
Hace un tiempo, con motivo del anuncio de la posible implantación en nuestra ciudad de la siderurgia Ros Casares, patrocinamos una idea de la que hasta el momento nadie ha querido hacerse cargo. Se trata de preparar con tiempo a jóvenes que, en su día, pudieran incorporarse como oficiales a la nómina de esta empresa, para lo que se les integraría en un equipo de formación específico y se les proporcionarían los conocimientos básicos que, cuando llegue el momento, la siderurgia exigirá a quienes pretendan formar parte de su plantilla. Ahora, cuando el trabajo escasea, se impone algo parecido, y más cuando sabemos que existen posibilidades reales de acceder a un puesto de trabajo bien remunerado y con tiempo por delante. Prepararnos para asumir nuevas responsabilidades laborales es lo menos que podemos dedicarnos a nosotros mismos cuando sabemos que cualquier empresa dedicada a las nuevas tecnologías lo primero que demanda de nuestro historial profesional es qué conocimientos tenemos de idiomas, de informática, de las energías limpias y renovables, etc. Son los empleos del futuro y, para acceder a ellos, se entiende que es imprescindible una aproximada idea de cómo desarrollarlos, y es aquí donde precisamente flaqueamos.
Ahora que la anterior dedicación laboral nos deja algo de tiempo, perderlo sin más a la espera de que alguien llame a nuestra puerta para ofrecernos un trabajo es obviamente un sueño de complicada realización. Por lo tanto, acceder a la iniciación de cualquiera de estas nuevas profesiones representa un gran paso hacia delante y casi con toda seguridad la posibilidad de obtener rendimiento en poco tiempo del esfuerzo que hayamos realizado. Actualmente, más de cien mil puestos de trabajo en diferentes sectores, incluida la Administración del Estado, esperan ser ocupados por las personas que acumulen la experiencia y la formación que se les exige, pero también encontramos ofertas en sectores novedosos que no se ocupan precisamente porque llegamos a ellas sin un mínimo de conocimiento. Es el caso de las nuevas energías, especialmente la eólica y la fotovoltaica, de las que sólo sabemos de los grandes molinos de viento que vemos próximos a la carretera y algo de los huertos solares que tan de moda están. Sin embargo, ofertas de iniciación y preparación no faltan, y no nos referimos precisamente a las que solemos leer en los anuncios por palabras de algunos diarios, que no creemos en ellas, sino en aquellas que nos llegan avaladas por organismos e instituciones especialmente autorizadas, y en algunos casos incluso con ayudas de la Administración, y con capacidad para situarnos ante estas nuevas profesiones con auténticas posibilidades de éxito.
Desde luego, todo lo que represente aprender, obtener conocimientos de lo que desconocemos, aproximarnos ilusionados a lo nuevo, es una buena decisión, y muy especialmente cuando los tiempos no están para desechar nada. De acuerdo con los que técnicos laborales cuentan, para el 2010, que será el año, aseguran, de la recuperación económica, muchas profesiones habrán dejado de interesar al mercado laboral y quienes no hayan tomado decisiones en este sentido, se mantendrán en situación de paro permanente. La construcción, por ejemplo, que ha sido el gran motor de nuestra economía, cuando las aguas vuelvan a su cauce, seguro que sigue demandando trabajadores, pero en ningún caso de la forma que lo ha venido haciendo hasta ahora, cuando todos servían y cuando no se tenía en cuenta ni la documentación laboral ni la experiencia. Una vez los mercados de trabajo se asienten definitivamente y las demandas comiencen a surgir, los que no se hayan preocupado de su preparación para las nuevas profesiones que se han ido incorporando, tendrán un futuro laboral bastante complicado.
En realidad, de lo que se trata es de aprovechar el tiempo que el no tener empleo nos proporciona. Y hacerlo ampliando nuestros conocimientos y dedicándole horas y esfuerzo a dedicaciones a las que antes no hacíamos caso y que pueden acabar siendo nuestro futuro laboral en poco tiempo. No sabemos si será sencillo o no, pero sí que estamos obligados a ello por razones obvias.
Ahora que la anterior dedicación laboral nos deja algo de tiempo, perderlo sin más a la espera de que alguien llame a nuestra puerta para ofrecernos un trabajo es obviamente un sueño de complicada realización. Por lo tanto, acceder a la iniciación de cualquiera de estas nuevas profesiones representa un gran paso hacia delante y casi con toda seguridad la posibilidad de obtener rendimiento en poco tiempo del esfuerzo que hayamos realizado. Actualmente, más de cien mil puestos de trabajo en diferentes sectores, incluida la Administración del Estado, esperan ser ocupados por las personas que acumulen la experiencia y la formación que se les exige, pero también encontramos ofertas en sectores novedosos que no se ocupan precisamente porque llegamos a ellas sin un mínimo de conocimiento. Es el caso de las nuevas energías, especialmente la eólica y la fotovoltaica, de las que sólo sabemos de los grandes molinos de viento que vemos próximos a la carretera y algo de los huertos solares que tan de moda están. Sin embargo, ofertas de iniciación y preparación no faltan, y no nos referimos precisamente a las que solemos leer en los anuncios por palabras de algunos diarios, que no creemos en ellas, sino en aquellas que nos llegan avaladas por organismos e instituciones especialmente autorizadas, y en algunos casos incluso con ayudas de la Administración, y con capacidad para situarnos ante estas nuevas profesiones con auténticas posibilidades de éxito.
Desde luego, todo lo que represente aprender, obtener conocimientos de lo que desconocemos, aproximarnos ilusionados a lo nuevo, es una buena decisión, y muy especialmente cuando los tiempos no están para desechar nada. De acuerdo con los que técnicos laborales cuentan, para el 2010, que será el año, aseguran, de la recuperación económica, muchas profesiones habrán dejado de interesar al mercado laboral y quienes no hayan tomado decisiones en este sentido, se mantendrán en situación de paro permanente. La construcción, por ejemplo, que ha sido el gran motor de nuestra economía, cuando las aguas vuelvan a su cauce, seguro que sigue demandando trabajadores, pero en ningún caso de la forma que lo ha venido haciendo hasta ahora, cuando todos servían y cuando no se tenía en cuenta ni la documentación laboral ni la experiencia. Una vez los mercados de trabajo se asienten definitivamente y las demandas comiencen a surgir, los que no se hayan preocupado de su preparación para las nuevas profesiones que se han ido incorporando, tendrán un futuro laboral bastante complicado.
En realidad, de lo que se trata es de aprovechar el tiempo que el no tener empleo nos proporciona. Y hacerlo ampliando nuestros conocimientos y dedicándole horas y esfuerzo a dedicaciones a las que antes no hacíamos caso y que pueden acabar siendo nuestro futuro laboral en poco tiempo. No sabemos si será sencillo o no, pero sí que estamos obligados a ello por razones obvias.