Ya ven ustedes, volvemos a la tarea convencidos de
que, de chiripa, hemos superado las convocatorias festivas de final y
principios del año. Llegamos, como siempre, sin haber cumplido uno de nuestros
deseos más compartidos, como es el caso de que nos tocara la lotería de Navidad
o del Niño. Si acaso, habremos cumplido un sueño no menos importante, como es
comprobar que los familiares y amigos que andan fuera a lo largo del año se
encuentran bien de salud y con ganas de volver en la próxima ocasión. En
realidad, la vida sigue igual, monótona y cansina, lenta y poco ilusionante. En
cuanto al desarrollo de los días de fiesta los podemos calificar como intensos
y compartidos, que para eso los conocemos como los más entrañables del año y cuando
más generosos y solidarios proclamamos ser. Políticamente, iniciamos el año con
los presupuestos aprobados, confirmándose las promesas hechas por el gobierno
municipal con respecto a cumplir estrictamente con sus obligaciones, y una de
ellas, quizá la más importante, es precisamente, comenzar el año con las
cuentas por estrenar. Nos cuentan las crónicas que vuelven a ser unos números
solidarios, que se ha vuelto a colocar en el punto de mira a la ciudadanía para
no hacerle pagar los platos que se rompieron hace años y que mantienen a
nuestro Ayuntamiento intervenido y controlado. La deuda municipal, enorme y
sostenida a lo largo de los años, se reduce gracias al trabajo y la dedicación
que se ha seguido con este único objetivo: rebajar la presión económica que
representa una deuda que supera el presupuesto del año y las consecuencias
negativas que se derivan de esta sobrecarga para el desarrollo de la ciudad en
todos los órdenes. El DUSI, que se pone en marcha en este ejercicio, aseguran
que definirá claramente cuáles son los programas a desarrollar por parte de
este gobierno municipal. Desde luego, lo cierto es que en este programa no solo
los políticos tienen puestos sus sueños, porque a la par camina la mayoría de
los ciudadanos.
La actualidad, sin embargo, se la ha llevado la
cabalgata de los reyes. Y todo porque se cambió el día de su desfile atendiendo
estrictamente a la información meteorológica que se anunciaba, y que prometía
lluvia justo en las horas previstas para su recorrido, y porque parece que
algunos policías locales no han encontrado mejor forma de conseguir sus
exigencias que ridiculizar a su ciudad protagonizando una estudiada y absurda
puesta en escena. Debe ser cosa de que muchos de los nuestros andan ociosos o
con ganas de incordiar, y no menos los
interesados en el desgaste de la clase política, porque de otra forma no
se entienden algunos de los comentarios interesadamente publicados, que tienen
como único objetivo menospreciar la decisión del equipo de gobierno.
Evidentemente, llover, llovió; eso sí, unas horas después de lo que anunciaba
la previsión. Y eso es precisamente lo que nos llama la atención, porque se nos
olvida que en situaciones comprometidas, cuando hay que decidir lo mejor para
la mayoría, cuando se define la personalidad de quien las toma, lo que se debe
valorar es el conjunto y nunca la generalidad. El hecho es que todos los
informes sobre la lluvia a esas horas del viernes estaban muy por encima de la
media y que había que decidir con todas las consecuencias. Que luego no
salieran las cosas como estaban previstas debemos entenderlo como una simple
anécdota, y más teniendo en cuenta que a los protagonistas de toda esta
historia, los niños y las niñas, les dio igual que se adelantara el desfile.
Las calles estaban repletas de público apoyando a los integrantes de la
cabalgata y la diversión fue compartida. En cuanto a las informaciones que nos
han llegado sobre las quejas de parte de la policía local, nos remitimos a las
declaraciones realizadas por el concejal del área. Por su contundencia y estar
ajustadas a las normas que controlan el régimen interior de este cuerpo, los
que deben de presentar alegaciones deben ser los amotinados.