Como
presagiaban las noticias que hemos ido conociendo a lo largo del año pasado,
nuestra provincia ha registrado nada menos que veintisiete personas fallecidas
en accidentes de tráfico, la mayoría de los cuales lo fueron por velocidad
inadecuada y distracciones, o sea, lo que todos conocemos y que muy pocos
aceptamos como limitaciones. Sin embargo, son los principales factores
causantes de la mayoría de los accidentes con víctimas o heridos graves. En
total veintiséis accidentes de los que, además de los fallecidos, se
contabilizaron cuarenta y cinco heridos graves. Estos números representan un
aumento del 35 % del número de fallecidos y del 36,6 % en el número de
accidentes mortales, porcentaje que debería alertar a los responsables de
Tráfico en la provincia para que, a su vez, hagan lo propio con las
Administraciones con responsabilidad en las carreteras exigiéndoles inversiones
para mejorar la red vial en general y la secundaria en particular, que es
donde, como todos los años, se producen más accidentes. Destacar también que de
las personas fallecidas en accidente, nueve de ellas no hacían uso del cinturón
de seguridad. En el análisis que han realizado los técnicos de la Jefatura de
Tráfico de Jaén vemos que, efectivamente, las carreteras secundarias
registraron un 81 % de los fallecidos, nada menos que veintidós de las
veintisiete contabilizadas. La mayoría de ellas por salida de la vía y
colisiones entre vehículos. En la autovía han sido cinco los muertos y todos
por la misma causa: salida de la vía. Por cerrar un poco más el círculo,
veintidós fueron hombres, y las edades oscilaron entre los 25 y los 34 años,
con 9 fallecidos, seguido de los que están entre los 45 y los 54 años, con
seis.
En
cuanto al trabajo que desarrolla a lo largo del ejercicio la Guardia Civil, los
resultados que hemos conocido ahora nos sitúan ante un panorama preocupante, ya
que de las 2.535 pruebas realizadas para comprobar el consumo de drogas, un
poco más del 30 % de ellas resultaron positivas, concretamente 775. En los de
alcoholemia, sin embargo, los números fueron más llevaderos, puesto que se
realizaron 80.120 controles y positivo dieron 952, apenas poco más del 1 %. Eso
sí, todos ellos estuvieron involucrados en un accidente, es decir, que no fueron
detectados en los habituales controles aleatorios que realizan los agentes de
Tráfico. Sea como sea, es evidente que la carretera sigue marcando las
distancias con los usuarios y que no deja pasar la oportunidad de recordarnos
que el que la hace, la paga. El hecho de que las distracciones y los excesos de
confianza formen parte del comportamiento de la mayoría de los conductores y
que estos dos compartidos defectos sean la causa directa de que los accidentes
aumenten por día, cuando menos extraña que entre todos no le hayamos puesto
remedio. Primero, el conductor; segundo, el Estado. El que conduce porque es
quien tiene la inexcusable obligación de atender las exigencias de la vía,
asumiendo la señalización como algo a respetar sí o sí; el segundo, porque es
su responsabilidad el mantenimiento de las carreteras y no es necesario que
echemos más leña al fuego repitiendo lo mismo de siempre. Es más, ¿cómo es
posible que se nos diga que las vías secundarias son las que más accidentes
registran a lo largo del año y no hagan nada por remediarlo? ¿Será porque no
son competencia directa del Gobierno central y sí de las autonomías? De ser sí,
¿por qué la Nacional IV, especialmente a su paso por nuestra provincia, se
encuentra en estado tan calamitoso? Lo negativo y lo extraño de todo esto es
que se ríen de nosotros, en nuestras mismas narices, y aún no hemos sido
capaces de ponernos de acuerdo en reclamar unidos. Cuanto antes nos demos
importancia, cuanto antes asumamos la enorme capacidad que tenemos para quitar
y poner gobiernos, antes conseguiremos ser escuchados. Mientras, lo mismo de
siempre, algún que otro parche, anuncios de que por fin se mejorará la
carretera y poco más.
Que
la red vial que une la provincia está en un estado tan peligroso como
lamentable lo sabe hasta el más despistado; que no quieren hacer nada por
solventarlo, también. Quizá sería interesante darle importancia al voto que
depositamos en las urnas cuando nos citan a los colegios electorales; quizá.
Desde luego, como revulsivo no conocemos otro mejor.