Agradecemos sinceramente el evidente esfuerzo que está haciendo estos días la Concejalía de Tráfico de nuestra ciudad. Y es que repintar los pasos de peatones no es tarea baladí y debemos ser agradecidos con quienes entienden que estas zonas reservadas para los peatones contribuyen enormemente a su seguridad cuando hacen uso de ellas. Puede que se trate de una decisión no prevista, pero coincide esta renovación de la pintura con el aumento de personas en la calle y muy especialmente con la inminente llegada de las vacaciones escolares, que contribuirán a un aumento significativo del peligro que normalmente detectamos si tenemos en cuenta la anarquía casi absoluta con la que usamos, en general, las vías públicas, aunque muy especialmente los menores. Quizá sea el momento de recordar a adultos y niños la importancia que tiene hacer un uso adecuado de la bicicleta, un vehículo excepcional para desplazarse por una ciudad de las características de la nuestra, pero que no todos entienden que, en el momento en el que la conducen, están obligados a respetar las señales de tráfico como si de cualquier otro vehículo se tratara.
En cuanto a la general discusión que genera la presencia de las bicicletas en las calles peatonales, y no siempre conducidas por menores, lo primero que habrá que aceptar es que está prohibido por ley, es decir, que no se trata del capricho de nadie en particular y sí de una norma en vigor que lo prohíbe expresamente. De hecho, si tenemos en cuenta que las calles peatonales habilitan especialmente a las personas que las pasean para que puedan hacerlo en total libertad, sin temor a que vehículo alguno se interponga entre ellos, una bicicleta es evidente que altera este orden establecido y, por si fuera poco, de la forma que algunos las usan, menospreciando la vida de los demás descaradamente. Entre nosotros, con escasísimas excepciones, campan a sus anchas usuarios de todas las edades, haciendo caso omiso de la obligación que contraen cuando las conducen y en total impunidad.
Generalmente, al tiempo que a la ciudadanía se le informa de que determinadas calles o avenidas se peatonalizan para que las disfruten cómodamente, debe mantenerse, al menos durante el horario comercial o cuando más personas se detecten en ellas, un servicio de vigilancia y control policial que limite el paso de cualquier tipo de vehículo, especialmente de bicicletas, que acuden a ellas, entre otras razones, porque no existen zonas concebidas especialmente para que sus fieles las disfruten. Se conozca o no la importancia de esta medida entre quienes tienen potestad para implantarla, lo que vemos a diario es que no se ejerce control alguno sobre ellas, y no sólo de estos vehículos de dos ruedas, sino también por parte de toda clase de ellos, que las cruzan y aparcan cuando les parece bien. Quizá por este detalle nosotros insistamos ante la autoridad competente para que dote a los residentes del permiso adecuado para que puedan entrar y salir de ellas en el horario que se haya previsto, evitando con esta decisión el que cualquiera pueda, justificando su presencia alegando que allí reside, entrar y salir cuando le venga bien.
Volviendo al tema del repintado de los pasos de peatones, conviene que le recordemos a los responsables de la circulación en nuestra ciudad que muchos de ellos, si no todos, no responden a las Normas de Tráfico en vigor, según las cuales ninguno puede estar dibujado a la salida de una calle, justo en la esquina. Según éstas, esta zona debe estar reversada cinco metros antes de la esquina, ya que el conductor, cuando gira su vehículo, tiene la oportunidad de frenar con tiempo antes de ocupar el paso señalizado y, por tanto, evitar el atropello de las personas que se encuentre en él. No obstante, si recorremos la ciudad, ya sea en rotondas o en esquinas, comprobaremos que no se ha tenido en cuenta este detalle, ni siquiera cuando se decidió acotar con obra en las aceras la zona de entrada y salida de peatones, lo que le añade a este asunto más peligrosidad, si cabe.
De si estamos aún a tiempo o no, de si sería conveniente o no adecuar nuestra señalización a las Normas, es algo que les compete exclusivamente a los políticos y los técnicos, pero lo que sí sabemos es que estamos fuera de la ley y que por mucho que se empeñen en asegurar que nuestra ciudad está preparada para desarrollar en sus calles las pruebas dinámicas para la obtención del permiso de conducir, mienten. Y si no, que lo demuestren.