viernes, 13 de junio de 2008

LA JUVENTUD: ¿DIVINO TESORO O PESADA CARGA?



Mientras que no se nos confirme con pruebas fehacientes lo contrario, seguiremos en el convencimiento de que entre la Concejalía y la juventud no existe más conexión que la del título que ostenta ésta y su concejal-delegado. En este importante distanciamiento es posible que resida el desencuentro que mantienen desde hace años las partes y que tanto está influyendo en el deterioro de la imagen pública de unos y de otros. Sólo cuando, obligados por la presión pública y mediática, encontraron un punto de encuentro y desde él decidieron que lo mejor era que la juventud que se reunía habitualmente los fines de semana junto a los tanatorios, en los jardines de Colón, buscara otro lugar en el que citarse, fue cuando parecía que se daba el primer paso hacia una información fluida y constante entre juventud y Ayuntamiento, pero es evidente que fue un espejismo. Hoy, sencillamente, no existe ni siquiera intención, que es lo peor que podía acontecer cuando tanto y de tanto tienen que hablar.

En los programas electorales del partido en el poder, y no por casualidad, nos encontramos con todo lo contrario, porque cuidaron todos los detalles y ofrecían oportunidades a todo aquel o aquella que acudiera a ellos con propuestas viables, procurándoles asesoramiento, apoyo técnico y económico hasta la consecución del objetivo propuesto. Se hablaba en estos folletos de construcción de viviendas en unas condiciones económicas muy ventajosas, de préstamos a escaso o nulo interés, de presencia municipal en la totalidad de sus proyectos, de participación activa en el equipamiento cultural y ofertas lúdicas de todo tipo con el fin de abrir nuevas oportunidades de ocio que evitaran el por el momento único divertimento que tienen los jóvenes en nuestra ciudad, es decir, el botellón. Es verdad que este tipo de acciones municipales pueden no tener apoyo juvenil, pero al menos debía habérseles dado la oportunidad de comprobarlo. Recuerden, señoras y señores, que nos aseguraron que abrirían los fines de semana en horario nocturno bibliotecas, pabellones deportivos, pistas de atletismo y piscinas; que mantendrían los objetivos y compromisos adquiridos contra viento y marea, y que animarían y apoyarían la creación de empresas de los jóvenes emprendedores y que éstos notarían, en fin, el aliento municipal en sus espaldas todos los días del año.

Si alguien se ha preocupado por nuestra juventud que no haya sido el sector privado, que nos lo diga. Se les concentra en el parque empresarial los viernes, sábados y domingos sin antes haber dotado la zona de los elementos imprescindibles para su higiene y descanso, y no se ha tenido en cuenta la limpieza del entorno. Se les ha buscado un lugar concreto que limita por unos de sus laterales con la autovía del Sur, con la Nacional IV, es decir, con el paso de miles de vehículos diariamente a altas velocidades muy cerca de los jóvenes allí congregados, que, a su vez, tienen la posibilidad de arrojar lo que les parezca bien sobre la calzada o sobre los vehículos en movimiento; se permite el ir y venir de todo tipo de coches, motos y demás por esta calle, concretamente la avenida de Bruselas, a la que, menos mal, se le ha dotado de tres pasos elevados o reductores de velocidad que influyen y mucho en la seguridad de quienes allí se dan cita, y que antes generaban con total libertad un alto nivel de peligro debido a los típicos abusos que algunos hacen de sus vehículos.

Ya puestos, ni siquiera se les tiene en cuenta a la hora de programar las actuaciones de la feria de septiembre. Es cierto que envían a los medios de comunicación notas informativas en las que aseguran que hasta nuestra ciudad vienen los grupos o cantantes que han querido los jóvenes, porque, aunque aseguran que las Concejalías de Festejos y la de Juventud les pidieron en su momento que votaran a los artistas que les apetecía que actuaran en nuestra feria, sabemos que no es cierto. Y por si alguien lo duda, sólo hay que acudir a algunos de los conciertos programados para comprobar que el actuante se encuentra prácticamente sin público. Evidentemente, no es que no hayan tenido tiempo o que no hayan dispuesto de oportunidades; es que no han querido complicarse su existencia. Y menos por la gente joven.