martes, 4 de noviembre de 2008

¿PARA CUÁNDO LA VENTANILLA ÚNICA O DE ATENCIÓN AL CIUDADANO?


Desde hace bastante tiempo, los ciudadanos usan de los medios de comunicación para dar a conocer sus quejas y demandas. Evidentemente, es legítimo en su caso y obligatorio en el nuestro, ya que la difusión de la denuncia ciudadana forma parte de nuestras tareas. Lo preocupante es que llegan hasta nosotros debido a que el equipo de gobierno municipal no ha cumplido con su promesa electoral ni en la anterior legislatura ni en el tiempo transcurrido de ésta; según la promesa a la que hacemos referencia, crearían en las dependencias municipales una ventanilla única o de atención al ciudadano que les evitaría el ir y venir de mesa en mesa en el interior de la Casa Consistorial, que es lo que hacen ahora, al tiempo que conseguirían evitarles visitas a los organismos ligados a los servicios municipales, como sería el caso del agua y la basura. Si tenemos en cuenta que el Ayuntamiento es la Administración que tenemos más próxima y que la mantenemos entre todos, tampoco es disparatado aperturar una oficina especializada en la atención a los vecinos y vecinas.

Sin embargo, cumpliendo a rajatabla y sin concesiones de ningún tipo su decida intención de no tener en cuenta a la ciudad y a sus moradores, nuestros representantes obvian sus propias promesas y abandonan a su suerte a los que andan de un lado para otro en busca de soluciones para sus concretas necesidades, que no siempre son complejas, aunque sí necesitan de documentación y de sellos y controles oficiales. Una ventanilla única tendría ese objetivo y de hecho así se expuso en el programa electoral de nuestros gobernantes y tampoco faltó en el de los que formaron parte del gobierno municipal la pasada legislatura, es decir, los andalucistas.

A todo esto, las quejas, demandas y denuncias que nos llegan no crean ustedes que son difíciles de superar; al contrario, ya que, además de la falta de información y menosprecio con el que aseguran son tratados en las dependencias municipales por parte de algunos funcionarios, son visibles y compartidas por la totalidad de la ciudadanía. Entre ellas, el tráfico, que no dudan en calificar de caótico, complicado y muy peligroso; la falta de aparcamientos en superficie y en el subsuelo, lo mal distribuido que está el espacio que se dedica a ello y la persecución que sufren por parte de la policía local; la pintura de los pasos de peatones, culpable, nos dicen, de que se produzcan atropellos y sustos para quienes los cruzan en tiempo y forma, además de que no son pocos los conductores que no los respetan; la iluminación, que es escasa como escasa es la luz que llega hasta el suelo, que a veces ni siquiera, porque se queda entre los árboles, que también cobijan y escamotean, por cierto, algunas señales de tráfico; los ruidos en general y de algunos ciclomotores en particular, preguntándose que cómo es posible que no se persiga a quienes conducen un vehículo de este tipo a escape libre, que tanto malestar genera entre el vecindario de las calles por las que circula; la suciedad de las calles, y muy especialmente en los alrededores de los contenedores, destacando por razones obvias los que se encuentran en las calles del centro; el servicio de autobuses, que es genéricamente calificado de desastroso porque sus recorridos deben actualizarse, lo mismo que señalizar y adecentar algunas paradas en beneficio de quienes esperan su llegada, que nunca cumple los horarios previstos; el puente romano también está entre las denuncias más repetidas, coincidiendo todas ellas en la necesidad que tiene este monumento de una actuación decidida a favor de su peatonalización y de la mejora general del conjunto, que actualmente, aseguran, se cae a pedazos; de los accesos a la ciudad, necesitados de limpieza y de equipamiento, sobre todo de jardines e iluminación…

La falta de comunicación existente entre nuestros gobernantes y la ciudadanía obliga a ésta a confiar sus necesidades colectivas y generales a quienes por el momento no han dado muestras de cansancio. Los medios de comunicación conocemos bien la necesidad de información y de atención que tienen los vecinos y las vecinas; lo extraño es que no sepan de ella quienes están precisamente para eso, para transmitirles confianza y seguridad en las instituciones.