
Es evidente que crece el interés por la política local, no sabemos si porque hasta el momento no ha servido prácticamente para nada el trabajo supuestamente desarrollado por nuestros políticos o simplemente por la incompetencia que algunas y algunos de ellos muestran en una situación tan compleja como la que nos ha tocado vivir. Las pocas noticias que tenemos oportunidad de conocer son tan sesgadas e interesadas, están tan finamente presentadas, que hemos optado por no caer en la tentación de saber de ellas, evitando de esta manera propagar la especulación. Y es que eso de que en nuestra ciudad hayamos encontrado a políticos incapaces de mover un dedo a favor de la ciudadanía y que con sus indecisiones han acabado con el escaso interés que desde siempre había mostrado ésta para con las cosas de la política, es o debería ser preocupante. Estamos de acuerdo en que es cansino por demás escuchar siempre lo mismo, oír las mismas sandeces mientras la ciudad a la que entregas tus ilusiones se cae a pedazos delante de nuestras narices, mientras que los que cobran para mejorarla andan de excursión todo el día en busca de copa que compartir y conferencia que inaugurar. Es de verdad preocupante, y más que no le falten palmeros a su alrededor.
Dijimos hace unos días que la oposición pierde el tiempo en majaderías sin sustancia que nos llevan a un callejón sin salida, y hoy, ateniéndonos a los últimos plenos y las ruedas de prensa correspondientes, confirmamos esta preocupación. Unos, por querer salir en la foto o aparecer ante los medios diciendo lo que debe hacer el gobierno municipal sin hacer referencia a por qué no lo hicieron cuando formaron parte de éste; otros, porque el trabajo del que viven lo tienen lejos, y, finalmente, el que más conocimientos posee de nuestra política local, el que más documentación aporta en los foros en los que se presenta, es menospreciado incluso por quienes hasta ahora habían capitaneado el escaso nivel democrático en el que se desenvuelve el equipo de gobierno.
Lo que se desprende de todo esto no es otra cosa que un andar tedioso, torpe e infructuoso de nuestra ciudad, que actualmente se desenvuelve en un mar de dudas y en números rojos en bancos y cajas de ahorros permanente casi desde el día en que echó a andar el primer ayuntamiento democrático, aunque, en honor a la verdad, los tiempos que corren, por despilfarradores, no los ha vivido en toda su trayectoria. Dará igual que rasquemos en el momento económico en el que se encuentra la empresa que gestiona los aparcamientos en nuestras calles, o que echemos mano del estado de las cuentas de quienes gestionan el servicio de autobuses, porque saltarán chispas. Es tal el descalabro, tal el galimatías en el que se desenvuelven las cuentas municipales, que ni se les ocurra, por ejemplo, señores y señores, usar los ascensores de la Casa Consistorial o el de la Casa de Cultura al menos hasta que abonen el servicio de mantenimiento a la empresa instaladora, porque como tengan la mala suerte de que se pare en el sube o el baja, y los bomberos no estén de servicio, salir de ellos será harto complicado.
Y es verdad que andamos con la cosa del dinero municipal como tema recurrente en casi todos nuestros comentarios, pero tendrán que aceptar que la economía de un ayuntamiento, teniendo en cuenta que gestiona y usa para su subsistencia exclusivamente dinero público, y que éste es evidente que parece que lo pierden en el camino, lo menos que se nos ocurre es denunciar el empobrecimiento de las pequeñas y medianas empresas de Andújar, confirmando así que nuestro objetivo no es otro que el futuro de la ciudad. Y las razones que justifican las citas que hacemos de la oposición no son otras que la necesidad que tiene la ciudad de que alguien exija por ella lo que es suyo. Y creemos que deben ser los grupos que controlan al gobierno los que le recuerden continuamente la justificada necesidad que tienen los empresarios de recuperar el dinero que le adelantó al Ayuntamiento y por el que, por cierto, tuvieron que pagar los impuestos correspondientes.