viernes, 6 de marzo de 2009

EL DÍA DE LA MUJER DEBÍA SER COMPARTIDO Y CONMEMORADO POR TODAS Y TODOS



La conmemoración del día de la mujer, una de las onomásticas mundiales más respetadas y compartidas, cae este año en festivo: el próximo domingo. Y cuando nos planteamos el habitual y obligado comentario, lo primero que comprobamos en nuestro archivo es que para Radio Andújar y este espacio, son muchos los días de la mujer que aquí reflejamos vencidos por la urgencia en la que se desenvuelven y las presiones machistas a las que se ven sometidas. Y esto nos diferencia, suponemos que para bien, porque estamos convencidos de que, tratándose de un ser tan magnífico y tan importante para la Humanidad, que sólo se le dedique un día de los trescientos sesenta y cinco que tiene el año (uno más cuando es bisiesto), nos parece escaso e injusto. Por otra parte, concienciándonos del desgraciado papel que representa mayoritariamente en nuestra sociedad, por el que está obligada incluso a pagar con su vida, lo menos que podemos hacer es pertrecharnos a su lado e intentar reivindicar lo que, a veces por falta de medios y otras por cobardía, calla y sufre.

La mujer en nuestro mundo viene siendo objetivo prioritario de seres menores, de hombres de escaso entendimiento y pocas luces, que descargan sobre ella todas sus deficiencias personales, sus deterioros como seres humanos, su endeblez anímica y física. Son ellas su debilidad y de ahí que sean las que carguen con la peor parte de su deformación como personas, casi siempre repleta de vicios ocultos, de abusos de alcohol y drogas, y de infidelidades. Para los que han asesinado a sus parejas y los que aún andan indecisos, el problema se reduce a su propia incompetencia para enfrentarse consigo mismos, a saber encontrar un sendero diferente en el que la mujer no les estorbe y menos aún sea culpable de lo mal hecho. Lo que ocurre y no se hace, es que este tipo de personas y las situaciones que generan demandan necesariamente la intervención de profesionales capaces de hacerles ver que, en contra de su sopesada opinión, su compañera es fundamental para huir del atolladero en el que se han metido y no precisamente la culpable. Evidentemente, para ellos es mucho más fácil echar mano de la mujer y volcar sobre ella sus bilis y también su mala leche, de forma y manera que comienzan recibiendo paulatinamente todo tipo de golpes y que acaban pagando con su vida, sin conocer el por qué de tan drástica decisión de su compañero.

Sobre el día de la mujer y de las cifras de asesinatos se ha escrito tanto, se ha divagado tanto, se han firmado tantos discursos, que personalmente nos vemos agotados e incapaces de añadir algo original, algo que sirviera al maltratador para hacerle cambiar de opinión. Pero no sabemos. Nos queda lejos interpretar el mensaje que nos envían estos canallas y machos de pacotilla, quizá porque para tan elevaba decisión, como es la de matar a alguien, se debe estar provisto de una especial discordia personal que afortunadamente no padecemos. Ellos mientras tanto, concienciados de su proclive e incontrolada intención al asesinato, aparentan ante los demás, ya sean familia o compañeros de trabajo, ser tolerantes, progresistas y poseer una gran capacidad de comprensión y cariño hacia los demás, y muy especialmente hacia su pareja. La realidad, sin embargo, es todo lo contrario, y aprovechan el anonimato que les proporciona el hogar para hacer realidad sus perversas intenciones, es decir, maltratar a toda la familia, a la que somete sin piedad a todo tipo de vejaciones y palizas.

Es cierto que la sociedad entera ha conseguido hasta ahora importantes aportaciones políticas para un problema que nos ha superado, pero es evidente que la mujer y la familia a la que representa, y en muchos casos sustenta anímicamente, sigue desamparada. Hace falta coordinación entre lo escrito y dispuesto en las leyes, y entre quienes las interpretan, por el bien de una sociedad que soporta cada vez peor, afortunadamente desde luego, los malos tratos que sufren las mujeres. Un año más, esta conmemoración servirá para enviarle a la mujer nuestra solidaridad, pero, incluso aceptando que es todo un detalle, desgraciadamente le sirve de poco. Necesita más control sobre el maltratador, más casas de acogida, más justicia de la Justicia y más control policial.