorio nacional. Por otra parte, como el próximo viernes no
acudiremos a la cita de las trece horas, será hoy cuando lo dediquemos a la
carretera, al cuidado de nuestro vehículo y, en definitiva, todo lo que esté
relacionado con el tráfico rodado.
Primero, si el viaje discurre por carreteras en las
que lo más probable es que nos encontremos con niebla, hielo o nieve, asumir
que existe la posibilidad de vernos envueltos en largas paradas o en cualquier
otra anomalía dinámica, en la práctica nos vendrá muy bien, ya que nos
equiparemos como conviene para casos de este tipo: depósito de combustible lo
más completo posible, linterna, teléfono cargado y su correspondiente cargador,
agua, mantas suficientes para los pasajeros que vayamos, herramientas mínimas
pero imprescindibles, cadenas de cualquier tipo, alimentos en forma de galletas
o parecidos por si la parada se alarga más de lo previsto… Y, sobre todo,
información meteorológica previa de lo que nos encontraremos por el camino y
evitar de esta forma las sorpresas. Segundo, elegir siempre que sea posible
vías de comunicación transitadas, es decir, dejar a un lado los atajos y
circular por las autovías o nacionales que estén bajo el control de las
autoridades y, por tanto, bajo vigilancia de las máquinas quitanieves y la
imprescindible sal que evita el hielo. En realidad, estos consejos, si
tuviéramos que proporcionárselos a gentes
que residen por encima de Madrid, no servirían de nada, ya que están
suficientemente acostumbrados a copiosas nevadas y otros contratiempos propios
del otoño e invierno, pero en nuestro caso, que formamos parte de una comunidad
en la que la nieve solemos verla de cerca en Sierra Nevada salvo excepciones que
confirman la regla, no creemos que estén de más. Es lo mismo que lo de llevar
las cadenas, que no siempre sabemos utilizarlas y a veces acabamos por
imposible colocarlas. Aunque pueda parecer excesivo, nunca viene mal este tipo
de detalles para evitar accidentes o no poder seguir el camino. Como hemos
dicho en otras ocasiones, el otoño-invierno es mucho más exigente que cualquier
otra estación de año, y a las pruebas nos remitimos. Equiparse para evitar las
consecuencias que pueden devenir de un menosprecio a sus exigencias puede
proporcionarnos un innecesario dolor de cabeza. Es más, si viaja con niños
cuide al máximo todo los detalles.