miércoles, 5 de noviembre de 2008

¿DISFRUTAREMOS ALGÚN DÍA DE LA NUEVA ESTACIÓN DE AUTOBUSES?


Ateniéndonos estrictamente al proceso que ha seguido hasta ahora, sin ánimo de molestar y, por el contrario, con ganas de que alguien con autoridad, al tiempo que pide disculpas a la ciudadanía, nos informe del estado en que se encuentran las obras de la ampliación de la estación de autobuses, creemos que es lo menos que se puede pedir. Podíamos ir más lejos exigiendo detalles, cifras de inversión, empresa constructora, proyecto inicial y posterior, si es que existe, costo inicial y costo real de la obra y, una vez más, ¡cuándo demonios se pondrá a disposición de los usuarios! Pero como lo que queremos es conocer la verdad de la ampliación, y muy especialmente si se sabe con certeza la fecha de finalización, nuestro comentario no tiene más finalidad que la expuesta.

No obstante, dejar pasar la oportunidad de denunciar lo que a todas luces nos parece un abuso y un menosprecio a la ciudad, obviar sin más lo que ha supuesto para nosotros esta obra pública iniciada hace más de cinco años y aún sin finalizar, no sólo sería un lujo por nuestra parte, que ni debemos ni podemos permitirnos, sino que no podríamos justificar ante tribunal censor. Y es que la ampliación de nuestra estación de autobuses, que no apeadero, como gusta decir al actual delegado de la Consejería en nuestra provincia, no se merece ni de lejos el tratamiento que se le ha dado hasta ahora, con varias paradas a lo largo de estos años que nunca han sido explicadas a la ciudadanía en beneficio de un mejor entendimiento de las responsabilidades de las partes. Así, un buen día aparecían, como ocurre actualmente, unos obreros y comenzaban a trabajar, y otro mal día desaparecían sin más explicación que justificara este abandono. Y así ha ocurrido en diferentes ocasiones, y sólo en un par de ellas tuvieron a bien, a través de los medios de comunicación, de informarnos de que las razones de las diferentes paradas de las obras se debían a que el proyecto inicial no se ajustaba a la realidad del espacio de que se disponía y que la nueva redacción de éste exigía un tiempo a los técnicos, pero que, en cuanto se subsanara este problema, la ampliación estaría finalizada.

Si tenemos en cuenta que estas declaraciones las hizo el delegado hace dos años, mucho nos tememos que debería añadirle algún contratiempo más si de verdad quiere que le creamos, porque un proyecto, incluso partiendo de cero, se confecciona en mucho menos tiempo. Y si resulta que la nueva redacción supone un replanteamiento del costo inicial, algo por otra parte de lo más normal, tiempo han tenido también para buscarlo. Por lo tanto, si algún día vemos finalizada y en uso esta obra pública, que nadie busque aplausos y parabienes. Por otra parte, por añadirle más sazón a este cocimiento, una vez la Junta de Andalucía deje de tener responsabilidad en esta ampliación y la entregue al Ayuntamiento, se iniciará un proceso de corte parecido, ya que de las arcas municipales deberán salir casi doscientos mil euros, que son los necesarios y pactados de antemano entre Administraciones para acabar definitivamente con la ampliación de nuestra estación de autobuses. Por lo tanto, del estado en que se encuentre la economía municipal en el momento en el que esté obligada a desembolsar esta cantidad, dependerá en gran parte el futuro de este recinto.

Como no podía ser de otra forma, el hecho de que esta obra se haya llevado con un hermetismo desproporcionado por parte de las partes implicadas, ha generado todo tipo de especulaciones: desde las que aseguran que los técnicos no confían del todo en el diseño y que los voladizos pueden resultar peligrosos para los usuarios, hasta las que aseguran que la mayor parte del dinero presupuestado se ha perdido en el camino. Tampoco faltan las descalificaciones a los técnicos del proyecto, a los responsabilizan de abusar de la estética en detrimento de lo práctico. Y no les decimos nada de cómo ha interpretado la ciudadanía el papel que los políticos han jugado en todo este largísimo proceso, porque entonces nos extenderíamos muchísimo. Optamos por la brevedad afirmando que no se han ejecutado las obras antes sencillamente porque muy pocos creyeron en este proyecto, y cuando una obra pública de esta envergadura no cuenta con padrinos que las dinamicen, estas son las consecuencias.