Los vecinos y vecinas de los Emperadores Trajano y Adriano, y las calles aledañas, no están precisamente a partir un piñón con los responsables municipales que tienen entre sus obligaciones la barriada en general y la limpieza viaria, los jardines y la iluminación, además del mal estado del asfaltado y los acerados, que demandan urgentemente una intervención a fondo, en particular. Lo pudimos comprobar personalmente porque hace unos días aceptamos la invitación que nos hicieron para recorrer algunas de estas vías y pudimos ver de primera mano la realidad de un barrio que, sin exageraciones, ha sido abandonado no sabemos si a la espera de un milagro que lo recupere o por la existencia de una decidida y estudiada política municipal de ahí te pudras que ha comenzado a dar sus frutos.
Las zonas ajardinadas interiores de este barrio, que podían y debían ser un lugar de encuentro vecinal en el que hallar paz y tranquilidad equipándolo de mobiliario urbano adecuado a sus necesidades, con unos jardines ajustados al espacio de que disponen y la limpieza que exige una zona de estas características, hace años que se permitió la usurpación de la totalidad por parte de quienes buscaban una zona tranquila, alejada del centro y con poca iluminación que les permitiera el consumo de estupefacientes y de alcohol sin llamar la atención. Los munícipes de antes y de ahora, que lo conocen,han pasado por esta realidad de puntillas, con promesas que sabían de antemano incumplidas y dejando ver una preocupante incompetencia para interpretar las verdaderas necesidades ciudadanas en el instante y en la forma que conviene.
No obstante, y así nos lo han hecho saber, después de infinidad de intentos por hallar entre nuestros munícipes apoyo para su justificada causa, lo que no está dispuesto el ciudadano residente en esta hermosa zona es a seguir asistiendo en silencio y de brazos cruzados al deterioro manifiesto de la totalidad de la barriada. Y no sólo porque cada vez soporta peor las demoledoras consecuencias de la injustificada dejadez municipal, sino porque comprueba que, como conjunto, está perjudicando seriamente el valor de sus propiedades. Hoy, mostrar al visitante este barrio obliga a recorrerlo por unos acerados con grandes desperfectos y bajo una gran presión sobre el escaso espacio libre que ejercen todo tipo de vehículos, con unos jardines en el que encontramos más suciedad que verde, con un mobiliario urbano incómodo, con los contenedores de basura repletos desde primeras horas de la mañana y, en general, en pésimas condiciones de mantenimiento.
Por su parte, los comerciantes, quizá el grupo más perjudicado de lo que les contamos, asisten preocupados a la evolución negativa que vive el barrio en el que tienen invertido su futuro, y se unen sin fisuras en la crítica cuando se refieren a lo que los políticos municipales entienden que es el comercio de Andújar, para los que, nos dicen, sólo existen los del centro, en donde vienen invirtiendo dinero e ideas desde hace tiempo. El resto, el que ocupa la totalidad de la ciudad y a la que,por cierto, hace un extraordinario servicio aproximándoles diariamente lo que necesitan, y que en muchos casos sirven de circunstanciales entidades de crédito, parece que no cuentan en los planes supuestamente previstos por la Cámara de Comercio y el Ayuntamiento para desarrollar a corto plazo y que tendrían como objetivo el relanzamiento de los ubicados exclusivamente en el centro histórico o comercial de la ciudad.
No seremos nosotros, señoras y señores, los que pronostiquemos tiempos mejores o peores a esta situación, pero ajustándonos a lo que vemos, y teniendo en cuenta la penuria económica y la escasez de ideas en las que se desenvuelve el equipo de gobierno y los organismos que lo acompañan, mucho nos tememos que lo peor esté por llegar.