martes, 9 de diciembre de 2008

UN AÑO MÁS PERDIDO



Normalmente, cuando el año comienza a declinar, suelen aparecer estudios, tesis o trabajos ligados a lo que ha acontecido a lo largo del ejercicio. Los medios de comunicación, por no ser menos, también formamos parte de ese grupo de personas o entidades que buscan y rebuscan hasta conseguir que al menos los detalles y noticias más interesantes y trascendentes no caigan en el olvido. Aunque no siempre se consigue, eso es cierto, también lo es que, al menos en nuestro caso, el que el planteamiento de la condensación del resumen del año comience justo cuando éste finaliza, nos da un amplio margen de maniobra y tiempo para la selección.

En nuestro caso, la ciudad ha dado para mucho y de todo ello les daremos cumplida cuenta el último día del año. No obstante, dependiendo del cristal con que observemos la actualidad y la dinámica que nos han impuesto, el resultado del análisis nos llevará a concluir que hemos perdido el tiempo o todo lo contrario. Sin embargo, nos hemos vuelto a dejar en el camino casi todo lo que la ciudad se merece, con el agravante de que en nuestro nombre se han tomado decisiones que nos han perjudicado seriamente y que, de hecho, han dificultado la resolución de infinidad de proyectos que debían, habían salido a flote y que, una actuación política trasnochada y alejada de la realidad, los mantiene en donde siempre, es decir, en donde guardan todo lo que está por hacer a la espera de que a alguien se le ocurra sacarla a la luz y darle vida.

Como es evidente, no hemos sido capaces de iniciar ninguna obra de importancia en la ciudad, como tampoco se ha hecho nada que no sea remover tierra en los Llanos del Sotillo, aunque nos estén vendiendo, ni se sabe ya desde cuándo, que todo marcha bien, que los plazos se cumplen y que en poco tiempo veremos por allí el hotel que nos prometieron, el palacio de congresos que tanta falta dicen que nos hace, los centros comerciales que parece ser tanto necesitamos y las cientos de industrias que nos aseguran están esperando a que desde el despacho de la Alcaldía se les cite para firmar la escrituras y, al día siguiente, comenzar su instalación e iniciara producir. Decíamos hace unos días que no creemos que existan en el mundo unos terrenos que hayan sido más utilizados que éstos para promocionar alcaldes y partidos, y ahora les añadimos que no encontraremos otros sobre los que se hayan vertido tantas mentiras. Sin embargo, si para el gobierno municipal y la oposición todo marcha bien, poco podemos añadirle de nuestra cosecha que no sea lo que les acabamos de decir.

Por si faltaba algo, ahora, plantados que estamos en la campaña de navidad y todo lo que ésta representa, es tiempo de que los que anuncian entregas por nosotros, se dediquen a otros menesteres y por tanto se alejarán cuanto antes de dedicaciones que no tengan que ver con el disfrute personal y familiar. Por lo tanto, la ciudadanía está obligada a aparcar las reivindicaciones de siempre, porque en eso tampoco hemos cambiado, y buscar salidas a nuestra frustración mirando escaparates o mandando correos a la familia y amigos a los que hace tiempo tenemos olvidados. Luego, cuando todo haya pasado, entre las cenizas rebuscaremos la razón de ser que nos mantiene vivos y con fuerzas para continuar en el frente informativo para hacerles partícipes, un año más, de lo que hacen y no hacen por nosotros y nuestro porvenir.

La realidad es que la navidad ha llegado y que parece que estamos obligados a ir cambiando los habituales cauces de comunicación que mantenemos con ustedes a diario si no queremos caer en el error de no ser escuchados. Lo de que hemos perdido o no el año que se nos irá en unos días es algo tan personal como intransferible, y no debemos ser nosotros los que lo planteemos como cierto. Otra cosa es que la respuesta nos llegue procedente de las empresas y comercios que se han visto obligados a cerrar y que, consecuentemente, han puesto en la calle a unos cientos de trabajadores. Seguro que ellas y ellos podrían aplicar a esta deducción parámetros tan diferentes como dolorosos y las conclusiones serían otras. Claro que si para nuestros políticos, incluida la oposición, todo va bien y no es necesario cambiar los actuales planteamientos, que es lo que se deduce de todo lo que no hacen, es que debe ser así.