miércoles, 25 de junio de 2008

“FUENTE SORDA” DEJARÁ DE EMITIRSE ESTE MES

Les anunciamos con tiempo de que, coincidiendo con el final de este mes, "Fuente Sorda" dejará de asomarse diariamente a las 13 horas a sus receptores. Lo venimos haciendo desde 1996, fecha en la que decidimos incluir este espacio de opinión en la parrilla de programación, y no razones de presión o cualquier otra, que tampoco falta. Es así de sencillo: se impone el descanso estival y a ello vamos, pero volveremos a escucharnos, para preocupación de algunos y alegría de otros, en el mes de septiembre, justo en la segunda quincena. Somos conscientes, por otra parte, de que dejamos un espacio especialmente observador de la actualidad de nuestra ciudad y que lo hacemos en un momento especialmente crítico para nuestro devenir. El que se mantenga la incógnita sobre el sí o el no de los andalucistas al pacto de un gobierno tripartito que proponen Izquierda Unida y Partido Socialista, preocupa a unos y satisface a otros, pero en cualquier caso empobrece a la ciudad de forma alarmante y las partes implicadas debían darnos cuanto antes una lección de coherencia.

En asuntos de tanta importancia política y trascendencia social es cuando de verdad se puede calibrar con acierto qué tipo de intenciones tienen los hombres y las mujeres de la política local para con la ciudadanía que ha confiado en ellos y ellas. No se trata de posicionarse con ventaja con unos u otros y sí de participar en la ordenación de la vida política desde cualquiera de estas posiciones, ya que conviene recordar que lo que está en juego es el futuro de nuestra ciudad y no el de un partido político o el de algunos de sus líderes. Ante momentos tan complejos como entusiastas, tan difíciles como ilusionantes, que el porvenir de casi cuarenta mil personas dependa de la decisión de un escaso grupo de militantes (ochenta y cinco decía su secretario local), cuando menos plantea seriamente la necesidad que tiene la política nacional y local de buscar fórmulas que eviten que el partido político que menos representatividad popular ha conseguido en las elecciones sea determinante para la gobernabilidad de su ayuntamiento. Ha ocurrido en los grandes pactos nacionales y también en ciudades próximas, en donde nos encontramos con alcaldes que no han cosechado más de quinientos votos en las urnas.

Para la clase política ha llegado el momento de que muestren en público que, además de estar para las maduras, es decir, para fiestas y saraos, para asomarse a las televisiones, escucharse en la radio y verse en los periódicos, también hay que tomar decisiones en las épocas duras, justo cuando las necesidades de la ciudadanía exigen esfuerzos para la consecución de los objetivos que le fueron propuestos precisamente por quienes ahora andan con el miedo escénico a cuestas. Y deben ser ellos los que elijan el camino adecuado, porque han sido ellos los que nos han colocado en la situación crítica en la que se encuentra Andújar, porque estén seguros de que, de haber sido otras las personas o las instituciones las culpables de semejante desastre político, sería a ellas a quienes dirigiríamos nuestras quejas.

No obstante, lo de menos ahora es lo que nosotros pensemos, ya que en el tejado de nuestra clase política está la pelota de la suerte y es a ellas y ellos, por tanto, a los que corresponde jugarla como espera la ciudadanía. Nuestro papel en todo este embrollado asunto es el de meros espectadores, es decir, no más que el de cualquiera de ustedes, a los que intuimos preocupados por tanto vaivén absurdo y tanta indecisión pactada. Si a las cosas hay que llamarlas por su nombre y los valientes se definen por sus acciones, es la mejor ocasión de demostrar cuáles son realmente los principios éticos de quienes hasta ahora lo único que nos han vendido ha sido pura ficción.

La Andújar del futuro, la Andújar de la que tanto nos han hablado durante estos años, es evidente que está por construir. La ciudadanía ha dado suficientes muestras de paciencia y de sentido común ante situaciones de incompetencia vergonzosas. Si ahora pide lo que es suyo, tampoco es para que se extrañen.