
En los tiempos que corren, con media España en situación de precariedad económica y la otra media tirando mal que bien del carro de la economía empresarial y familiar, los hombres y mujeres de nuestro Ayuntamiento ahora parecen decididos a enfrentarse con su propio error y anuncian el inicio de un programa económico que aseguran acabaría en unos años con nuestras endémicas deudas y con la peor imagen que nunca haya tenido un equipo de gobierno. Nosotros analizamos la situación de manera claramente diferente, ya que de lo que tratan es de interpretar gestos, de dar buena imagen entre la ciudadanía, aunque en realidad el posible gobierno tripartito que podría consensuarse entre los andalucistas, Izquierda Unida y socialistas es el que los tiene sin sueño. De hecho, con sólo observar el comportamiento público de nuestra primera autoridad, que se muestra paternalista y próximo, percibimos su preocupación por la evolución de este posible gobierno entre las tres fuerzas políticas actualmente en la oposición.
En cuanto a estos protagonistas, recordarles que los tiempos son fundamentales si de verdad se quiere aportar a la ciudad un esfuerzo personal y político que la encamine de nuevo hacia un futuro más comprometido con la ciudadanía. Ya dijimos en su momento que la disyuntiva en la que se encuentran sus dirigentes no es precisamente la más cómoda, pero deben estar preparados para este tipo de situaciones y para ello deben tener preparadas las respuestas que la ciudad necesita y que, por mucho que se lo piensen y sean acosados por las dudas, a ésta lo que le interesa y acaba valorando es que mejoren sus vidas en cuanto les sea posible. Los tiempos en los que los caballos lo tapaban todo, en que unas cuantas calles recibían una capa de asfalto, en que se inauguraban las realizaciones de los que estuvieron antes y que la romería y las carpas por toda la ciudad daban una sensación de tiempos de vacas gordas, no van a volver. A partir de ahora lo que necesitamos y se impone es que la clase política que nos representa, ya en la oposición, ya en el poder, trabaje para la ciudad que los mantiene. Aunque nunca nos han servido, eso es verdad, es ahora cuando menos que nunca necesitamos papel con sello del Ayuntamiento subiendo a los cielos a los regidores y sí realizaciones que nos devuelvan la ilusión.
Una de las más importantes, y que desde hace tiempo tiene a la Casa Consistorial contra las cuerdas sencillamente porque ninguna empresa apuesta por fiarle, es el pago de los casi veinte millones de euros que se les debe. Quienes den el primer paso hacia la consecución de un pago programado y del cumplimiento estricto de los plazos, tiene medio camino recorrido. Mientras a los proveedores se les ignore, menosprecie y se vean obligados a acudir a los juzgados para que les paguen sus facturas, ni esto es un Ayuntamiento ni la nuestra una ciudad que pueda participar sin complejos en el futuro de la provincia y de Andalucía.
Señoras, señores... gracias por su deferencia para con nosotros y ¡hasta septiembre!