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Poco a poco la normalidad vuelve a recuperar su protagonismo diario. No obstante, si tenemos en cuenta lo que el temporal nos ha obligado a vivir estos días, se entiende como razonable que en esta ocasión lo deseáramos fervientemente. Casi ciento cincuenta litros de agua han caído en poco más de tres días en nuestro término municipal, especialmente en nuestros campos de labor, que se han visto especialmente afectados, como siempre, por la incompetencia de algunos de nuestros representantes políticos. Unos porque no saben y otros porque no son capaces de adelantarse a los acontecimientos, al final siempre pagan los mismos y precisamente los que menos tienen. Afortunadamente, por lo menos una de las partes implicadas ha respondido a tiempo aumentando de forma adecuada la mota del nivel de agua que discurre por el cauce del Guadalquivir. Aunque les pese a los derribafachadas habituales, decididos enemigos de todo lo que sea progreso y acción, esta vez la Junta de Andalucía ha cumplido con su palabra y ha sido capaz, en sólo ocho meses, de solventar el problema general con el que el Guadalquivir nos ha castigado desde tiempo inmemorial, cada vez que las aguas aumentan su nivel. La mota construida ha sido suficiente y de ahí que haya corrido el agua con facilidad hasta justo el momento en el que se encuentra con gran escollo que representa la presa de Marmolejo, que sigue en pie, desafiante, y manejada por Endesa-Sevillana de forma preocupantemente peligrosa para los intereses de los propietarios de las tierras próximas al cauce del río. El pasado lunes comprobamos que, si los representantes de la plataforma del río no exigen en la misma puerta de la presa que se elevaran las compuertas, les podemos asegurar que otro hubiera sido el resultado de lo que le contamos, ya que las mantenían prácticamente cerradas y el peligro que la situación propiciaba era realmente extremo. Por parte de los políticos locales, de ningún partido, nadie apareció en un momento de extrema gravedad para la seguridad de las personas.
En cuanto a la denuncia de los que se quejan de que en los medios de comunicación locales, provinciales e incluso autonómicos y nacionales siempre salgan los mismos, deben asumir cuanto antes para evitar sufrimientos absurdos, que esta situación se debe a que están allí, al pie del río y ofreciendo soluciones. Los que andan en sus despachos con el teléfono siempre encendido, dicen que buscando soluciones al problema, pierden la oportunidad de poder expresarse, a no ser que lo que en realidad quieran es que sean los medios los que los busquen a ellos. De ser así, que lo digan y eviten con su actitud enfrentar a nadie en contra de quienes tienen más que asumido su papel y lo realizan con absoluta profesionalidad. Para cualquier medio de comunicación que se precie, lo primero es la noticia y luego las personas que puedan aportar un análisis de la situación y no aquellos que sólo buscan lucirse. No se trata de hacer declaraciones más o menos acertadas y sí de echar una mano en donde nos necesiten. En situaciones tan explícitamente peligrosas, nadie debe decirnos que nos subamos la manga de la camisa porque sabemos valorar lo que vemos para luego contárselo a quienes nos lean, vean o escuchen Y, claro, en una situación tan complicada y de tanta importancia social, si los medios de comunicación buscan las consecuencias de las inundaciones allí donde se han producido, lo lógico es que se encuentren con las personas que trabajan en su control y las entrevisten. Menospreciar esta tarea confirma el escaso interés que tienen estas personas por lo realmente importante al tiempo que muestran una manifiesta despreocupación por el futuro de la sociedad a la que representan.
En cuanto a la denuncia de los que se quejan de que en los medios de comunicación locales, provinciales e incluso autonómicos y nacionales siempre salgan los mismos, deben asumir cuanto antes para evitar sufrimientos absurdos, que esta situación se debe a que están allí, al pie del río y ofreciendo soluciones. Los que andan en sus despachos con el teléfono siempre encendido, dicen que buscando soluciones al problema, pierden la oportunidad de poder expresarse, a no ser que lo que en realidad quieran es que sean los medios los que los busquen a ellos. De ser así, que lo digan y eviten con su actitud enfrentar a nadie en contra de quienes tienen más que asumido su papel y lo realizan con absoluta profesionalidad. Para cualquier medio de comunicación que se precie, lo primero es la noticia y luego las personas que puedan aportar un análisis de la situación y no aquellos que sólo buscan lucirse. No se trata de hacer declaraciones más o menos acertadas y sí de echar una mano en donde nos necesiten. En situaciones tan explícitamente peligrosas, nadie debe decirnos que nos subamos la manga de la camisa porque sabemos valorar lo que vemos para luego contárselo a quienes nos lean, vean o escuchen Y, claro, en una situación tan complicada y de tanta importancia social, si los medios de comunicación buscan las consecuencias de las inundaciones allí donde se han producido, lo lógico es que se encuentren con las personas que trabajan en su control y las entrevisten. Menospreciar esta tarea confirma el escaso interés que tienen estas personas por lo realmente importante al tiempo que muestran una manifiesta despreocupación por el futuro de la sociedad a la que representan.
En general, a la ciudadanía la política le importa bien poco, y en nuestro caso menos, que para eso llevamos casi ocho años en permanente campaña electoral. Siguiendo al pie de la letra el consejo de Ostos y Sola, una agencia de primer orden que tiene entre sus clientes a importantes políticos, que asegura que las próximas elecciones se ganan al día siguiente de cerrar los colegios electorales, nuestros representantes no bajan la guardia y ni de lejos se quieren perder una imagen televisiva o una foto en la prensa escrita. Para ellos, lo importante es estar; de lo que le interesa a la ciudadanía que lo hagan otros, que ya se encargarán ellos de criticarlos.