jueves, 9 de octubre de 2008

LA IMAGEN DE LA CIUDAD ES COSA DE TODOS




La Concejalía de Medio Ambiente confirma a través de un comunicado que sigue viva, que se preocupa del aire que respiramos y del estado de la ciudad con respecto a su área. Luego de habernos recordado que mantiene una vigilancia extrema con respecto al número de palomas que tienen entre nosotros fijada su residencia, nos intenta ahora sensibilizar con respecto a las defecaciones o cagadas de nuestras mascotas, especialmente de los perros, los únicos que lo suelen hacer en la calle y, en ella, donde les da la gana. Asumiendo que somos un poquito guarretes, que nos tomamos la molestia de sacarlos a pasear a diario, pero que en poco casos decidimos agacharnos a recoger sus excrementos, el que desde la Casa Consistorial se nos recuerde que tenemos unas obligaciones que cumplir y que hasta ahora hemos demostrado que no estamos por la labor, nos parece bien.

Suponemos que la cartelería ahora repartida, a la espera de que sean muchos más, estará ligada a las zonas en las que se haya detectado un mayor número de deposiciones de estos animales y se quiera informar a los propietarios no sólo de su prohibición, sino de que pueden ser denunciados y posteriormente sancionados de acuerdo con las normas en vigor. Se queja la Concejalía de la continuada agresión que sufre la ciudad por esta causa, que para nada añade buen gusto a nuestras calles y, al mismo tiempo, pueden transmitir enfermedades. Por eso decimos que está bien que hagan algo, y más si tenemos en cuenta que las quejas han sido muy numerosas y que hasta ahora parecía no tener responsabilidad en este oloroso y resbaladizo asunto.

Sólo como detalle aclaratorio, diremos a ustedes que, aunque ajustado a las ordenanzas en vigor el texto que nos han hecho llegar desde la Concejalía de Medio Ambiente, debía aclararse lo de conductor del animal cuando se refiere a las personas que los acompañan, no sea que algunos acaben confundidos. Creemos que más que conductor del animal, citarlo como propietario o tutor parece más razonable Por otra parte, si de verdad se quiere terminar o mermar la ingente cantidad de deposiciones que se producen en nuestras calles a lo largo del día y de la noche, lo primero que debe asumirse es que como la gran mayoría tiene dueño y que, por tanto, no se trata de animales callejeros, no parece que sea difícil su identificación porque suelen ir al paseo acompañados de sus dueños o tutores. Entregarles el regalito de la denuncia impuesta en el momento de infringir las ordenanzas, estamos convencidos de que surtiría un efecto inmediato.

Ocurre, no obstante, que seguimos sin cerrar este tema como debía, y nos explicamos: ¿por qué el dueño de un perro está obligado a retirar sus defecaciones callejeras y no lo está, sin embargo, el que pasea al caballo? Si nos atenemos al olor y al tamaño, es evidente que gana el caballo; si nos centramos en las calles que eligen uno y otro, no parecen tener predilección por ninguna y lo hacen en donde mejor les viene. ¿Entonces? Creemos que es el momento de explicar las razones que obligan a unos y la tolerancia que se tiene para con los otros, porque, se mire por donde se mire, es una incongruencia como la copa de un pino.

Finalmente, a la espera de que se coloquen los carteles que aún faltan hasta un máximo de veinte, nos han dicho, convendría recordarles a la edila y a sus técnicos, que elegir bien el punto de información supone en la práctica una batalla ganada. En el caso de los parques, un solo cartel no parece que surta los efectos que se buscan, ya que dependerá en gran medida del lugar que se elija para su ubicación, y en el caso de estos espacios abiertos parece que no es sencillo controlarlos.

A los dueños de animales, especialmente de perros, recordarles que es de muy mal gusto abandonar las cagadas en plena vía pública. Además de dar una pésima imagen de ellos mismos, contribuyen a que la ciudad se mantenga sucia todo el día. Es más, si nos quejamos, con razón, de que la Concejalía responsable de la limpieza viaria y de la ubicación de los contenedores, y especialmente del aspecto que éstos brindan a quienes los observan desde primeras horas de la mañana, no atiende a sus obligaciones, lo menos que debemos hacer es cumplir con las nuestras. Más que nada, por si les sirve de ejemplo a nuestros representantes políticos.