Esta semana la cerraremos junto con el mes de mayo, al que hemos superado no sin contratiempos, porque conforme transcurre el año comprobamos en nuestras carnes y en nuestros bolsillos que lo de la cuesta de enero es un mito y que las del resto de los meses del año son mucho más pesadas y peligrosas. Lo comenzábamos con la festividad del primero de mayo, es decir, el primer puente, porque unos días más tarde, concretamente el 15, con motivo de la festividad de san Eufrasio, patrón de la ciudad y de la diócesis, se consolidaba el segundo, lo que, no nos engañemos, ha contribuido a que haya sido un mes, laboralmente hablando, sensiblemente más corto que los anteriores. Por delante, al menos hasta que nos toque disfrutar de las vacaciones estivales, no dispondremos de más días para el ocio que no sean los propios del fin de semana. En cuanto a la ciudad y sus retos, si no incluimos la ampliación de la estación de autobuses, no tenemos nada nuevo que llevarnos al dosier de las noticias.
Los que quieran incluir el desplazamiento que desde el museo de los hermanos Del Val se ha hecho de dos de sus vehículos más emblemáticos, que lo hagan, pero que sepan que no ha sido el Ayuntamiento, concretamente el área de Desarrollo Local, la que ha gestionado esta presencia, sino que ha sido la organización del propio salón del automóvil de Madrid la que, a la vista de la ausencia de marcas muy importantes a esta convocatoria por razones económicas, como podía ser el caso de Opel-General Motors, decidió ocupar el espacio sobrante con lo que hiciera falta para evitar el desagradable aspecto que esto supone. Así, desde Andalucía se han aportado unos cuantos modelos y, por primera vez en la historia de este salón, que es internacional desde hace tres convocatorias, veremos vehículos clásicos e históricos formando parte del gran escaparate que se organiza en la capital de España. Es evidente que esta Concejalía sigue sin encontrar tareas a las que dedicar sus esfuerzos y usa de cualquier oportunidad para aparecer en público afirmando lo que ni su propio responsable se cree.
Lo que se nota en la calle, sin embargo, es una inquietante y no menos preocupante y tensa espera hasta ver en qué acaba lo que ha dejado de ser un rumor para convertirse en algo tangible, porque lo de la presunta moción de censura que firmarían los andalucistas, los socialistas y los integrantes de Izquierda Unida en contra del actual equipo de gobierno, está en boca de la mayor parte de la ciudadanía. El hecho de que algunos medios de comunicación, por fin, hayan decidido intervenir en la vida política incorporando a sus informativos y tertulias a personajes con responsabilidad en esta posible moción, anuncia un claro interés por hacer llegar a la ciudad lo que se cuece en las diferentes sedes de los partidos políticos. El que otros medios prefieran seguir esta dinámica como simples espectadores responde más al encorsetamiento empresarial al que son sometidos algunos de sus empleados que al interés personal y profesional que tengan, pero en ningún caso a la realidad de un momento de gran trascendencia para todas y todos.
Lo cierto es que conocemos fechas que acabarán siendo definitivas para el devenir de Andújar y que esperamos con verdadero interés informativo, ya que será la primera vez, porque la moción de censura presentada en contra del entonces alcalde Pedro Calero no tiene relación alguna con el momento por el que transcurre nuestra particular historia, que tres partidos políticos se unan para responsabilizarse de la gestión municipal los tres años que faltan para la finalización de la legislatura. Naturalmente, ustedes pueden escuchar todo tipo de posiciones con respecto a esta presunta moción, pero sepan que todas responden a especulaciones interesadas que estamos convencidos sirven de bien poco. A todo esto, si han observado ustedes a los responsables del Partido Popular, finalmente el objetivo de los tres partidos políticos en la oposición, ni se han posicionado ni se han pronunciado sobre estos rumores. Para unos, porque están convencidos de que no prosperará y, por tanto, no tienen nada que temer; para otros, porque están dándose toda la prisa del mundo en preparar sus discursos, y no menos en arengar a sus palmeros para la ocasión, porque no deben estar dispuestos a dejarlo todo sin antes organizar un gran escándalo.