Complicada situación la que padecen estos días nuestros políticos, y, de rechazo, nosotros. Es evidente que la situación económica en la que viene desenvolviéndose nuestro Ayuntamiento casi desde siempre, aunque desde hace unos años agravada por un exceso en el gasto corriente y de personal, nos perjudica dentro y fuera de nuestro término municipal. Fuera, porque pocas empresas son las que nos fían, y menos que lo harán en cuanto comprueben que las facturas no les son abonadas; y dentro, porque hace tiempo que, como no acudan con el dinero para la compra que quieren efectuar, no atienden sus pedidos. Un ejemplo que quizá describa, y bastante bien, la situación en la que nos hallamos, es que, como saben, algunas de nuestras calles hace semanas que no tienen luz porque, aseguran desde el propio Ayuntamiento, no disponen de lámparas de recambio. Por otra parte, el hecho de que el montante total de la deuda que el equipo de gobierno mantiene sólo con las empresas proveedoras supere los treinta millones de euros, confirma el desajuste económico alcanzado por los excesos de las mujeres y los hombres que nos rigen, y la situación a la que nos ha llevado su política económica. Pueden decir y hacer lo que quieran, lo mismo que pueden cargar la responsabilidad en gobiernos anteriores, pero cuando han transcurrido casi seis años desde que se hicieron cargo del gobierno de la ciudad, eso no selo creen ni ellos.
El pleno celebrado ayer, del que nuestros compañeros de la redacción de informativos les han dado buena cuenta, vino a situar a la oposición donde siempre debiera estar, es decir, fiscalizando y controlando los movimientos económicos que habitualmente, sin dar cuenta a nadie, como si la economía de la Casa Consistorial fuera doméstica o de una empresa particular, ha venido haciendo sistemáticamente nuestra primera autoridad, porque incluso dudamos de que tenga a bien informar a sus compañeros. Cuando se decide desde el autoritarismo, se hace y deshace como a uno le viene en gana, se toman decisiones no consensuadas y se menosprecia, en público y en privado, a todo el que se ponga por delante, lo lógico es que en poco tiempo afloren los errores. Y no tendría mayor importancia si no fuera porque éstos, los desajustes, las cuentas no aclaradas y los abusos de poder a los que asistimos atónitos, no los pagáramos entre todos cuando de ponerse al día se trata. De hecho, la intención del equipo de gobierno y su famoso plan de saneamiento económico era la de incrementar de forma desproporcionada las tasas municipales, demostrando, primero, que no tiene ni idea de política fiscal; segundo, que tiene ninguna sensibilidad para con la ciudadanía, y, tercero, que de solidaridad anda escaso. Menos mal, y por fin, que la oposición al completo, o sea, Partido Andalucista, Partido Socialista e Izquierda Unida, se puso de acuerdo y firmó previamente otro plan de saneamiento paralelo al del equipo de gobierno, y lo frenó en seco, porque, si no hubiera sido así, en unas semanas hubiéramos notado un incremento muy importante en los impuestos municipales.
En el transcurso del pleno escuchamos de todo, incluso al portavoz municipal de los populares afirmando algo relacionado con la calidad de los servicios que presta el Ayuntamiento a la ciudadanía, que no acabamos de digerir. No obstante, fue la actitud de nuestra primera autoridad la que más nos llamó la atención, y fue así porque no estuvo a la altura del momento. No sabemos si influido por algún asunto judicial que afirman las malas lenguas que tiene pendiente o porque entiende que no existe mejor forma de entendimiento que faltar al respeto a sus oponentes políticos (al fin y al cabo, vecinas y vecinos como él y sus compañeros de partido que, como ellas y ellos, sólo persiguen lo mejor para la ciudadanía, o eso deberían), el pleno se desarrolló bajo presión y con un exceso de protagonismo del alcalde injustificable; tanto, que incluso anuló a su portavoz siempre que quiso, lo que anuncia desconfianza, y un detalle de tanta trascendencia personal podía y debía evitarlo en público.
Tampoco los portavoces de la oposición se fueron de vacío, porque para todos tuvo palabras poco adecuadas en una persona que, lo quiera o no, representa a toda la ciudadanía. Suponemos que lo que no pudo superar fue el hecho de que hasta la persona que hasta ahora había sido la única que le había sacado de apuros en todas las votaciones que la había necesitado, es decir, el señor Salas, portavoz en el salón de plenos de los andalucistas, se uniera a los dos otros dos partidos y firmara el plan de saneamiento que, aseguran, sí sacará adelante la deteriorada economía municipal. ¡Qué desagradecidos son algunos!