martes, 22 de abril de 2008

ATENCIÓN AL EJEMPLO DE ÚBEDA



No es nuevo que desde este espacio nos refiramos al mercadillo y las consecuencias que se derivan de su celebración en nuestra ciudad. Hoy que muchas personas habrán recorrido este recinto, quizá se hayan fijado en la cantidad de basura que genera y que es un hecho que se produce semanalmente sin que nadie haga nada por evitarlo.
Hará dos ó tres años, el concejal de Servicios de entonces y la de entonces y la de ahora concejala de Medio Ambiente, anunciaron a bombo y platillo que este problema, denunciado por asociaciones y por particulares, había sido solucionado de forma definitiva. Sus medios afines lanzaron las campanas al vuelo y, con toda razón, ridiculizaron a sus predecesores en el cargo, que nada habían hecho durante el tiempo que estuvieron al frente de estas delegaciones municipales. Luego, justo a la semana siguiente, pudimos comprobar que, en la línea en la que habitualmente se desenvuelve este gobierno municipal, se trató de una puesta en escena y que el problema seguía en pie. El que ahora traigamos este tema a su consideración, tiene su origen y razón en la decisión que ha tomado el Ayuntamiento de Úbeda con este problema de fondo y que parece que sí tendrá continuidad y estamos convencidos de que se adherirán a ella los implicados.
Resulta que el municipio, harto de limpiar la suciedad que los vendedores y los compradores del mercadillo dejaban en la zona después de levantar sus tenderetes, ha decidido poner orden y control, que por otra parte es su obligación, y a partir de ahora obligará mediante edicto de la Alcaldía aque estos profesionales recojan toda la basura que generan. Y no se han andando en la ciudad patrimonio de la humanidad con chiquitas, ya que a los infractores le pueden caer multas que pueden ir desde los tres mil a los cinco mil euros, además de perder la licencia para la venta de un mes en adelante.
Con argumentos tan contundentes, o se atiende al pie de la letra lo escrito en el edicto de marras, o el infractor puede sufrir un revés económico de gran importancia. Y como no se trata de medida discriminatoria por razón de raza o etnia y sí de mantener el entorno en condiciones, y como, por otra parte, no representa esfuerzo alguno para ellos y ellas, ya que se trata sólo de no tirar al suelo lo que les sobra a favor de colocarlo en un recipiente adecuado, pues estamos convencidos de que a partir de ahora los operarios dedicados a la limpieza de la zona casi no tendrán que intervenir, es decir, que el Ayuntamiento ganará más dinero por la explotación del espacio que alquila al profesional de la venta sencillamente porque, una vez finalizado el mercadillo, la cuadrilla de profesionales del a limpieza que recupera el espacio prácticamente no tendrá tarea que llevara cabo.
Entre nosotros, las consecuencias que se derivan semanalmente del desarrollo de este evento comercial son terribles. Especialmente cuando aparece el viento los martes, cientos o miles de papeles, cartones y plásticos inundan las inmediaciones de este recinto, trasladándolos a cientos de metros y creando un panorama desolador por sucio y dañino para el medio ambiente que es evidente que puede y debe evitarse. Sólo es necesario que desde la Concejalía correspondiente se cumpla con la obligación que tiene de evitar que se produzcan estos hechos por previsibles y repetitivos. Y no nos sirve que aleguen que no conocen las consecuencias que devienen de la celebración del mercadillo, porque mentirían. Lo cierto es que, en su línea, no quieren saber de nada que les suponga trabajo, porque tiempo han tenido, después de cinco años al frente de la misma Delegación municipal, para solventar este problema.Lo del Ayuntamiento de Úbeda es simplemente el ejemplo idóneo desde el que confirmar que cuando se quiere, se puede. Nosotros como municipio pudimos hacer lo mismo hace años, porque lo mismo que les pedimos ahora a los actuales responsables municipales, se lo exigimos a los anteriores, pero tampoco estaban por la labor. Es posible que ahora, copiando o no al pie de la letra la decisión de los munícipes ubetenses, consigamos una ciudad un poco más limpia de que lo está ahora. Esto, como el rascar, todo es empezar, y es posible que los responsables de esta área, hartos de justificadas quejas ciudadanas y espectáculos desagradables en pleno centro de la ciudad con la basura de fondo, alcancen su particular nirvana y nos procuren una ciudad más limpia. Que así sea.