La posibilidad de la moción de censura sobre el actual equipo de gobierno se extiende por la ciudad como reguero de pólvora. No obstante, mientras que los implicados, es decir, los representantes de Izquierda Unida, del Partido Socialista y Partido Andalucista, no sueltan prenda y se muestran cautelosos, buena parte de la ciudadanía está convencida, y algunos hasta la apoyarían sin condiciones, de su necesidad. De hecho, varios colectivos de la ciudad han decidido participar en este sí o no y no dudan en darnos a conocer sus argumentaciones a favor o en contra, lo que le añade al momento una brisa de aire fresco que echábamos de menos. No importa que se quiera una cosa u otra, porque lo que de verdad interesa es que la ciudad participe en su futuro desde sus intereses económicos o de partido, algo que no sucedía desde hace años y que estamos convencidos acabará por motivar a quienes hasta ahora se mantienen al margen.
Quizá por esta razón nos extraña el silencio que mantienen los partidos políticos con posibilidades de dar un giro a la situación de estancamiento que atraviesa nuestra ciudad, a los que creemos que el movimiento ciudadano les debería servir para razonar su decisión y para sentirse respaldados, o no, antes de iniciar la por ahora presunta moción de censura. Procedente de la calle, el rumor nos llega cargado de preocupación por la situación tan delicada en la que se haya sumida nuestra ciudad, y no tanto por la moción como por la sensación que le produce comprobar que el mercado laboral ha tocado fondo, que se vive permanentemente en una manifiesta incapacidad económica para invertir en nuestro comercio, que Andújar es una ciudad que necesita urgentemente de las inversiones que viene demandando desde hace años y, por si faltaba algo, con los proveedores habituales del Ayuntamiento en una permanente crisis, a la que, por cierto, algunos han cedido cerrando sus negocios. Con un panorama tan duro por delante, que además se ha ido construyendo día a día y a la vista de todos, lo menos que ocasiona es preocupación entre la ciudadanía, especialmente en donde el trabajo escasea o no es seguro, la hipoteca les agobia o la prosperidad a la que tienen derecho no la perciben ni de lejos.
Por todo esto, lo que en este momento deberían analizar los partidos políticos no es tanto su futuro como el nuestro, porque aunque es cierto que hasta ahora no han contado para nada en el gobierno de la ciudad, porque el partido en el poder no los ha tenido en cuenta, la realidad es que juntos cuentan con más votos y, por eso precisamente, tienen más responsabilidad en el control y la prosperidad de la ciudad. De no ser entendida la situación desde este sencillo planteamiento, y teniendo en cuenta que la llave la guarda el partido político que menos contó para la población en las últimas elecciones, nos llevaría al punto de partida del inicio de nuestro declive como ciudad, y no creemos que valga la pena caer en el mismo error por el hecho de mantener no se sabe bien qué principios o líneas de partido de obligado cumplimiento, y más en una organización en clara recesión en la que los que han quedado se han preocupado exclusivamente de su futuro.
Si es verdad que la ciudadanía debe ser tenida en cuenta siempre que se tomen decisiones que le conciernan, la clase política delegada para la tarea de gobernarla debe no sólo contar con ella e implicarla en situaciones de envergadura como la que ahora nos empobrece, sino responder por ella cuando el momento lo exija, es decir, tener capacidad suficiente para buscar las soluciones idóneas y aplicarlas en beneficio de quienes les pusieron en puestos de responsabilidad, lo que les respaldaría ante los ciudadanos y no menos en sus respectivos partidos. Formar parte de quienes alevosamente participan en el mantenimiento de un estado de cosas peligroso para el futuro de Andújar, lo quieran o no, es unir sus esfuerzos a quienes no tienen intención de iniciar la imprescindible renovación de una política que serviría para aliviar la peligrosa situación en la que nos desenvolvemos desde hace años. Colocarse en la ambigüedad premeditadamente es una decisión cobarde que acabarán pagando quienes así se presenten en sociedad. El ejemplo lo tenemos en el día 27 de mayo, cuando las elecciones municipales del año pasado.