El pasado martes, con la presentación en sociedad de la lista del Partido Popular para las elecciones de mayo, se cerraba definitivamente el proceso que nos llevará hasta el mismo día de la cita electoral. En ningún caso nos hemos pronunciado sobre la idoneidad de los elegidos y elegidas, y tampoco en éste lo haremos. Las razones son variadas y desde luego que prima por encima de todas que no somos ni de lejos los más adecuados para valorar la idoneidad o no de cada uno de ellos. Ni siquiera nos planteamos cuestionar si algunos de los partidos han tardado más de lo que creíamos, porque, como nos enseñaron desde muy pequeños, cada cual cuece los alimentos en su casa como mejor le viene. En este caso, evidentemente, no se trataba de cocinar nada y sí de elegir de entre los mejores los más preparados para enfrentarse, primero, a los mítines propios de la campaña, y, segundo, en caso de ser premiados con el poder municipal, hacer lo propio con los cargos de responsabilidad que les sean dados.
En todas las formaciones políticas comprobamos que se ha cuidado el detalle, que se ha tenido en cuenta la puesta en escena, y ni siquiera el hecho de que en algunas hayamos detectado una particular y casi justificada euforia, nos sirve para plantearnos comentarlo. Es verdad que no todas las presentaciones de candidatos han sido apoyadas masivamente por militantes y simpatizantes, pero en situaciones de este corte hay que contar con infinidad de imponderables si de verdad si quiere ser ecuánime. Por otra parte, el hecho de que algún partido se haya dejado atrás a compañeras y compañeros que habían compartido responsabilidad en anteriores legislaturas, tampoco debe ser entendido como significativo de crisis mal disimuladas. Conviene recordar que donde manda patrón, el marinero tiene muy poco que hacer y decir, y no crean ustedes que para quienes se enfrentan a la tesitura de elegir y de eliminar es algo cómodo.
La realidad, y es lo que a nosotros nos importa, es que se ha cerrado el ciclo y que a partir de ahora se inicia la verdadera carrera para presidir nuestro Ayuntamiento, y que nos da la impresión de que por el camino escucharemos quizá demasiadas estupideces y descalificaciones personales que no aceptamos por principios. Por el momento, con una sola excepción que por otra parte confirma la regla y el estilo, no hemos escuchado en las presentaciones a las que hemos asistido a ningún candidato criticar al resto de compañeros o contrincantes. El hecho de que el Partido Popular se apoyara precisamente en la crítica sin más para convencer a los suyos de que el enemigo tiene nombre y candidato a batir nos pareció de mal gusto y desde luego inservible. Se les olvida a estos líderes que lo que se convoca son elecciones municipales y que, por costumbre y no menos por subsistencia, la población vota o debería votar generalmente gestión. Debe ser cosa de la excesiva motivación del momento y que también anden convencidos de que los suyos necesitan de arengas de corte militar que les inyecten pasión por el trabajo que deben desarrollar hasta el momento electoral, y que lo que debía ser un instante de trascendencia política limitada, pasa directamente a superior categoría y se imponen los menosprecios hacia el resto del mundo.
Repetimos que lo que nos toca hoy es agradecer a todas y todos los candidatos su dedicación por el trabajo que les espera a partir del 22 de mayo. Los que están convencidos de que a las corporaciones locales se llega a medrar se equivocan. Muy al contrario, las tareas son muchas y complicadas, y merecen nuestra mayor consideración y respeto. Una vez cerrado el ciclo, lo que nos queda es desearles a todas y todos suerte, además de capacidad de observación y de justicia para que sus diferentes labores las puedan desarrollar en beneficio de la colectividad.