miércoles, 11 de febrero de 2009

EL ARTE DE DECIR MUCHO Y NO HACER NADA



No sabemos si serán apreciaciones nuestras o es que los supuestos trabajos que se desarrollan en lo que en su día, si es que llega, será el parque tecnológico Innovandújar, y que por el momento nosotros lo seguimos llamando Llanos del Sotillo porque no otra cosa anuncia por el momento, o se han detenido o los obreros trabajan actualmente en la construcción de los túneles del metro, porque no se ve a nadie por los alrededores. Si preguntamos a una de las partes, nos dicen que la empresa encargada de realizar este proyecto hace unas semanas que dejó el tajo y se fue con la música a otra parte. Si preguntamos a otros implicados en la viabilidad de este proyecto, coinciden en lo fundamental, es decir, en que éste se ha detenido, pero no en la fecha, porque aseguran que hace sólo unos días. Por lo tanto, aceptando las dos versiones, aunque con diferentes fechas, lo que en su día fue un sueño pasa directamente a ser una utopía, o lo que es lo mismo, que un plan tan ambicioso, presentado en fecha electoral y por quienes ni siquiera sabían lo que en realidad querían, tenía todas las papeletas del no en su contra.

Se gastaron una pasta (nos gastamos, porque el dinero es del pueblo) en la realización del vídeo que fue presentado en un acto que también debió costar lo suyo, porque los canapés eran buenos. Convocaron a todo el que les interesaba a los patrocinadores del acto, tuvieran o no relación industrial presente o futura con la ciudad, y se firmaron discursos ridículos entonces y falsos ahora. Tal como dijo la mantenedora del acto, que se aprendió el papel con ganas y supo representarlo la mar de bien, no se trataba de algo irrealizable, sino todo lo contrario. Fue tal la convicción que puso en diferenciar el presente y el futuro, tal en énfasis que añadía a todo lo que debía ser y para ella ya era, que algunos decidieron comprobarlo por sí mismos y aún andan dando vueltas por ese secarral en busca del hotel que se decía construido o el palacio de congresos para el que alguno anunció su intervención para buscar financiación.

Los Llanos del Sotillo puede que algún día acaben siendo, si no lo que vimos en el irreal vídeo o el folleto que guardamos en algún cajón del despacho, sí una zona industrial importante, en la que se ubicarán las empresas que ya dieron el sí a los Gobiernos de la Junta y del Estado, y a las que se irán uniendo aquellas otras que perciban posibilidades industriales en buenas condiciones económicas para sus intereses. Equipar de empresas un espacio previsto para este fin, siempre que la economía lo permita, es algo que cualquier ayuntamiento es capaz de hacer. Lo que ocurre es que antes, mucho antes, hay que programar y cuidar el contenido de las intervenciones de forma que permitan, sobre todo, su continuidad sin altibajos, o al menos no como ocurre con este asunto, que por el momento se han detenido las obras de un sector y que mucho nos tememos que se les unirán las del otro sector, aunque por el momento siguen.

Nuestros gobernantes se lucieron el día de marras y se llevaron los parabienes de los asistentes. Desde entonces, no obstante, no han sido capaces de enfrentarse con un proyecto que les vino largo incluso desde su concepción. Eso sí, ni decir tiene que les ha servido para prosperar, por el momento, en política y para sacar adelante algún que otro proyecto personal, pero los que aún crean en Innovandújar pierden el tiempo. Con sólo echar mano de otro de los folletos con los que regularmente nos premia el equipo de gobierno, comprobamos hasta dónde la capacidad de mentir que tienen. Recuerden, si no, los jardines de Del Val, que ya formaban parte de la ciudad; o la plaza de toros, en la que podrían desarrollarse festejos populares gracias a que el alcalde había firmado un protocolo para su cesión gratuita; o la casa del deporte en las instalaciones de la antigua Abanderado… O los helicópteros Tigre, a los que de vez en cuando se refieren para reprender su negativa a la Junta de Andalucía, de que se instalara entre nosotros la fábrica.

Como Innovandújar, todo lo demás olía mal, a prevaricación y cohecho, a información privilegiada, a dinero negro, a acuerdos urbanísticos que sólo servirían para enriquecer a dos o tres, pero de si había intención real de hacerlos realidad, ahí están los resultados y ahí deben mirar ustedes para sacar conclusiones. Nuestro papel es el denunciar lo que entendemos injusto y que tanto mal nos ha proporcionado; el de ustedes, opinar y llegar a conclusiones.