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Pues ya ven ustedes: ha pasado el sorteo de Navidad y, si exceptuamos a los agraciados en general y a los paisanos en particular, todo sigue igual. Es cierto que nos hemos quedado con las ganas, que hemos perdido algunas horas de sueño pensando en lo que haríamos en caso de que tuviéramos suerte, pero poco más. La cotidianidad se impone y debemos incorporarnos al día día como si no hubiera ocurrido nada. Si acaso algo altera nuestras costumbres, sin duda la comprobación exhaustiva que haremos con el listado de los números premiados que obtendremos con la prensa diaria, donde buscaremos los números adquiridos por si acaso. Es más, incluso comprobados, no tardaremos en acudir a una administración a que los pasen por la máquina que confirmará que no hemos tenido suerte para, definitivamente, echarlos a la papelera. Lo paradójico de este ritual es que lo venimos haciendo desde hace años y todas las ediciones nos repetimos que es la última vez que nos excedemos comprando los números que vemos o nos ofrecen. Y no podemos decir que se trate de una costumbre que no podemos controlar, porque en este caso nos vemos obligados a gastarnos el dinero que precisamente no nos sobra. Y de eso sí que nos damos cuenta.
El hecho de que el sorteo navideño se haya convertido en un fenómeno social al que somos atraídos por infinidad de razones, nos alivia en la obligada soledad en la que nos sumimos los perdedores al compartirla de forma tan mayoritaria. No es que estemos en situación de poder decir que mal de muchos, consuelo de tontos, pero casi, porque el momento se debe parecer bastante a lo que nos anuncia el viejo refrán castellano. No obstante, como nos decía un habitual jugador de este sorteo, todo se da por bueno, incluso el haber perdido, porque a cambio ha disfrutado de unos días en los que ha soñado con conseguir dinero en cantidad suficiente como para olvidarse de casi todo. Luego seguro que no es así, que echaremos de menos a los amigos de siempre, a la tarea diaria, pero es lo que se suele oír. Por otra parte, que tampoco faltan los que no reciben la mala noticia de muy buena gana, es cierto que cada uno hace con su dinero lo que quiere y nadie le debe reprochar nada.
En cuanto a los que han sido agraciados con el quinto premio, que adquirieron los décimos en la administración próxima a la plaza Rivas Sabater, darles la enhorabuena y desearles lo mejor. Es cierto que no se trata de una cifra de esas que nos echan para atrás, pero unos cuantos miles de euros le vienen bien a cualquiera, y más estas fechas, en la que todos son gastos. Nosotros, como la mayoría de ustedes, también hemos visto pasar la suerte por la puerta, es decir, que no se ha detenido, dejándonos con la miel en los labios. No obstante, como les decíamos ayer, pronto podremos resarcirnos adquiriendo participaciones del sorteo del Niño, que esta vez, nos decimos convencidos, sí que tendremos la suerte de cara. Ojalá sea así, porque de no conseguir premio, recibiremos dos bofetadas de las que duelen y que estamos seguros nos alejarán de los sorteos de la lotería por unos meses.
Desde el convencimiento sincero de que todo se supera, ahora a lo que debemos dedicarnos es a preparar la cena de Nochebuena, para la que faltan sólo horas. Será entonces cuando tengamos la oportunidad de compartir las viandas con quienes más nos quieren y queremos, con los que no nos fallan nunca, con los que están permanentemente a nuestro lado. Lo queramos o no, es el valor más seguro que tenemos y a él debemos dedicarle esfuerzo y cariño en la seguridad de que nos lo devolverán a manos llenas. Y eso es precisamente lo que queremos nosotros hoy, que sean todo lo felices que puedan, que disfruten intensamente de la noche en la que más amor comparte el ser humano y que, como la vida va a seguir dándonos oportunidades para mejorarnos el futuro, sólo debemos ser pacientes.
Con esa intención nos quedamos. Que ustedes disfruten de la fiesta y hasta la próxima vez que tengamos la oportunidad de compartir este espacio, ya que a partir de hoy, y por estrictas razones laborales que nos demandan otras dedicaciones, no volveremos con Fuente Sorda hasta el año próximo. Felicidades y lo mejor para 2011.
El hecho de que el sorteo navideño se haya convertido en un fenómeno social al que somos atraídos por infinidad de razones, nos alivia en la obligada soledad en la que nos sumimos los perdedores al compartirla de forma tan mayoritaria. No es que estemos en situación de poder decir que mal de muchos, consuelo de tontos, pero casi, porque el momento se debe parecer bastante a lo que nos anuncia el viejo refrán castellano. No obstante, como nos decía un habitual jugador de este sorteo, todo se da por bueno, incluso el haber perdido, porque a cambio ha disfrutado de unos días en los que ha soñado con conseguir dinero en cantidad suficiente como para olvidarse de casi todo. Luego seguro que no es así, que echaremos de menos a los amigos de siempre, a la tarea diaria, pero es lo que se suele oír. Por otra parte, que tampoco faltan los que no reciben la mala noticia de muy buena gana, es cierto que cada uno hace con su dinero lo que quiere y nadie le debe reprochar nada.
En cuanto a los que han sido agraciados con el quinto premio, que adquirieron los décimos en la administración próxima a la plaza Rivas Sabater, darles la enhorabuena y desearles lo mejor. Es cierto que no se trata de una cifra de esas que nos echan para atrás, pero unos cuantos miles de euros le vienen bien a cualquiera, y más estas fechas, en la que todos son gastos. Nosotros, como la mayoría de ustedes, también hemos visto pasar la suerte por la puerta, es decir, que no se ha detenido, dejándonos con la miel en los labios. No obstante, como les decíamos ayer, pronto podremos resarcirnos adquiriendo participaciones del sorteo del Niño, que esta vez, nos decimos convencidos, sí que tendremos la suerte de cara. Ojalá sea así, porque de no conseguir premio, recibiremos dos bofetadas de las que duelen y que estamos seguros nos alejarán de los sorteos de la lotería por unos meses.
Desde el convencimiento sincero de que todo se supera, ahora a lo que debemos dedicarnos es a preparar la cena de Nochebuena, para la que faltan sólo horas. Será entonces cuando tengamos la oportunidad de compartir las viandas con quienes más nos quieren y queremos, con los que no nos fallan nunca, con los que están permanentemente a nuestro lado. Lo queramos o no, es el valor más seguro que tenemos y a él debemos dedicarle esfuerzo y cariño en la seguridad de que nos lo devolverán a manos llenas. Y eso es precisamente lo que queremos nosotros hoy, que sean todo lo felices que puedan, que disfruten intensamente de la noche en la que más amor comparte el ser humano y que, como la vida va a seguir dándonos oportunidades para mejorarnos el futuro, sólo debemos ser pacientes.
Con esa intención nos quedamos. Que ustedes disfruten de la fiesta y hasta la próxima vez que tengamos la oportunidad de compartir este espacio, ya que a partir de hoy, y por estrictas razones laborales que nos demandan otras dedicaciones, no volveremos con Fuente Sorda hasta el año próximo. Felicidades y lo mejor para 2011.