viernes, 30 de enero de 2009

¡LO OSADOS QUE NOS HACE EL DESCONOCIMIENTO!



Aunque es obligatorio que deba convocarse y desarrollarse un pleno municipal y en él discutir sobre lo positivo o negativo de las tasas e impuestos que el gobierno municipal propone, primero a la oposición y posteriormente a la ciudadanía, lo noticiable ha sido la repercusión que ha tenido la propuesta entre la gente, una vez que desde esta emisora hemos dado a conocer sólo las que hemos creído, al tiempo que más destacadas, que ésta rechazaría sin contemplaciones. Es posible que el equipo de gobierno no haya sido capaz de detallar al público, como exige un asunto de este calado, sus intenciones con respecto al dinero que pretende que abonemos en concepto de impuestos y tasas, pero desde luego que hemos encontrado sólo una o dos adhesiones a sus postulados, y, coincidencia o no, de parte de quienes no tienen problemas de liquidez durante todo el año; el resto ha rechazado contundentemente la propuesta por inadecuada, poco solidaria e inoportuna si tenemos en cuenta los tiempos de crisis en los que nos desenvolvemos.

Sin embargo, han sido los impuestos o tasas que pretenden cobrar a los romeros a partir de este año lo más controvertido y polémico. Nadie esperaba que, por acudir a venerar a la patrona y ocupar un espacio en los aledaños de su cerro, le pasarían un recibo por el coche, otro por el módulo, otro por la tienda de campaña y no sabemos si llegarán a cobrar también por el número de miembros de la familia, porque todo cabe esperar de quienes, además de mostrar su peor cara (que no sabemos si será la verdadera o se trata de una especial para las fiestas), no han tenido en cuenta o simplemente no tienen ni idea de lo que ocurre en el Cabezo los días de romería. Haciendo cuentas por encima, sin meternos en complicadas operaciones que nos obliguen a restar, sumar o dividir, y siempre que les salga bien lo que por el momento no deja de ser el cuento de la lechera, serían miles los euros que llegarían a las arcas municipales, si es que llegan y no se queda parte de él por el camino, porque lo de cómo se efectuaría la recaudación, de si se extenderá recibo o no, de si se creará una caja única y, sobre todo, de quién debe dar cuentas a la ciudadanía de lo recaudado y, más aún, dónde tienen previsto invertirlo (porque al menos nosotros no nos creemos que este dinero se dedique a la mejora del entorno), es lo que parece que no han tenido en cuenta. No obstante, de mantenerse esta anunciada tasa impositiva, lo primero que debería acometerse es la información que merece el asunto para evitar el caos que, de todas formas, estamos seguros se originará. De entre las preguntas que nos surgen y de las que esperamos respuesta, ¿cómo se cobrará? ¿Primero por el coche y luego por todo lo demás antes de ocupar el espacio, o una vez que han conseguido un lugar en el que asentarse con la familia? ¿Y quién lo hará? ¿Será un funcionario público o una persona contratada al efecto? De ser así, ¿podrá ésta exigir el pago?, y, de negarse el visitante, ¿está envestido de facultades para echarlo del recinto o deberá pedir ayuda a la fuerza pública? ¿Y valdrá la pena que expulsemos a quienes se han desplazado, como lo han hecho desde siempre, a vivir con nosotros la romería, por negarse a pagar dos euros con ochenta céntimos por la instalación de una tienda de campaña? ¿Alguien ha pensado en las consecuencias negativas que se derivarán, seguro, de semejante disparate?

Si lo que encontrara el visitante fuera un recinto cerrado, dotado de todo tipo de instalaciones para su aseo y ocio, en el que pudiera desenvolverse con seguridad y comodidad, iluminado y vigilado, quizá entonces se le pudiera exigir una contraprestación económica, porque le proporcionamos unos servicios cuyo costo deberían compartir. Mientras tanto, concretar a quiénes pueden en realidad pasarle un recibo extra por el uso y disfrute que puedan hacer del cerro y sus alrededores, es loa mejor tarea que podían proponerse, al menos hasta que hallen la fórmula idónea desde la que ir incorporando a potenciales nuevos contribuyentes.

El equipo de gobierno hace tiempo que perdió su propia orientación, especialmente la económica, y desarrolla todas sus actuaciones bajo presión, que aumenta conforme pasan los días y la deuda se incrementa. La necesidad que tiene de dinero es lo que le hace disparatar y patrocinar ideas de este calado. O quizá se trate de un globo sonda, muy habitual entre quienes no están seguros ni de sí mismos.