
La capacidad que muestra el señor alcalde para solventar los contratiempos que se le vienen encima, es realmente un detalle a tener en cuenta para poder interpretar con rigurosidad el día a día de la ciudad. Uno significativo por demás y que entendemos define fielmente cuál es su personalidad, es la facilidad que tiene para justificar la gran deuda municipal en la que se desenvuelve desde que gobierna. De acuerdo con las cifras oficiales, nada menos que dieciséis millones de euros son de los acreedores; si escuchamos a voces conocedoras de la realidad de la deuda, pero que no quieren mostrarse en público, ésta asciende a veinte millones de euros, y, qué quieren que les digamos, nos creemos más esta última que la primera, teniendo en cuenta el esoterismo en el que se desenvuelve la política municipal. Con todo, no crean ustedes que nuestra primera autoridad muestra solidaridad o consideración hacia los empresarios que se atrevieron a fiarle; al contrario, con toda crudeza anuncia sus intenciones y éstas no pasan ni de lejos por enjugar esta deuda.
Pero no está solo este magnífico político en su idea de acabar con el escaso entramado empresarial de la ciudad, que a duras penas aguanta el tipo. Organizaciones empresariales que a sí mismo se arrogan un desproporcionado protagonismo en la vida política y en el devenir de la ciudad, dejan descaradamente sin amparo alguno a sus asociados y miran para otra parte como si con ellos no fuera esta triste y terrible historia, quizá porque conozcan cauces de aproximación a las arcas municipales que el resto ni siquiera sepa que existan, y disfruten de prebendas y consideraciones especiales. Tampoco faltan a este circo infame quienes forman parte de grupos que se autoproclaman defensores a ultranza de la ciudad cuando en realidad no pasan de ser mansos acatadores de las consignas que les llegan desde la alcaldía-presidencia, y los últimos ejemplos que hemos recogido nos confirman en la idea de que son simples marionetas. Finalmente, sus compañeros, tanto en el gobierno municipal como en el partido, aunque se muestran preocupados y cada vez cuidan menos sus palabras en público, mantienen el tipo y esperan salir airosos de lo que entienden es una descalabrada situación económica, aunque ni ellos mismos se lo creen, y les podemos asegurar que no son pocos y que la disciplina de partido peligra.
Finalmente, estamos de acuerdo en la priorización de los pagos que ha anunciado el señor alcalde, y más ahora, cuando los sindicatos municipales comen mansamente en su mano, pero sinceramente esperábamos más clase, más estilo y más consideración de quien ostenta el cargo de mayor representatividad política de nuestra ciudad.