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Conforme se desembrolla la
crisis catalana, la aparición de nuevos frentes en los que han metido la mano
en el dinero público los dirigentes de la Generalitat van sucediéndose de forma
pausada, pero imparable. Por otra parte, la situación en la que se encuentran los encausados por el
golpe dado al Estado declarando la independencia unilateralmente, no mejora del
todo. Los jueces que dirigen el sumario no acaban de creerse, y hacen bien, los
argumentos que esgrimen algunos de ellos, sobre todo los que podíamos definir
como cabecillas de la rebelión, que ahora se desdicen de sus actuaciones los
días previos a la convocatoria del referéndum y los posteriores asegurando que
nunca se declaró la república catalana ni nada parecido, que todo fue una
parodia de la que, por cierto, renuncian sin ambages. Tal es el momento, la
situación en la que viven desde su encarcelamiento, que algunos de ellos
han jurado una y mil veces que no
volverán a participar en revueltas o asonadas que tengan como objetivo la
independencia. Es más, la que fuera presidenta del Parlament, señora Forcadell,
ya ha dicho no a su partido y a quienes la han propuesto para ocupar el mismo
cargo, aduciendo que está encausada y que no conviene a la entidad que la
presida alguien que tiene asuntos pendientes con la Justicia. Tampoco han
faltado los que, una vez puestos en libertad, han renunciado a sus actas de
parlamentarios alegando asuntos familiares a los que deben atender. El
mismísimo Artur Mas, de un gran peso político en la Generalitat y no menos en
su propio partido, ha hecho lo propio y ha cogido el atajo que le saca de la
actividad política por el mismo asunto, aunque suponemos que los cinco millones
de euros que le exigen los tribunales también habrán sido determinantes a la
hora de tomar su decisión.
Naturalmente, aunque ya
sabemos que los catalanes no son muy aficionados al refranero español, por casualidad
o no parece que han echado mano de uno
de ellos y han optado por una retirada a tiempo aceptando aquello de que cuando
las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar… De otra forma no
se entiende el cambio tan drástico registrado en las declaraciones de todos
ellos, incluido Oriol Junqueras, uno de sus líderes más significados en toda esta
crisis. Ahora renuncian a la unilateralidad sin condiciones previas y le añaden
que son gentes de buenas familias, de convicciones cristianas, socialmente muy
arraigadas y que están dispuestas a interpretar las leyes como corresponde y
desde luego que no volverán a las andadas. Lo que no alcanzamos a interpretar
correctamente es si se trata de una estrategia para salir de prisión y luego
hacer lo que les venga en gana, como ha ocurrido con algunos de los
excarcelados, de una puesta en escena perfectamente ambientada o de un acto de
sinceridad colectivo. Evidentemente, el hecho de que Puigdemont ande huido por
tierras belgas no ayuda precisamente a que la situación se normalice, y más si
tenemos en cuenta las intenciones que tienen
sus compañeros de partido, de que sea investido telemáticamente. Esto sí
que es rizar el rizo, que un puesto político tan importante y relevante sea
ocupado por alguien que se encuentra a miles de kilómetros. Afortunadamente, el
resto de partidos políticos no están por la labor y se prevé otra nueva crisis.
Y todo porque este hombre, consciente del mal que le había hecho a su pueblo y
de las consecuencias legales que se le vendrían encima, eligió salir por pies
en cuanto tuvo oportunidad para hacerlo. Y ahí está, apoyado por sus fieles
seguidores, que ven en él al salvador de la patria y la persona que les
devolverá la honorabilidad que dicen han perdido. Desde fuera, que es desde
donde mejor su suelen ver las cosas, todo apunta a que finalmente será detenido
y tendrá que someterse a la Justicia como cualquier hijo de vecino que saca los
pies del tiesto. Y si no, al tiempo.