
No es la primera vez que traemos el tema de hoy a la consideración de todos ustedes, y mucho nos tememos que tampoco será la última. Se trata de la basura que genera el mercadillo, desproporcionada y hasta peligrosa por la exagerada cantidad de bolsas de plástico y papel de todo tipo, tamaño y colores que pululan por todos lados. Hasta ahora nadie desde el gobierno municipal, especialmente la Delegación responsable, ha movido un dedo a favor de evitar el daño medioambiental que representa que miles de papeles y plásticos vayan de un lugar a otro trasportados por el viento. Sólo en una ocasión, y de esto hace al menos cuatro años, anunciaron a bombo y platillo desde Servicios y Medio Ambiente que ellos y sólo ellos habían sido capaces de enfrentarse a semejante problema y que lo habían solucionado. A partir de ese momento, según la rueda de prensa organizada al efecto, la zona del mercadillo aparecería limpia como patena cuando se levantara el campamento. Y así fue, pero sólo una semana. A la siguiente todo volvió a ser como antes, y hasta hoy. Teniendo en cuenta que no parece complicada la solución y que el asunto tiene mandanga, lo menos que se nos ocurre deducir es que las Concejalías de Medio Ambiente y de Servicios no tienen intención alguna de hacer valer sus principios, que no deberían ser otros que los de evitar situaciones tan manifiestamente negativas para la ciudad.
Como hasta la fecha, todas las ocasiones en las que hemos expresado nuestro parecer sobre este asunto, nadie nos ha demostrado que no llevemos razón, volvemos a exponerlo convencidos de que esta vez sí, de que ahora es la nuestra. Entendemos nosotros que se podría acabar con este abuso, porque eso realmente es, un abuso descarado por parte de los vendedores de este circunstancial recinto comercial de los martes, de una forma sencilla. Para empezar a marcar el territorio y mostrar lo que es de todos, obligándoles a responsabilizarse de su puesto en todos los órdenes, especialmente cuando de generar basura se trate. En ningún caso debe aceptarse que todo lo que les sobre lo tiren al suelo cuando lo podrían introducir sin esfuerzo en bolsas o en cualquier otro sistema de almacenamiento que se les proporcione o que posean. Los que no estén dispuestos a aceptar esta exigencia municipal lo debían tener claro desde el principio, ya que se les prohibiría su presencia en la zona. Debe dejarse claro que no se trata de una petición o exigencia desproporcionada, ya que en el peor de los casos se trataría de que, antes de echar al suelo lo que les sobre, lo depositaran en la bolsa que tuvieran a mano, que posteriormente dejarían atada en el lugar que se convenga hasta que los servicios de limpieza la retiraran.
Poco sabemos de asuntos de este tipo, pero estamos convencidos de que si hasta el momento no se ha conseguido el sí de los vendedores que acuden a la cita semanal, responde más a la dejadez municipal que a una negativa de estos profesionales. Cierto que inmediatamente acude al recinto personal del área de limpieza que lo recupera en parte, luego de un gran y peligroso esfuerzo, pero no lo es menos que se derrocha el dinero del ciudadano en beneficio de quienes ensucian el recinto, puesto que si éste quedara en mejores condiciones no sería necesaria la presencia de estos profesionales de la limpieza viaria, o al menos lo limpiarían en menos tiempo. Evidentemente, cuando no existe una planificación política y menos aún interés por evitar los males que se derivan del mercadillo de los martes, los abusos acaban convirtiéndose en costumbre y cada día que pase será más complicado recuperar el sentido común.
Desde luego, políticos y técnicos tienen ambas Delegaciones municipales y les podemos asegurar que mucho más capacitados que nosotros para interpretar la situación y para remediarla. Las razones que puedan esgrimir para inhibirse de su control y solución es algo que no conocemos, bien porque no las han expresado o porque les importa un rábano el medio ambiente y el aspecto de la ciudad. Discrepamos de semejante barbaridad y dejamos constancia de no estar de acuerdo con su actuación, al tiempo que exigimos que este asunto forme parte del trabajo de los políticos de la oposición, una vez comprobamos que a los que gobiernan no les interesa.
Como hasta la fecha, todas las ocasiones en las que hemos expresado nuestro parecer sobre este asunto, nadie nos ha demostrado que no llevemos razón, volvemos a exponerlo convencidos de que esta vez sí, de que ahora es la nuestra. Entendemos nosotros que se podría acabar con este abuso, porque eso realmente es, un abuso descarado por parte de los vendedores de este circunstancial recinto comercial de los martes, de una forma sencilla. Para empezar a marcar el territorio y mostrar lo que es de todos, obligándoles a responsabilizarse de su puesto en todos los órdenes, especialmente cuando de generar basura se trate. En ningún caso debe aceptarse que todo lo que les sobre lo tiren al suelo cuando lo podrían introducir sin esfuerzo en bolsas o en cualquier otro sistema de almacenamiento que se les proporcione o que posean. Los que no estén dispuestos a aceptar esta exigencia municipal lo debían tener claro desde el principio, ya que se les prohibiría su presencia en la zona. Debe dejarse claro que no se trata de una petición o exigencia desproporcionada, ya que en el peor de los casos se trataría de que, antes de echar al suelo lo que les sobre, lo depositaran en la bolsa que tuvieran a mano, que posteriormente dejarían atada en el lugar que se convenga hasta que los servicios de limpieza la retiraran.
Poco sabemos de asuntos de este tipo, pero estamos convencidos de que si hasta el momento no se ha conseguido el sí de los vendedores que acuden a la cita semanal, responde más a la dejadez municipal que a una negativa de estos profesionales. Cierto que inmediatamente acude al recinto personal del área de limpieza que lo recupera en parte, luego de un gran y peligroso esfuerzo, pero no lo es menos que se derrocha el dinero del ciudadano en beneficio de quienes ensucian el recinto, puesto que si éste quedara en mejores condiciones no sería necesaria la presencia de estos profesionales de la limpieza viaria, o al menos lo limpiarían en menos tiempo. Evidentemente, cuando no existe una planificación política y menos aún interés por evitar los males que se derivan del mercadillo de los martes, los abusos acaban convirtiéndose en costumbre y cada día que pase será más complicado recuperar el sentido común.
Desde luego, políticos y técnicos tienen ambas Delegaciones municipales y les podemos asegurar que mucho más capacitados que nosotros para interpretar la situación y para remediarla. Las razones que puedan esgrimir para inhibirse de su control y solución es algo que no conocemos, bien porque no las han expresado o porque les importa un rábano el medio ambiente y el aspecto de la ciudad. Discrepamos de semejante barbaridad y dejamos constancia de no estar de acuerdo con su actuación, al tiempo que exigimos que este asunto forme parte del trabajo de los políticos de la oposición, una vez comprobamos que a los que gobiernan no les interesa.