
La crisis económica mundial que España padece como una nación más que forma parte de la economía global que los propios Gobiernos pactaron hace unos años, es la base del discurso político de los representantes de los partidos con implantación nacional. La opinión de los políticos que dirigen el país es que la crisis no es tanto como quiere la oposición que parezca, y que usan de este mensaje exclusivamente para conseguir deteriorar su imagen. Para los que andan con mono de poder, prácticamente que el fin del mundo está a punto de producirse y que, si fueran ellos los que gobernaran las instituciones, otro sería el hoy de España. De forma cansina por reiterativa e inconsecuente por cómo manejan los mensajes que envían a la ciudadanía, es evidente que entre ésta cunde actualmente un sin vivir y una profunda preocupación por el futuro de sus depósitos bancarios y sus ahorros. Si al endiablado mensaje de los políticos de la oposición unen ustedes que los medios de comunicación que le son afines abundan en esta tesis, y nada menos que un director de informativos de una cadena nacional se ha atrevido a asegurar que los ahorros de los ciudadanos corren serio peligro de perderse, lo normal es lo que se está produciendo entre personas poco conocedoras de la realidad bancaria de nuestro país y, al mismo tiempo, muy manejables, y que no es otra cosa que una retirada significativa del dinero que tienen en las entidades bancarias.
Abonar este tipo de mentiras con más mentiras, por mucho que les interese a los insaciables políticos opositores, no es bueno para nadie y desde luego que para ellos tampoco. La falta de escrúpulos que muestran en público les llevó a encabezar los embustes políticos más grandiosos que hemos conocido en democracia, como, por ejemplo, el interés por involucrar a ETA en el atentado de Atocha, asegurando que el PSOE había conspirado en su contra y que este atentado lo habían tramado en la calle Ferraz para ganar las elecciones. El resultado de las elecciones de este año, con claro triunfo del PSOE, fue el causante directo de que decidieran aparcar este tema, al menos por el momento, y ahora se interesan en el accidente del avión de Spanair y sobre ello, y especialmente en la persona de la ministra de Fomento, insisten permanentemente. Lo que opinen los jueces, como en el caso del atentado de Atocha, por lo visto no tiene ninguna importancia para este partido, y tampoco en este caso está dispuesto a esperar a que la sentencia disipe las dudas.
Lo que los dos grandes partidos protagonizan en estos momentos no está siendo interpretado como debía por una gran mayoría de españoles, que entre el no pasa nada de unos y el catastrofista mensaje de los otros, están consiguiendo desestabilizar el sistema bancario nacional, que, por cierto, de acuerdo con el informe de todas las instituciones y especialmente del Banco de España, se encuentra perfecto de salud y la crisis no les afecta por el momento. Aceptamos que los representantes de los partidos que opositan en el Congreso de los Diputados o en cualquier ayuntamiento, hagan todo lo posible por desgastar a los gobiernos con fines eminentemente electorales, pero de ahí a basar sus mensajes en verdades a medias cuando no absurdas mentiras, además de no conducir a nada, puede acabar volviéndose en contra de quienes los pronuncian y al mismo tiempo dañar al país en sus propios cimientos.
Afortunadamente, como parece que la crisis financiera mundial dejará de atormentarnos a finales del año que viene, es decir, que todavía quedará un año para una nueva cita electoral, tiempo tendremos de recuperarnos de tan envenenada política. Mientras tanto, paciencia. Tan convencidos como se muestran de que la crisis económica acabará con el Gobierno del PSOE en poco tiempo y que se verá abocado al adelantamiento de las elecciones, es evidente que tendremos que seguir soportando el erre que erre con el que nos vienen premiando estos meses.