Evidentemente, este fin de semana se parece poco a los anteriores. Eso de poder disfrutar, los que puedan naturalmente, porque no todos los trabajadores dispondremos de libertad para vivir esta festividad completa, de tres días seguidos de tiempo libre es algo que no se consigue habitualmente. Por lo tanto, miles de personas, con crisis incluida, buscarán un lugar en donde vivirlos intensamente; unos, comprobando que su propiedad en la sierra o en la playa no ha sido visitada por algún indeseable en busca de lo que no es suyo; otros, dedicándole tiempo a recorrer lugares que hasta ahora no habían tenido oportunidad de visitar. Para unos y otros, la carretera estará de por medio y no conviene bajar la guardia cuando de incorporarse al tráfico se trata. Como saben, no falta fin de semana, y muy especialmente los puentes, en los que la cifra de la accidentalidad y sus consecuencias nos condicione e influya en el programa que finalmente hayamos previsto.
Y como el tiempo, la meteorología, acabará casi seguro condicionándonos independientemente del lugar que escojamos, conviene aprovechar lo que nos queda de día para dedicárselo al coche, desde la batería al líquido del limpiaparabrisas, pasando por el equipo óptico, el anticongelante y otros controles que en otoño-invierno son fundamentales si queremos evitar desagradables e incluso peligrosos contratiempos. Nuestro consejo es que visiten a su mecánico habitual y que sea él quien decida qué renovar, si es que es preciso. Lo que no deberían hacer es dejar que la suerte se encargue de que todo salga bien, porque es posible que se arrepientan y mucho. Por ejemplo, si tienen prevista una visita a donde lo más probable es que encuentren hielo y nieve en el camino, antes de verse obligados a comprar unas cadenas a pie de carretera, que les van a costar el doble o el triple que en un establecimiento especializado, háganse con ellas sin prisas y, de paso, que les enseñen cómo se colocan, porque no siempre es sencillo y no todas las personas acaban la operación con éxito, y más cuando lo más seguro es que el proceso de acoplamiento se desarrolle bajo la presión de la lluvia o de la nieve.
Por otra parte, siguiendo los habituales consejos que seguro escuchan o leen habitualmente en los medios de comunicación, procuren mantener el depósito de combustible lo más completo posible, lo mismo que el teléfono móvil, especialmente si no disponen de cargador para el coche; que no le falten prendas de abrigo para todos los ocupantes, entre las que no vendrán nada mal unas mantas. También, incorporen alguna herramienta que pueda servirles en caso de verse atrapados por el hielo o la nieve que encuentren en la carretera, y lo mismo deben hacer con la linterna que suelen llevar en la guantera y que seguro no tiene pilas. Procuren no dilapidar la batería de su vehículo manteniendo la temperatura en el interior, o usando el audio o la radio, o con las luces interiores encendidas, o el calentador de la luneta trasera. Para llevar a cabo estas operaciones, que son posibles y que no dañan al motor ni al coche, háganlo siempre con el motor encendido, porque al mismo tiempo que le permite disfrutar de todos estos elementos, la batería se carga. No obstante, cuanto menos abuse, mejor, por si acaso, ya que no siempre la operación de carga de la batería funciona, especialmente si no la hemos revisado desde hace tiempo.
Que quede claro que no tratamos de preocuparles. Si acaso, de recordarles que los coches, el suyo también, son unas máquinas que necesitan de cuidados y que no siempre hemos cumplido el programa de mantenimiento del fabricante como nos aconseja. Por lo tanto, si tenemos en cuenta que lo someteremos a un recorrido complicado y que le exigiremos un sobreesfuerzo, no deberían de extrañarse que se quejara en cualquier momento, casi siempre cuando menos lo esperamos y cuando más falta nos hace. Así, tener a mano el teléfono de la grúa que nos atenderá gracias al seguro del coche no es ser agoreros y sí precavidos. Comprueben qué cubre exactamente la póliza, que a veces es mucho menos de los que nos dijeron en la compañía, que está al corriente del pago y que, aunque no es obligatorio llevar consigo el recibo del seguro, conviene que lo guarde con la documentación, por si acaso. Seguro que si a lo que les acabamos de decir le añaden algo de su cosecha, el viaje estará mucho más controlado. Finalmente, feliz descanso y, si salen de viaje, feliz ida y vuelta. Hasta el martes.
Y como el tiempo, la meteorología, acabará casi seguro condicionándonos independientemente del lugar que escojamos, conviene aprovechar lo que nos queda de día para dedicárselo al coche, desde la batería al líquido del limpiaparabrisas, pasando por el equipo óptico, el anticongelante y otros controles que en otoño-invierno son fundamentales si queremos evitar desagradables e incluso peligrosos contratiempos. Nuestro consejo es que visiten a su mecánico habitual y que sea él quien decida qué renovar, si es que es preciso. Lo que no deberían hacer es dejar que la suerte se encargue de que todo salga bien, porque es posible que se arrepientan y mucho. Por ejemplo, si tienen prevista una visita a donde lo más probable es que encuentren hielo y nieve en el camino, antes de verse obligados a comprar unas cadenas a pie de carretera, que les van a costar el doble o el triple que en un establecimiento especializado, háganse con ellas sin prisas y, de paso, que les enseñen cómo se colocan, porque no siempre es sencillo y no todas las personas acaban la operación con éxito, y más cuando lo más seguro es que el proceso de acoplamiento se desarrolle bajo la presión de la lluvia o de la nieve.
Por otra parte, siguiendo los habituales consejos que seguro escuchan o leen habitualmente en los medios de comunicación, procuren mantener el depósito de combustible lo más completo posible, lo mismo que el teléfono móvil, especialmente si no disponen de cargador para el coche; que no le falten prendas de abrigo para todos los ocupantes, entre las que no vendrán nada mal unas mantas. También, incorporen alguna herramienta que pueda servirles en caso de verse atrapados por el hielo o la nieve que encuentren en la carretera, y lo mismo deben hacer con la linterna que suelen llevar en la guantera y que seguro no tiene pilas. Procuren no dilapidar la batería de su vehículo manteniendo la temperatura en el interior, o usando el audio o la radio, o con las luces interiores encendidas, o el calentador de la luneta trasera. Para llevar a cabo estas operaciones, que son posibles y que no dañan al motor ni al coche, háganlo siempre con el motor encendido, porque al mismo tiempo que le permite disfrutar de todos estos elementos, la batería se carga. No obstante, cuanto menos abuse, mejor, por si acaso, ya que no siempre la operación de carga de la batería funciona, especialmente si no la hemos revisado desde hace tiempo.
Que quede claro que no tratamos de preocuparles. Si acaso, de recordarles que los coches, el suyo también, son unas máquinas que necesitan de cuidados y que no siempre hemos cumplido el programa de mantenimiento del fabricante como nos aconseja. Por lo tanto, si tenemos en cuenta que lo someteremos a un recorrido complicado y que le exigiremos un sobreesfuerzo, no deberían de extrañarse que se quejara en cualquier momento, casi siempre cuando menos lo esperamos y cuando más falta nos hace. Así, tener a mano el teléfono de la grúa que nos atenderá gracias al seguro del coche no es ser agoreros y sí precavidos. Comprueben qué cubre exactamente la póliza, que a veces es mucho menos de los que nos dijeron en la compañía, que está al corriente del pago y que, aunque no es obligatorio llevar consigo el recibo del seguro, conviene que lo guarde con la documentación, por si acaso. Seguro que si a lo que les acabamos de decir le añaden algo de su cosecha, el viaje estará mucho más controlado. Finalmente, feliz descanso y, si salen de viaje, feliz ida y vuelta. Hasta el martes.