jueves, 16 de octubre de 2008

UN DÍA SOBRE NUEVE MIL QUINIENTOS CINCO


Ayer cumplimos veintiséis años. Es cierto que no es una edad para presumir, que para un medio de comunicación es como si fuéramos unos niños, pero hay que llegar, que los tiempos y algunas de las personas que los controlan no están precisamente para tirar cohetes. Es verdad que entre nuestras previsiones a cumplir sin objeciones ni justificaciones en contra, está de la de seguir acumulando años y, consecuentemente, experiencia, fundamental para desarrollar con objetividad y profesionalidad la tarea de informar a los oyentes. En nuestro caso, sin conocer realmente las razones, nos hemos ido o nos han ido aislando del resto del mundo, quizá porque no solemos andarnos por las ramas y les contamos a ustedes la actualidad según la vemos y no como quieren que se la contemos. También a nosotros se nos hicieron promesas y tampoco faltaron las descaradas intenciones de controlar desde fuera lo que hacíamos dentro, pero ni siquiera nos surgió la duda y no sucumbimos al interesado y envenenado mensaje que nos invitaba a formar parte de la corte alienada que todas y todos conocemos.

Con esto no queremos decir que seamos mejores que nadie, pero sí íntegros profesionales decididos a compartir con quienes tienen a bien seguir nuestras habituales tareas informativas el pulso de nuestra ciudad. Los que se han aprovechado de sus cargos para poner en práctica la máxima de “divide y vencerás”, y ofrecen a incautos e ingenuos profesionales puestos de responsabilidad bien remunerados y con mejor imagen pública, han conseguido que los medios de comunicación locales andemos cada uno por su lado y, por tanto, perdiendo fuerza ante la opinión pública. Se entiende en parte esta situación porque no todos tenemos que cuidar el puesto de trabajo de algún familiar con nómina oficial, o no se nos ha ofrecido la dirección de la futura radio municipal o cualquier otro puesto de relevancia que nos quite el sueño. Quizá en este detalle resida la diferencia en la interpretación de los acontecimientos y de ahí que la mayoría de las ocasiones no coincida la noticia si la escuchan, la leen o la ven.

Por el momento, los que aquí desarrollamos nuestra labor estamos satisfechos y contentos de lo realizado hasta el momento, aun siendo conscientes de que hemos y estamos siendo perjudicados a todos los niveles, especialmente en el económico. Sin embargo, con tal de no ser señalados públicamente como borregos que comen de la mano de algún dirigente escaso de ética, o que el mundo sepa que hemos aceptado invitaciones a ágapes y saraos por la cara para luego denunciarnos en cuanto tienen oportunidad, mejor estamos en el lugar en el que nos corresponde y no junto a quienes no son capaces de mover un solo dedo si no obtienen beneficio con ello.

Como ustedes saben mejor que nosotros, poder elegir a los compañeros de camino es, además de una suerte, un privilegio que el ser humano tiene y que no siempre sabe usar convenientemente, y es una pena, porque las juntas, como nos decían nuestros mayores, son fundamentales para alcanzar metas y conseguir logros y éxitos, o para todo lo contrario. En nuestro caso, cuando de lo que se trata es de mostrarles a ustedes la realidad de la ciudad que mantenemos entre todos, de hablarles del dinero que aportamos en forma de tasas municipales y del futuro inmediato que nos tienen preparado los que fueron elegidos para ello, realizarlo con profesionalidad y coherencia es lo justo y también nuestra obligación. Lo que en ningún caso aceptaremos sin control previo es dar pábulo a lo que desde el gabinete de márqueting del señor alcalde nos envían, porque caeríamos en el error de confundirles a ustedes con informaciones interesadas y, eso sí, siempre glorificando la figura del primer edil.

De si la ciudad anda escasa de fuerzas y enferma porque no recibe los cuidados políticos que necesita, es algo que queda a la libre interpretación de todos ustedes. Si de algo nos han servido estos veintiséis años es para convencernos de que todo se supera. En nuestro caso, lo que pedimos es que sea cuanto antes.