
La visita que hizo a la ciudad la semana pasada la
subdelegada del Gobierno, invitada por su partido para explicar su tarea a los
militantes, confirma la preocupación que mostraron en público los
representantes de la plataforma del Guadalquivir en su primera visita. Si
entonces mostró un preocupante desconocimiento sobre el tema de las
inundaciones, ahora ha ido un poco más lejos y, sin más, se ha tirado al río
con todas las consecuencias. Y es que a lo que nos dijo sobre la presa de
Marmolejo entonces ahora le ha añadido una coletilla que ha sido la que ha
acabado descolocando al personal, que se ha llevado las manos a la cabeza ante
tanta osadía y no menos insensatez. Se entiende que, siendo una desconocedora
profunda del asunto del río y las inundaciones que ha sufrido la ciudad, y las
que estén por venir, en esta ocasión ha ido un poco más lejos y ha
menospreciado las conclusiones a las que llegaron los técnicos del CEDEX. Por
lo que nosotros hemos aprendido con los años y los correspondientes bofetones que
hemos recibido por algunos excesos, una posición neutra, mesura y control de lo
que se diga y cuidar con detalle y sensibilidad las consecuencias que puedan
desprenderse de nuestras palabras, hubiera sido lo adecuado para momento tan
crítico en el que se encuentra el tema del río. A no ser, por supuesto, que la
señora subdelegada, que está en el cargo desde solo hace unas semanas, lo
primero que haya hecho desde su llegada haya sido conocer en profundidad los
problemas de las riadas, la importancia de los estorbos que el agua encuentra
en el camino, los diferentes protagonistas de este nefasta historia y haya
llegado a una conclusión tan determinante como frívola. Esto o bien que su
conocimiento sobre este asunto lo haya obtenido exclusivamente de la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir, que, de ser así, entenderíamos su juicio. De sobra es conocida la
opinión de los técnicos, las de sus directivos y el historial de desencuentros
a los que hemos asistido a lo largo de los años como para no intuir que los
juicios de valor que hemos escuchado no estén intoxicados por quienes siempre
han observado el tema río Guadalquivir-Andújar como una patata caliente que les
ha quemado las manos en varias ocasiones.
De nuestra cosecha y por si la subdelegada tiene a
bien leerlos o escucharnos, o si alguna alma caritativa le hace llegar este
comentario, que sepa que no estamos de acuerdo con sus opiniones, que nos
parecen injustas y que, antes, debió interesarse por las personas que desde
hace cuarenta años llevan sufriendo no solo las inundaciones de sus tierras y
sus propiedades, sino que esperan desde hace años el pago de las
indemnizaciones sin que nadie desde las Administraciones ni desde la eléctrica
les hayan respondido como merecen; que Andújar ha perdido por completo sus
huertas, que los terrenos en donde se cultivaban las mejores verduras,
hortalizas y frutas de la comarca han desaparecido en favor de la consolidación
de un lodazal en donde no es posible plantar nada; que el miedo a las
riadas es real porque muchos vecinos y
algunos empresarios del polígono cercano han visto cómo el agua entraba en sus
propiedades llevándoselo todo; que se mantienen los mismos defectos causantes
de los sucesivos destrozos y, de entre ellos, la famosa presa, y, finalmente, que
la próxima vez que tenga a bien visitarnos temple sus palabras, atempere sus
conclusiones y venga con la lección aprendida. Es decir, que la estudie como
exige asunto tan importante. De no ser así, lo mejor es que no venga. ¿Para
qué? Sus conclusiones son las mismas que la de los anteriores subdelegados y
ellos ya hicieron bastante daño a la ciudad como para repetir la historia. Lo
dicho, mejor lo dejamos.