lunes, 16 de junio de 2008

EN LA SIERRA, NO TODO LO QUE RELUCE ES ORO





La llegada del calor ha activado las necesidades personales de muchos de nosotros, que hemos buscado con avidez el lugar o lugares idóneos en los que resguardarnos de las horas de calor, sobre todo de mediodía. Si nos atenemos a la información que algunos nos han dado y por lo que hemos podido averiguar nosotros, el mayor número de visitantes se llevan las viñas y sus moradores, que han visto cómo las mañanas del sábado y el domingo sus piscinas se llenan de amigos y amigas al tiempo que sus frigoríficos y congeladores pierden contenido imparablemente. Ocurre todas las temporadas, pero no por ello deja de ser un problema para muchos propietarios, que sufren estos días su ofrecimiento sincero a quienes se habían enterado de que tenía una propiedad en la sierra con piscina y cerveza fría. Y encontramos todo tipo de amigos y familiares alrededor de este fenómeno social, no vayan ustedes a creer que sólo es protagonizado por unos cuantos y que, además, son los mismos de siempre. Lo primero que hay que tener en cuenta es que a nadie le amarga un dulce, y menos si resulta que has recibido la invitación de unos amigos para que este sábado o el domingo te desplaces hasta la sierra para disfrutar de una barbacoa o un arroz, que casi siempre, y para malestar de tu estómago, cocina el amo de casa, que no duda en pregonar a los cuatro vientos que le sale de maravilla, y que el resultado no siempre acompaña a la realidad.

Lo que ocurre es que algunos se lo toman quizá demasiado en serio y a partir de esa invitación ya no necesitan que le hagan más y se convierten en asiduos. Él y su familia se citan a las puertas de la casa de campo sin rubor y convencidos de que son bien recibidos, detalle que les confirma el educado propietario con su bienvenida, pero que no tarda éste en dimensionar correctamente lo que representa esta visita y decide cortar rápidamente con esta autoinvitación. Primero, informándole de que el fin de semana no estarán en la viña; que se van de viaje. Pero no consigue su propósito, porque el amigo le conmina a que le dé la llave y que, de paso, le sirve de guarda. Luego se le ocurre que lo mejor es decirle que vienen unos familiares de fuera, pero tampoco sirve, porque se ofrecen para ayudarles y les echan abajo le excusa. Finalmente, lo que resulta ser positivo es decirle al amigo, eso sí, con todo el cariño del mundo y educación, que no es bienvenido. Al tiempo que consigue este sufrido propietario acabar con la insistente autoinvitación del descarado amigo y de su familia, que en los últimos fines de semana ha acabado con las reservas de comida y bebida con las que pretendían superar el verano, lo pierde como íntimo conocido, porque jamás aceptará éste que le cierre las puertas de lo que había entendido que casi le pertenecía, porque, alega, para eso le ha pasado de vez en cuando el cepillo a la lonja o el filtro al agua a la piscina.

Los que no crean del todo lo que les comentamos, que por cierto lo hacemos en un tono jocoso, pero que es real como la vida misma, preguntar pueden a quienes poseen una propiedad en la sierra. Es verdad que no todos sufren el acoso de los que buscan incansables entre sus amistades a quienes "pegarse" el próximo fin de semana, pero les podemos asegurar que para alcanzar este particular nirvana tuvieron que plantarles cara y enfadarse con ellos, porque no les fue fácil que aceptaran su negativa. Es tal el acoso al que se han visto sometidos otros, que hasta tuvieron que vender su propiedad en vista de que les fue imposible acabar con estas desagradables visitas, detalle que dimensiona con crudeza la otra realidad de los propietarios de viñas en la sierra.

Por si a estos propietarios les faltaba algo, vienen escuchando desde hace tiempo que la autoridad competente les reclama atención e inversión para su terreno, especialmente en lo que tiene que ver con la limpieza y las medidas que reduzcan el riesgo de incendio. Esta obligación viene firmada por la Junta de Andalucía y tiene como mediador a los ayuntamientos que, como el nuestro, en su término exista un parque natural o terreno protegido, que deberán inspeccionar si se cumple o no el decreto. Si tienen la oportunidad de recorrer la sierra, observen con deteniendo y comprobarán que en escasísimos casos, y suponemos que como autodefensa más que por acatamiento de la exigencia oficial, han limpiado el terreno del que deben responder. El verano comenzará oficialmente el día 21. El riesgo de incendio ya lo ha hecho.