martes, 3 de febrero de 2009

LA ECONOMÍA MUNICIPAL BUSCA DESESPERADAMENTE DINERO



Como ya conocen ustedes, aparte de las tasas e impuestos que el gobierno municipal pretende cobrar a las personas que utilicen espacio, suponemos que expresamente acotado, en el cerro del Cabezo para instalarse a vivir la romería, hemos detectado una serie de cargas impositivas que creemos muestran claramente las verdaderas intenciones de nuestros dirigentes con respecto a quiénes en realidad deberán soportar la crisis económica que actualmente padecemos. Es evidente que para ellos ésta no existe, porque seguirán cobrando el mismo dinero que hasta ahora, y lo mismo ocurrirá con el sueldo de los funcionarios; seremos nosotros, la ciudadanía, los que compartamos la mayor parte de las necesidades económicas de la Casa Consistorial y quienes, finalmente, padeceremos las consecuencias de su falta de liquidez. Quizá por eso nos llame la atención especialmente el subtítulo con el que han sido dadas a conocer las tasas e impuestos para el 2009, que por cierto están obligados llevar al pleno municipal en busca de apoyos para sacarlas adelante, y no como ya se ha anunciado en algún medio de comunicación, que las da por aprobadas, puesto que asegurar que son sociales y respetuosas con el medio ambiente nos parece demagógico y cínico.

El primer planteamiento o pregunta que se nos ocurre es por qué no bajan los impuestos, entre otras razones porque es lo que prometieron cuando llegaron al poder, hace ahora seis años, y fue el lema de sus dos campañas electorales. Al contrario, en ningún presupuesto se ha registrado una baja impositiva de la que ahora pudieran presumir y nosotros contártela a ustedes. Al mismo tiempo, nos hacemos otra pregunta que, por cierto, ya hemos compartido con ustedes en otras ocasiones: ¿cómo es posible que el Partido Popular a nivel nacional y autonómico esté exigiendo, y asegurando, porque dicen que es viable, que el Gobierno baje los impuestos y que ayude a la pequeña y mediana empresa (que es lo que ellos aseguran harían desde el momento en que tuvieran responsabilidad de gobierno), y sus representantes en nuestra ciudad ejecuten desde perspectivas radicalmente diferentes, es decir, aumentando la carga impositiva de forma exagerada? Por todo esto, asegurar que se trata de unos impuestos sociales cuando cualquiera puede comprobar que las subidas previstas en su mayoría contemplan unos aumentos de un cuatro y medio por ciento, nos parece una falta de respeto a la inteligencia de los ciudadanos, y desde luego que esperamos que la oposición ponga orden en el descontrol con el que viene actuando regularmente el área económica de nuestro Ayuntamiento. Comprendemos que son momentos de agobio, que la necesidad de dinero es real y que los retos adquiridos por el equipo de gobierno deben realizarse, pero no cuando sabemos que, como norma, no se cumplen con las inversiones y que prácticamente todo el dinero que llega a las arcas municipales casi siempre acaba en partidas con las que o no se contaba con ellas en el presupuesto, lo que confirma que no se gestiona bien cómo invertir el dinero de todos.

Por otra parte, ¿qué culpa tiene el ciudadano de que la deuda municipal aumente por días y de la forma que lo hace? Sepan que sólo en el 2007 se excedieron del presupuesto previsto y aprobado en nada menos que dos millones de euros, y suponemos que lo mismo o mayor será la cifra que conoceremos de 2008. Y lo peor de todo es que, paralelamente y de forma escandalosa, aumenta la deuda que tiene contraía con los proveedores, a los que por el momento, a no ser que tengan éstos hilo directo con la Alcaldía-Presidencia, no existen previsiones oficiales de pagarles un euro. La indefensión en la que se encuentran estos empresarios representa una de las mayores injusticias de las que hasta el momento ha protagonizado este gobierno municipal, y nos parece deleznable y vergonzoso que algunos de los integrantes del equipo de gobierno aún guarden silencio en público mientras en privado hace todo lo contrario.

O mucho nos equivocamos o en esta ocasión nuestros gobernantes se han equivocado planteando unos impuestos y unas tasas que, por incomprensibles e injustas, la mayoría de la ciudad rechaza. Una vez más, por tanto, en la oposición reside la responsabilidad de controlar el despilfarro económico que protagoniza habitualmente el equipo de gobierno y obligarle a replantearse las fuentes de las que obtener dinero para su financiación. Ya puestos, si no queda más remedio que compartir, que sean ellos los primeros en participar en esta cuestación benéfica y reduzcan a la mitad sus sueldos. Es posible que entonces, ante semejante demostración de coherencia y solidaridad, cambiemos de opinión.