Ustedes nos perdonarán, pero no acabamos de entender la actitud del Partido Popular con respecto a sus intenciones para el día que tenga responsabilidad de gobierno en nuestra tierra y en el país. Si nos ajustamos a los mensajes de sus líderes estos días, que nos hacen llegar procedentes de ruedas de prensa y atriles mitineros, el grupo que les representa en nuestra ciudad no tiene relación alguna con ellos, cosa harto preocupante si tenemos en cuenta que lo mejor de lo mejor es, aunque aceptemos que es complejo, poner a todos de acuerdo y que éste, el acuerdo, sea percibido por la totalidad de la población. Lo de no mostrar unidad de criterio, lo de ir cada uno por su lado o presumir de autonomía cuando se trata de un partido con intereses nacionales y, además, con posibilidades reales de gobernar, no creemos que sea positivo para sus fines. La imagen que ofrecen no es desde luego la mejor para sus objetivos, ya que cuando una formación política no es capaz de poner de acuerdo, no ya a sus militantes o representantes, que sería algo comprensible, sino a sus dirigentes, deducir que lo que persiguen en realidad no son precisamente nuestros intereses y sí exclusivamente los suyos, no es nada exagerado.
¿Y en qué nos basamos para llegar a esta conclusión? Pues en que durante el fin de semana personas de la importancia en el partido de doña Soraya Sáez de Santamaría, a la sazón, mano derecha del líder de los populares, señor Rajoy, nos han ido relatando una retahíla de frases-denuncias de las que se deduce que el presupuesto que el Partido Socialista tiene previsto aprobar en cuanto consiga el apoyo que necesita del resto de partidos en el Congreso y en el Senado, no es el mejor para el país en un año de crisis, dejando claro que lo que necesitamos los españoles es que nos rebajen los impuestos, exigencia a la que no están dispuestos a renunciar. Por otra parte, el latiguillo de los presidentes de este partido en España y en Andalucía, señores Rajoy y Arenas, allí donde les ponen un micrófono o unas cámaras delante, es que ellos apoyan y apoyarían a las pequeñas y medianas empresas, sobre las que volcarían todos sus esfuerzos y conocimientos de política fiscal y económica. Vaya por delante que estamos por completo de acuerdo con los dos mensajes y que los apoyaríamos allí donde fuéramos invitados para expresarlo, pero tenemos dudas y queremos compartirlas a ustedes.
Y es que, sopesadas ambas exigencias y lass promesas de unos impuestos más ajustados y unas ayudas concretas a las pequeñas y medianas empresas, incluso aceptándolas como sinceras y viables, nos preguntamos: ¿A qué formación política pertenece entonces en realidad el Partido Popular de Andújar? No crean que la pregunta que nos hacemos y que hoy compartimos con ustedes no nos ha costado exponérsela; al contrario, nos ha obligado a comparar durante horas los que nos cuentan unos y la realidad que nos ha mostrado el equipo de gobierno que rige nuestros destinos. Para empezar, y con respecto al tema de la reducción de impuestos que anuncian los populares a nivel nacional, convencidos como parecen estar de que no existe mejor fórmula para restablecer el orden económico en el país en un momento tan crítico como el que padecemos, ¿cómo es posible que permitan que sus representantes en Andújar pretendan todo lo contrario, subiendo muy significativamente la carga impositiva que hemos venido soportando hasta ahora? De hecho, los mensajes electorales del Partido Popular en nuestra ciudad en las dos legislaturas que llevan gobernando han sido siempre los mismos: nosotros bajaremos los impuestos. Sin embargo, éstos han aumentado de manera abusiva y, lo que es peor, sin justificación. Pero hay más, porque lo de que el objetivo prioritario de estos señores es el de cuidar y hasta mimar si llega el caso a la pequeña y mediana empresa, sus compañeros de partido en Andújar sencillamente se lo han pasado por el arco del triunfo, porque la deuda municipal que mantiene, miren por dónde, con la pequeña y mediana empresa es actualmente de miles de millones de las antiguas pesetas. Así, hemos llegado a estas deducciones: primera, que mienten más que reparten; segunda, que no se ponen de acuerdo ni en algo tan elemental como es el estado del bienestar de la ciudadanía, y, tercero, que urge la convocatoria de un congreso nacional en el que aprueben definitivamente las líneas maestras de la actuación de todos los integrantes de este partido, al menos en público. Mientras tanto, la necesidad de controlar a quienes presumiendo de siglas contribuyen activamente a destruir lo que con mucho trabajo otros crean, no creemos que haga falta que la justifiquemos.