martes, 9 de enero de 2018

¿VENGANZA EN EL PARTIDO POPULAR?

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La historia que hoy compartiremos comienza en el momento en el que el Gobierno decide el nombramiento del señor Fernández de Moya, por entonces alcalde de la capital, como nuevo secretario de Estado de Hacienda, que para eso precisamente lo había propuesto el ministro Montoro. Hasta aquí nada nuevo sobre la mesa, porque eso de que entre los políticos se ayuden a prosperar no solo se lleva mucho, sino que se entiende. Todo iría bien si no fuera porque el nombramiento conlleva que el designado no pueda compaginar cargos, concretamente el de presidente del partido, en este caso el Popular, en la provincia. A partir de este instante la política provincial de esta organización comienza a ir mal, a complicarse, a tener problemas.  En una situación tan concreta, los militantes que soportaban las decisiones del anterior presidente de no muy buena gana, hartos que estaban de su despotismo y sus chulescas decisiones, deciden unirse para conseguir la presidencia del partido aportando nuevos cauces de entendimiento, nuevas formas de desarrollar los programas de la organización y perspectivas diferentes entre los dirigentes y los militantes. Pero ¡hasta aquí hemos llegado!, que diría el caballero a su escudero….  Fernández de Moya, consciente de que su paso por la política madrileña podía tener los días contados, no quería por nada del mundo dejar el mando de su partido en la provincia por la evidente pérdida de poder que conlleva.

Así, luego de obligar al Gobierno a pronunciarse sobre la incompatibilidad del cargo, el trabajo por desarrollar se centraba en buscar a las personas afines al que se va a los madriles para que todo quede atado y bien atado. Paralelamente, los militantes críticos, que no son pocos, se hacen visibles y esgrimen sus poderes para la consecución del cargo, lo que molesta enormemente al oficialismo de este partido en la provincia e inician la guerra sin cuartel a la que hemos llegado hasta ahora: militantes de gran peso político apartados de lo que comenzó a conocerse como la lista de Fernández de Moya. Dos ejemplos tenemos a mano que por sí mismos muestran las verdaderas intenciones de quienes son capaces de darlo todo por no perder protagonismo; uno, Miguel Moreno, actual alcalde de Porcuna, ganador absoluto de todas las elecciones en las que ha participado y actualmente con gran apoyo popular. Otro, Jesús Estrella, el hombre que ha dirigido Andújar hasta las últimas elecciones y luego de doce  años seguidos presidiendo la Alcaldía. Para el Partido Popular provincial de nada ha servido currículos tan completos y exitosos. Naturalmente, las consecuencias sobrevenidas por colocarse al frente del oficialismo que en la sombra controla Fernández de Moya no se iban a detener solo haciéndoles perder las elecciones de régimen interno convocadas y ganadas parece que de forma dudosa. Lo último que hemos conocido demuestra la gran capacidad de una organización política con los que se salen de las normas y critican sus decisiones: Jesús Estrella destituido de su cargo como diputado provincial. Sin más. Eso sí, adornado el cese con las habituales declaraciones afirmando que se trata de cambios de estrategia de partido y en ningún caso de venganzas personales.

El Partido Popular de la provincia, sin embargo, se equivoca. A la comarca norte se le ha  eliminado un claro defensor de sus derechos y sus demandas, y este detalle debe ser explicado como merece una zona provincial de gran peso específico por su densidad demográfica y situación económica. El trabajo desarrollado hasta ahora por los integrantes de la ejecutiva de este partido en Andújar, y muy especialmente el de su presidente, señor Estrella, ha sido muy fructífero para las siglas del partido. Y quienes no estén de acuerdo, que lo demuestren.