
Cualquier medio de comunicación que se precie, debe dedicar la totalidad de sus esfuerzos a compartir los problemas de la ciudad o el colectivo al que representa, dándole continuadas muestras de solvencia y conocimientos de la realidad que le ha tocado vivir. Al mismo tiempo, deberá responder también de la fórmula que haya elegido para desarrollar sus tareas informativas, separando claramente cuáles podían ser sus tendencias sociales y políticas para dedicarse por completo a lo que de verdad importa, que en este caso no es otra cosa que el futuro de Andújar. Así, cuando informamos de la realidad en la que nos desenvolvemos, dependiendo de quién o quiénes nos escuchen, la interpretación será claramente distinta, ya que para los supuestamente denunciados porque no hacen bien las tareas que tienen encomendadas supone un evidente menoscabo para su expediente; en el caso contrario, es decir, para los que coinciden con la visión que nosotros damos de lo que ocurre a nuestro alrededor, el aplauso casi lo tenemos asegurado. Sin embargo, la intención, al menos la nuestra, no es la de conectar o simpatizar con unos u otros, y sí la de obtener para nuestra ciudad, ni siquiera lo que a nosotros nos gustaría, que ese sería otro asunto a debatir, sino sencillamente que cumplan las promesas que nos hicieron, entre otras razones, porque sabemos que quienes les dieron su voto lo hicieron convencidas de que eran las personas idóneas para alcanzar los objetivos propuestos.
Como ven, el planteamiento es sencillo, elemental, y no tiene recovecos complicados desde los que interpretar las obligaciones de cualquier medio de comunicación, entendiendo éste como un ente profesional, dinamizado por personas preparadas para estas tareas e implicado sin condiciones en el entramado social al que representa o del que forma parte. Por lo tanto, si nosotros entendemos que la ciudad no acaba de encontrarse a sí misma porque sus representantes políticos, donde incluimos a la oposición, no hacen sus deberes cuando y como deben, lo que hacemos es recoger el clamor popular y, apoyados en la realidad misma, denunciar lo que nos parece inaudito, como que el escaso entramado empresarial que tenemos esté optando finalmente por desplazar su actividad industrial a ciudades del entorno porque en la suya los representantes municipales no han sido capaces de cubrir sus necesidades a tiempo. Entendemos que a los responsables directos de esta desgracia, que no de otra forma podemos calificar la pérdida real de casi doscientos puestos de trabajo si sumamos las empresas que han decidido irse de Andújar, no debe haberles caído bien la noticia del pasado viernes, cuando les decíamos que Fersa, una empresa familiar entroncada con nuestra ciudad desde hace generaciones, y que desde aquí se ha dado a conocer en el mundo, ha decidido firmar un precontrato con el Ayuntamiento de Arjonilla, y que definitivamente será en esa ciudad donde ubicará la industria que fabricará los hoteles sobre ruedas que conocimos el año pasado en Fitur, y que fue noticia en todo el mundo por su originalidad y solución a los problemas de desplazamiento de colectivos y personas.
Extraño es por demás que, mientras tanto, el área de Desarrollo Local de nuestra ciudad dedique su tarea a comprobar el estado en el que se encuentran en estos momentos las obras de lo que serán en su día las oficinas del futuro centro comercial, un punto burocrático que están obligados a crear porque tienen que justificar las subvenciones que han recibido de la Junta de Andalucía para este fin, porque de otra forma las perderían. Quizá ahora, las mismas personas que acompañaron al concejal-delegado del área a ver de cerca cómo los obreros colocaban la escayola o el cableado, entiendan la manifiesta capacidad que tiene este equipo de gobierno para perder el tiempo y, teniendo en cuenta el papel tan importante que juegan ellas y ellos en la representación de la industria y el comercio de la ciudad, eviten formar parte del circo que organiza siempre que tienen oportunidad. Quizá al ciudadano de a pie, por infinidad de razones, este tipo de situaciones de pobreza administrativa le pasen desapercibidas, pero no a quienes tienen el honor de ser el vehículo oficial desde el que reclamar para sus representados todo tipo de mejoras para sus respectivos negocios. En este caso, como le ocurre a este equipo de gobierno y a la oposición, se trata de una dejación de funciones o de una inhibición de obligaciones, que contribuye claramente, señoras y señores, al empobrecimiento generalizado de Andújar.