martes, 16 de diciembre de 2008

DEMASIADAS ASIGNATURAS PENDIENTES



Se entiende, o al menos es lo que entendemos nosotros, que todo lo que se desarrolle para que los menores accedan al mundo de los mayores, debe ser bienvenido. Por lo tanto, que desde la concejalía responsable se organicen unos encuentros con el objetivo de mostrar las dificultades que encuentran en las ciudades las personas con problemas de movilidad, lo creemos de verdad muy interesante, y coincidimos en que es una excepcional manera de conseguir la solidaridad de los más pequeños para con estas personas, primer paso hacia la consecución de otro gran objetivo, si acaso más interesante, y que no es otro que concienciar a quienes, pasados unos años, serán los responsables de la ciudad en la que vivimos, y obtener de forma inmediata su ayuda y comprensión. Por lo tanto, repetimos que estamos de acuerdo con la convocatoria que se ha efectuado estos días.

No obstante, lo de citar a los escolares en el pabellón deportivo y allí invitarles a enfrentarse con una serie de obstáculos construidos específicamente para desarrollar estas clases participativas, nos parece innecesario. Miren: de acuerdo con nuestra experiencia, por muchas cortapisas que se les hayan planteado a estos jóvenes, por mucho que hayan sido seleccionados los obstáculos del folleto que se sirve con la convocatoria de los cursos o encuentros, hubiera sido mucho más educativo que se hubiera optado por cualquiera de nuestras calles, plazas o avenidas. Es tal el desajuste general de la ciudad, tal la acumulación de agujeros en la vía pública, de obstáculos en medio de la calzada, de árboles que te dejan ciego en cuanto te descuides, de señales de tráfico que pueden arrancarte de un tajo la cabeza, que creemos sinceramente que con haber organizado un circuito o recorrido por la ciudad se hubiera conseguido mucho más realismo. Primero, porque ni con estudios previos se podían conseguir unos con más detalles y peligro que los existentes por toda la ciudad;s egundo, porque si el ejemplo sigue siendo la mejor enseñanza para un menor, paseándoles hubieran conseguido los organizadores un mayor número de escolares convencidos de que no es posible hacer las cosas peor, incluso ni ensayando dos o tres veces diarias, y, tercero, porque de esta forma no sólo concienciaríamos a los participantes en el curso, sino al mismo tiempo a la clase política, que estamos convencidos no conoce la realidad a la que nos estamos refiriendo.

Andújar, con diferencia, es la ciudad que menos ha cuidado este detalle, antes y ahora; la ciudad en la que más obstáculos encuentran las personas con problemas de movilidad, ya sean los que usan muletas o cualquier otro elemento para caminar, o los invidentes. Nuestros políticos han asistido y asisten a la degradación de la ciudad como si no fuera con ellos, y no hace falta que les detallemos a ustedes zonas de la ciudad concretas, porque las conocen y las sufren más que de sobra. Ni siquiera en las obras recién terminadas se apiadan de los transeúntes, que encuentran a su paso baldosas inestables que les salpican barro, diferencias de alturas con las que tropiezan, registros de aguas, teléfono y electricidad que se hunden a los pocos días… O señales de tráfico a la altura de la cabeza, y no precisamentede las personas que superan el metro ochenta de altura, sino de metro cincuenta y cinco. Y las tienen ustedes en el acerado que circunda la estación de servicio Europa, a la entrada/salida de la ciudad, en una zona de paso entre la ciudad y el hospital, y de supermercados. ¿Y qué deciden los responsables políticos? Sencillamente, optan por lo fácil, es decir, por no querer saber nada de un problema del que la ciudad acabará pagando las consecuencias que se deriven de un accidente, porque es de nuestro dinero de donde saldrá finalmente la indemnización que la dejadez e incompetencia de la clase política ha generado, permitiendo que se mantenga una señal que viene avisando desde el primer día de que no está situada a la altura adecuada. Para que ustedes se hagan una idea real de la distancia que separa a las propias concejalías y cómo derrochan energías porque no se ponen de acuerdo previamente, hace unos días se colocaba una señal vertical en un acerado y que prohíbe expresamente el aparcamiento. Hasta aquí todo bien, ya que eso es algo que decide la Delegación de Tráfico y seguro que lo hace de acuerdo con los informes de los técnicos. Sin embargo, los empleados municipales y el agente de la policía local que les acompañaba, suponemos que para dar fe de su colocación ante sus superiores, decidieron, en contra del sentido común y de las quejas de algún vecino que aseguraba que el sitio no era el adecuado, puesto que obligaba a los transeúntes a descender al asfalto, y muy especialmente a un vecino impedido que pasa por allí a diario con su silla de ruedas y que a partir de ese día necesita ayuda para superarla señal, es decir, que sube y baja de la acera porque no le han dejado el espacio que necesita, que allí debía colocarse y punto. Y lo peor de todo esto es que los funcionarios lo comprobaron, pero alegaron que eran órdenes superiores y que ellos no podían decidir lo contrario. Suponemos que ahora entenderán ustedes por qué nos quejamos ante la concejalía correspondiente de la invitación que ha efectuado a algunos escolares para que comprueben los problemas de movilidad que tienen algunas personas en su habitual desenvolvimiento por la ciudad, porque se demuestra y confirma que cumplen fríamente objetivos políticos, pero que no miran hacia donde de verdad los necesita la ciudadanía.