
Conviene recordar una vez más que las lluvias que venimos disfrutando, o sufriendo en algunos casos, no acaban de llenar los embalses que nos afectan, concretamente los de la cuenca del Guadalquivir, y más especialmente aún, el del Rumblar, que es de donde nos surtimos de agua potable y para el riego del campo. Cierto que a estas alturas del año hemos superado no sólo el agua caída en ejercicios anteriores, sino también la del año hidrológico, que como ustedes conocen se mide de septiembre a septiembre. Con ser no obstante un dato magnífico y tranquilizador, no debemos perder de vista la realidad que supone la escasez de agua en todo el mundo y, al mismo tiempo, que cada año será más complicado obtener agua de lluvia como está ocurriendo ahora. Por lo tanto, relajarse en las formas y volver a las maneras habituales, representa una importante vuelta atrás en la pérdida de agua por detalles aparentemente insignificantes, como dejar el grifo abierto cuando no nos hace falta o bañarse en vez de ducharse. Y no digamos nada del enorme consumo que representan piscinas y jardines, públicos y privados, especialmente cuando se usa el agua para la limpieza de recintos a cambio del uso de escobas y barredoras.
Según la meteorología española, mantendremos la actual cadencia de lluvias al menos hasta la llegada de la primavera, algo que ocurrirá el próximo día 21, y es posible incluso que en esta estación su presencia supere los niveles habituales. Por lo tanto, llegaremos al verano con más y mejores posibilidades de disfrutarlo sin restricciones, pero como es algo que no podremos mantener por mucho tiempo, recordar que el que guarda halla es como un seguro de vida. A estas alturas, cuando hemos tenido oportunidad de asistir a casi todo tipo de catástrofes naturales, cuando observamos unos cambios meteorológicos radicales y desconocidos, cuando comprobamos que entre las estaciones del año cada vez existe menos diferencia, lo extraño es que sigamos empeñados en no aceptar que el cambio climático y sus fatales consecuencias lo estamos padeciendo ya. Acercándonos a las predicciones de la Ciencia, no crean ustedes que encontramos información que nos anime a creer que seguiremos como estamos por mucho tiempo. En realidad, para el año 2040 el mundo comenzará un gran cambio en su habitual climatología que obligará a sus habitantes a plantearse severas restricciones a todos los niveles, especialmente en el consumo del agua, que para esas fechas habrá escaseado de tal forma que consumirla formará parte de los artículos de lujo.
Los Gobiernos del mundo mientras tanto, ya ven ustedes que hacen bien poco para contener el desmedido avance del deterioro general de la atmósfera. El país que más contamina, que no es otro que Estados Unidos, aunque anunció que apoyaría el protocolo de Kyoto, todo parece indicar que se trató de un brindis al sol de su anterior presidente, de funesta memoria por cierto, y que en realidad lo que pretendía era quedar bien con el resto del mundo, pero en ningún caso aceptar sus cláusulas como obligatorias e ineludibles. Más del cincuenta por ciento de los humos que emergen de las fábricas americanas son dañinos para la capa de ozono, pero el mundo está conformado de tal manera, que intentar poner freno a tan manifiesta intromisión en la salud del resto de la población mundial es sencillamente imposible.
Por todo esto, por como están las cosas, porque sólo lo que podamos hacer nosotros en beneficio nuestro y, de rechazo, para el resto de las personas, nos servirá al menos para contener el imparable avance de un cambio climático que se llevará por delante países enteros. Y lo más importante de una decisión tan solidaria y ejemplar, que necesita de un continuo esfuerzo para no caer en malas tentaciones, es unirse a quienes están en la misma línea de denuncia. No permitir que el agua se pierda por averías o instalaciones inadecuadas y denunciar a quienes la usen desmesuradamente, especialmente a los ayuntamientos que las utilizan para el riego de calles y jardines cuando a su disposición tienen agua no potable procedente de veneros y fuentes, debe formar parte también de la actitud responsable como a la que nos enfrentamos para el control que debe hacerse sobre el agua potable.
Según la meteorología española, mantendremos la actual cadencia de lluvias al menos hasta la llegada de la primavera, algo que ocurrirá el próximo día 21, y es posible incluso que en esta estación su presencia supere los niveles habituales. Por lo tanto, llegaremos al verano con más y mejores posibilidades de disfrutarlo sin restricciones, pero como es algo que no podremos mantener por mucho tiempo, recordar que el que guarda halla es como un seguro de vida. A estas alturas, cuando hemos tenido oportunidad de asistir a casi todo tipo de catástrofes naturales, cuando observamos unos cambios meteorológicos radicales y desconocidos, cuando comprobamos que entre las estaciones del año cada vez existe menos diferencia, lo extraño es que sigamos empeñados en no aceptar que el cambio climático y sus fatales consecuencias lo estamos padeciendo ya. Acercándonos a las predicciones de la Ciencia, no crean ustedes que encontramos información que nos anime a creer que seguiremos como estamos por mucho tiempo. En realidad, para el año 2040 el mundo comenzará un gran cambio en su habitual climatología que obligará a sus habitantes a plantearse severas restricciones a todos los niveles, especialmente en el consumo del agua, que para esas fechas habrá escaseado de tal forma que consumirla formará parte de los artículos de lujo.
Los Gobiernos del mundo mientras tanto, ya ven ustedes que hacen bien poco para contener el desmedido avance del deterioro general de la atmósfera. El país que más contamina, que no es otro que Estados Unidos, aunque anunció que apoyaría el protocolo de Kyoto, todo parece indicar que se trató de un brindis al sol de su anterior presidente, de funesta memoria por cierto, y que en realidad lo que pretendía era quedar bien con el resto del mundo, pero en ningún caso aceptar sus cláusulas como obligatorias e ineludibles. Más del cincuenta por ciento de los humos que emergen de las fábricas americanas son dañinos para la capa de ozono, pero el mundo está conformado de tal manera, que intentar poner freno a tan manifiesta intromisión en la salud del resto de la población mundial es sencillamente imposible.
Por todo esto, por como están las cosas, porque sólo lo que podamos hacer nosotros en beneficio nuestro y, de rechazo, para el resto de las personas, nos servirá al menos para contener el imparable avance de un cambio climático que se llevará por delante países enteros. Y lo más importante de una decisión tan solidaria y ejemplar, que necesita de un continuo esfuerzo para no caer en malas tentaciones, es unirse a quienes están en la misma línea de denuncia. No permitir que el agua se pierda por averías o instalaciones inadecuadas y denunciar a quienes la usen desmesuradamente, especialmente a los ayuntamientos que las utilizan para el riego de calles y jardines cuando a su disposición tienen agua no potable procedente de veneros y fuentes, debe formar parte también de la actitud responsable como a la que nos enfrentamos para el control que debe hacerse sobre el agua potable.