
Desde hace unas semanas compartimos con vecinos y vecinas de la ciudad un problema que padecen y del que han informado en tiempo y en forma a la autoridad competente, sin que por ahora (y la cosa viene desde el año pasado) hayan recibido información ni solución a sus demandas. El asunto es sobre las nuevas zonas de movida que los jóvenes han ido creando a su imagen y semejanza allí donde les ha convencido. Se trata, al parecer, de unos disidentes que no están de acuerdo con la elegida por la autoridad competente en el parque empresarial Europa, y han migrado hacia zonas en las que escasea la luz y no es compartida, al menos por ahora, por el número tan exagerado que encontramos los fines de semana en la avenida de Bruselas, por ejemplo. No obstante, lo que antes eran lugares de relativa paz y sosiego se han ido convirtiendo en poco tiempo en todo lo contrario, ya que los jóvenes no van solos a ninguna parte y menos sin sus vehículos y sus estruendosos equipos de música, que más parecen calles del infierno de una feria cualquiera. Y ahí están unos y otros: los residentes, sin la ración que les corresponde, porque se la han ganado durante toda la semana, de silencio para su merecido descanso; los circunstanciales, con exceso de casi todo, disfrutando también de casi todo con total impunidad y prestos siempre a plantar cara a quienes les exijan un poco de consideración. Quienes debían cortar por lo sano semejante despropósito, porque además permiten que se incumplan las normas en vigor dictadas por la Junta de Andalucía, es evidente que no quieren saber nada del asunto y han optado por no atender llamadas ni escritos y dejar a su suerte a quienes, sin comerlo ni beberlo, comparten una situación desesperante.
Llama la atención que actualmente este tipo de desencuentros entre la autoridad y el vecindario se haya convertido en norma y que quienes denuncian excesos de cualquier clase no se sientan amparados por quienes tienen específica y concreta obligación de ello. En el asunto que nos ocupa comprobamos que la razón les asiste y que el cauce legal escogido se ajusta a Derecho. ¿Entonces? ¿Dónde les decimos que se dirijan en busca de justicia para su causa? ¿Acaso debemos aconsejarles que contraten los servicios de un abogado y que sea éste quien les asesore y controle la situación? ¿Alguien puede decirnos, así las cosas, para qué nos sirven determinados servicios municipales, si cuando la ciudadanía los necesita les vuelven la espalda? Son preguntas lógicas, y si alguien les añade alguna intención concreta, que está en su derecho, se equivoca; sólo perseguimos respuestas a dudas justificadas de las que estos vecinos esperan de parte de quienes se supone que están a su servicio y no de de quienes usan y abusan de lo que es de todos con total impunidad.
Por otra parte, ¿no era oficial que la zona de movida de nuestra ciudad se había cerrado oficialmente en el parque empresarial Europa y que el resto de la ciudad había sido liberada de la presencia de quienes se reúnen a beber alcohol en la calle? La actitud que muestra la autoridad competente en asunto tan trascendente para el vecindario no es cosa menor; al contrario, su manifiesta dejadez e inhibición de sus obligaciones contribuye actualmente a la consolidación de infinidad de opiniones en contra de su trabajo. Como les hemos dicho a ellas y ellos, la responsabilidad del Ayuntamiento y de todos sus departamentos, secciones y personas es de los políticos, que son quienes marcan las diferencias y quienes hacen y deshacen. Son ellas y ellos los que trazan las líneas maestras del Ayuntamiento que desean para la ciudadanía y, por tanto, son los únicos responsables de lo mal hecho. Consecuentemente, nada mejor que hacerles llegar directamente lo que pensamos de su trabajo al frente de las responsabilidades municipales que tengan, exigiéndoles dedicación en los asuntos que dependan de sus decisiones y rogándoles que actúen en consecuencia cuando el asunto lo demande, que no otra cosa es lo que quieren los residentes de la zona de la piscina municipal cubierta y las calles río Betis y Genil.
Llama la atención que actualmente este tipo de desencuentros entre la autoridad y el vecindario se haya convertido en norma y que quienes denuncian excesos de cualquier clase no se sientan amparados por quienes tienen específica y concreta obligación de ello. En el asunto que nos ocupa comprobamos que la razón les asiste y que el cauce legal escogido se ajusta a Derecho. ¿Entonces? ¿Dónde les decimos que se dirijan en busca de justicia para su causa? ¿Acaso debemos aconsejarles que contraten los servicios de un abogado y que sea éste quien les asesore y controle la situación? ¿Alguien puede decirnos, así las cosas, para qué nos sirven determinados servicios municipales, si cuando la ciudadanía los necesita les vuelven la espalda? Son preguntas lógicas, y si alguien les añade alguna intención concreta, que está en su derecho, se equivoca; sólo perseguimos respuestas a dudas justificadas de las que estos vecinos esperan de parte de quienes se supone que están a su servicio y no de de quienes usan y abusan de lo que es de todos con total impunidad.
Por otra parte, ¿no era oficial que la zona de movida de nuestra ciudad se había cerrado oficialmente en el parque empresarial Europa y que el resto de la ciudad había sido liberada de la presencia de quienes se reúnen a beber alcohol en la calle? La actitud que muestra la autoridad competente en asunto tan trascendente para el vecindario no es cosa menor; al contrario, su manifiesta dejadez e inhibición de sus obligaciones contribuye actualmente a la consolidación de infinidad de opiniones en contra de su trabajo. Como les hemos dicho a ellas y ellos, la responsabilidad del Ayuntamiento y de todos sus departamentos, secciones y personas es de los políticos, que son quienes marcan las diferencias y quienes hacen y deshacen. Son ellas y ellos los que trazan las líneas maestras del Ayuntamiento que desean para la ciudadanía y, por tanto, son los únicos responsables de lo mal hecho. Consecuentemente, nada mejor que hacerles llegar directamente lo que pensamos de su trabajo al frente de las responsabilidades municipales que tengan, exigiéndoles dedicación en los asuntos que dependan de sus decisiones y rogándoles que actúen en consecuencia cuando el asunto lo demande, que no otra cosa es lo que quieren los residentes de la zona de la piscina municipal cubierta y las calles río Betis y Genil.
Nuestra recomendación a los vecinos ha sido que añadan a las habituales quejas y reclamaciones, la paciencia. Y es que cuando somos manejados por quienes entre sus preferencias no figura precisamente la ciudadanía, no podemos esperar milagros.