lunes, 20 de diciembre de 2010

¡HAY QUE SABER SER AGRADECIDOS!



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Parece increíble, pero el río sigue siendo la noticia o el tema más socorrido en las últimas semanas entre la clase política y la ciudadanía. No obstante, aún resulta más increíble que mientras unos desean fervientemente que lo que se ha ejecutado, como es el caso de la mota que recorre la práctica totalidad de nuestro término municipal, funcione, y está claro que así ha sido, otros remen en sentido contrario, es decir, que la mejor noticia que podían darle es que el agua del río se hubiera salido del cauce, que hubiera superado la mota y que anegara todo lo que encontrara a su paso. ¿A que les parece a ustedes también increíble tal posicionamiento ante una situación de riesgo para parte de la población? ¿A que creen ustedes que es cosa nuestra? Pues créanselo. Y si no, escuchen las declaraciones realizadas por nuestra primera autoridad asegurando, sin base técnica alguna, que existe riesgo real de que la mota reviente y que el agua entre, por ejemplo, en El Sotillo, precisamente en donde por el momento cuenta con más adeptos para su particular cruzada. Más que le pese, por ahora, y ha caído agua más que de sobra este fin de semana, la actualidad camina por derroteros de absoluta normalidad, y eso le molesta. De hecho, el plan desarrollado desde hace unos días consiste, como entre los afectados por las inundaciones de febrero los que parecen flaquear más en sus convicciones residen en El Sotillo, en enviar a los habituales mensajeros del miedo para que acudan prestos a sembrar el terror entre estas personas. Lo pudimos comprobar el pasado sábado. Su dinámica, de lo más elemental y rústica, consiste en colocar una nota escrita a mano en lugar visible en la que, para empezar, aseguran que el agua ha superado la mota; luego, que acudan a la cita que han convocado para informarles y que, de paso, les invitarán a café. No me digan ustedes que no es burda, chabacana, vergonzosa y malintencionada la convocatoria, que, por cierto, está sin firmar, no sabemos si para evitar posibles denuncias por alarmismo o para no pagar el café. ¡Vaya usted a saber! Sin embargo, si necesitan algún dato que no conozcan sobre las rasgos más determinantes de quienes así actúan, decirles que se trata de unos señores que desconocen profundamente lo que se ha realizado alrededor del río, que han intentado colocar sus ideas a toda costa, que han intentado por todos los medios a su alcance echar abajo la obra de la Junta de Andalucía, ésta, por cierto, bajo control del equipo de ingenieros de caminos, puertos y canales de la Agencia Andaluza del Agua, al que en realidad nadie hace caso y que lo colocan ahí sólo para incordiar y sembrar la duda entre las gentes de buena fe.
Y en una situación tan crítica como la que padece la ciudad, con unas cuentas municipales en quiebra técnica, sin proyectos, sin inversiones propias que realizar, los que nos rigen dedican la práctica totalidad de sus esfuerzos a criticar lo que hacen las demás Administraciones. Mala cosa esta, sin duda, porque si con las elecciones municipales a vista de pájaro, sólo son capaces de semejantes planteamientos desarrollados desde el rencor y la envidia, podemos entender dos cosas: o que están convencidos de que sus votantes les demandan precisamente este tipo de tonterías y que con su apoyo no necesitan de más, o que de verdad están perdidos. Y no crean que exageramos, porque cuando ni siquiera se es capaz de agradecer lo que hacen por tu ciudad el resto del mundo, algo debe ir muy mal. De las calles que presumen que han mejorado, de las obras que aseguran han solucionado los problemas de la circulación en la ciudad, del cambio radical del parque de las Vistillas, de las dos piscinas que han ejecutado este año, de la inversión millonaria que se ha hecho en el río y lo que está por venir, porque no están finalizadas; del dinero que solucionará el problema de la red municipal de aguas, que es su problema y que no han sabido solucionar; del carril-bici a punto de inaugurarse, del centro que albergará a los disminuidos psíquicos, de la mejora de los campos de deportes, y así podíamos seguir unos cuantos renglones más, de todo esto deberían dar las gracias al Estado y a la Junta de Andalucía, las dos Administraciones que nos han beneficiado económicamente y que han contribuido al cambio de imagen que tanto necesitábamos. Pero no es así. Al contrario, aprovechan el instante más inconveniente para denunciar su propia mentira. Comprenderán ustedes, por tanto, señores y señores, que de vez en cuando nos escuchen decir que así nos va.