
Conviene recordar a los ciudadanos inquietos, descontentos y preocupados por el anuncio del gobierno municipal, sobre el cobro de unas tasas para poder acampar en las zonas que acotarán expresamente para este fin en terrenos del cerro del Cabezo, que una cosa es lo que quieran decidir sin contar con nosotros y otra claramente diferente lo que finalmente se aprobará en el pleno en el que tengan a bien presentar estas importantes innovaciones. Evidentemente, el resto de partidos políticos, que también cuentan con respaldo popular, que para eso los votaron en su día, llevarán sus propuestas y entre todos sacarán adelante lo que más convenga a los intereses ciudadanos, que no siempre tienen por qué coincidir con los de nuestros políticos, y más cuando, lo presenten como lo presenten y les den las vueltas que quieran darle, la realidad es que a los de fuera y los de dentro les supondrá un desembolso económico extra que deberán añadir a los gastos propios del avituallamiento que exige un desplazamiento de este tipo.
Tenía el primer teniente de alcalde (que cada vez, por cierto, le vemos más preparado para heredar el puesto de primera autoridad municipal), tantas ganas de recuperar el discurso que hizo en exclusiva a un medio de comunicación local, que en la primera aparición en rueda de prensa que hizo la aprovechó para que le preguntaran sobre las tasas y cómo se distribuirían éstas definitivamente. Y como nadie preguntaba sobre lo que en realidad quería, y que de hecho era la razón del encuentro con los medios de comunicación, tuvo que ser un miembro del gabinete de “marketing” de nuestra primera autoridad, es decir, uno de los suyos, el que planteara lo que se ha convertido en una polémica ciudadana que aumenta conforme se van conociendo las intenciones municipales. La verdad es que la supo aprovechar, que para el tiempo que lleva en política, aún escaso, está claro que aprende con rapidez, aunque creemos que finalmente no ha conseguido el objetivo que perseguía. El interés del primer teniente de alcalde era el de convencer a quienes finalmente deberán pagar las tasas que impongan, o sea, a ustedes y nosotros, dentro o de fuera, de que debemos unirnos al grupo de los que están dispuestos a apoyar estas medidas, porque entre todos debe repartirse el inmenso coste económico que supone el desarrollo de la romería. Eso sí, por aquello de suavizar el envenenado mensaje, nos recordó que nosotros representamos escasamente el diez por ciento de las personas que acuden a la celebración mariana y que, así las cosas, que sean los que viene a visitarnos los que carguen con la mayor parte del mantenimiento de la fiesta.
Con perdón, creemos que el primer paso que debió dar el equipo de gobierno era el de consensuar previamente con el resto de partidos políticos la viabilidad de esta medida previendo lo que podía resultar una vez fueran conocidas. Sólo con el apoyo de la mayoría de la oposición se puede acudir a los medios de comunicación con una decisión tan importante y, al mismo tiempo, tan manifiestamente impopular, como ha quedado demostrado en sólo unos días. Entre otras razones, porque, independientemente de lo que pudieran pensar el resto de partidos antes de que se dieran a conocer, lo que es evidente es que ahora, cuando el revuelo que se ha levantado aconseja todo lo contrario, que lo que está en juego son votos, no creemos que ninguno de ellos decida apoyar unas medidas económicas que en la calle ya han sido rechazadas. Y como conocemos el percal y de qué pie cojea cada uno de nuestros representantes políticos más preclaros, recordemos que en situaciones tan decisivas no sirven las abstenciones, que es una forma cobarde de dar luz verde al gobierno municipal para que las apruebe, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Estamos convencidos de que los apuros económicos por los que atraviesa la economía municipal exigen imaginación y decisión, pero lo mejor que pueden hacer es compartir esta inquietud con el resto de los partidos y no apoyarse en la ciudadanía y en su gran fiesta para obtener de esta pasión beneficios económicos directos.
Tenía el primer teniente de alcalde (que cada vez, por cierto, le vemos más preparado para heredar el puesto de primera autoridad municipal), tantas ganas de recuperar el discurso que hizo en exclusiva a un medio de comunicación local, que en la primera aparición en rueda de prensa que hizo la aprovechó para que le preguntaran sobre las tasas y cómo se distribuirían éstas definitivamente. Y como nadie preguntaba sobre lo que en realidad quería, y que de hecho era la razón del encuentro con los medios de comunicación, tuvo que ser un miembro del gabinete de “marketing” de nuestra primera autoridad, es decir, uno de los suyos, el que planteara lo que se ha convertido en una polémica ciudadana que aumenta conforme se van conociendo las intenciones municipales. La verdad es que la supo aprovechar, que para el tiempo que lleva en política, aún escaso, está claro que aprende con rapidez, aunque creemos que finalmente no ha conseguido el objetivo que perseguía. El interés del primer teniente de alcalde era el de convencer a quienes finalmente deberán pagar las tasas que impongan, o sea, a ustedes y nosotros, dentro o de fuera, de que debemos unirnos al grupo de los que están dispuestos a apoyar estas medidas, porque entre todos debe repartirse el inmenso coste económico que supone el desarrollo de la romería. Eso sí, por aquello de suavizar el envenenado mensaje, nos recordó que nosotros representamos escasamente el diez por ciento de las personas que acuden a la celebración mariana y que, así las cosas, que sean los que viene a visitarnos los que carguen con la mayor parte del mantenimiento de la fiesta.
Con perdón, creemos que el primer paso que debió dar el equipo de gobierno era el de consensuar previamente con el resto de partidos políticos la viabilidad de esta medida previendo lo que podía resultar una vez fueran conocidas. Sólo con el apoyo de la mayoría de la oposición se puede acudir a los medios de comunicación con una decisión tan importante y, al mismo tiempo, tan manifiestamente impopular, como ha quedado demostrado en sólo unos días. Entre otras razones, porque, independientemente de lo que pudieran pensar el resto de partidos antes de que se dieran a conocer, lo que es evidente es que ahora, cuando el revuelo que se ha levantado aconseja todo lo contrario, que lo que está en juego son votos, no creemos que ninguno de ellos decida apoyar unas medidas económicas que en la calle ya han sido rechazadas. Y como conocemos el percal y de qué pie cojea cada uno de nuestros representantes políticos más preclaros, recordemos que en situaciones tan decisivas no sirven las abstenciones, que es una forma cobarde de dar luz verde al gobierno municipal para que las apruebe, como ya ha ocurrido en otras ocasiones.
Estamos convencidos de que los apuros económicos por los que atraviesa la economía municipal exigen imaginación y decisión, pero lo mejor que pueden hacer es compartir esta inquietud con el resto de los partidos y no apoyarse en la ciudadanía y en su gran fiesta para obtener de esta pasión beneficios económicos directos.